La inconcebible ejecución de George Floyd por la policía de Minneapolis el 25 de mayo significó un parteaguas a poner fin al legado racista y brutal de la policía que tanto afecta las vidas de los afrodescendientes. Recortar el presupuesto, desmantelar y abolir los departamentos de policía fue el llamado a la movilización en todo el país. El 3 de junio, a pesar de la escalada de la COVID-19 y una orden permanente de confinamiento en el hogar, más de 10 mil habitantes en apoyo al movimiento de Black Lives Matter y a los recortes presupuestales al Departamento de Policía de San Francisco.

La gente exigió un cambio radical a la policía como la conocemos.

El 31 de julio, la alcaldesa London Breed propuso un presupuesto de dos años para su revisión y aprobación por parte del Comité de Presupuesto y Apropiaciones de la Junta de Supervisores. En él, afirmó la alcaldesa, proponía un recorte presupuestario de $40 millones cada uno de los próximos dos años al presupuesto de la policía para reinvertirlo en la comunidad afroamericana de la ciudad. Pero el problema fue que no lo hizo: al comparar el presupuesto del año pasado con el presupuesto propuesto, la alcaldesa solo proponía una disminución del 2.6% o un recorte de $18.1 millones al presupuesto policial de $692.9 millones del año pasado. Estos recortes provenían principalmente de puestos vacantes del personal.

Esto no proponía ningún cambio a la policía como la conocemos.

Este mes de agosto, los cinco supervisores del Comité de Presupuesto —la presidenta Sandra Fewer, Hillary Ronen, Shamann Walton, Norman Yee y Rafael Mandelman— escucharon a cada departamento y participaron en un proceso quejumbroso de debate y negociación entre ellos sobre recortes presupuestarios y reembolsos. Si bien es típico, el contexto de la aprobación del presupuesto de este año fue todo lo contrario.

Durante las sesiones de comentarios públicos de la Comisión de Policía en junio y del Comité de Presupuesto en agosto, que duraron 8, 9, 12 horas cada una, se realizaron llamadas para recortar el presupuesto a la policía, es decir, se hicieron cientos de llamadas literalmente en las cuales persona tras persona llamó para exigir a los funcionarios de la ciudad que desinviertan en la policía y mejor inviertan en vidas afrodescendientes, indígenas y gentes de color, y en alternativas de salud pública y seguridad pública a la polícia.

El viernes 21 de agosto, el Comité de Presupuesto discutió el presupuesto de la policía por última vez. La supervisora Hillary Ronen, respaldada por el supervisor Dean Preston, se tomó el tiempo para demostrar que la alcaldesa Breed y el jefe de policía Scott habían manipulado deliberada y engañosamente las cifras de los recortes al presupuesto policial. Entre tire y afloje, el Comité acordó $26 millones adicionales en recortes para el próximo año al cancelar 3 de las 4 próximas clases de la academia de policía y reducir el presupuesto de horas extras del departamento. La supervisor Ronen propuso despidos para que haya más fondos disponibles para alternativas a la policía, pero los despidos fueron rechazados de manera decisiva por la presidente Fewer y los Supervisores Walton, Yee y Mandelman. A modo de explicación, Fewer y Yee dijeron que no se sentían cómodos quitándoles trabajos a los policías. Mandelman dijo que su distrito tenía poco personal y necesitaba más policías. No recuerdo ninguna explicación de Walton sobre por qué se opuso al despido de oficiales.

Esto es la protección de la policía tal como la conocemos.

Al cierre de la sesión, cuando todo estaba dicho y hecho, los Supervisores se felicitaron por aprobar un total aproximado de recorte de $44.0 millones o 6.3% menos al presupuesto de la policía para el próximo año fiscal 2020-2021, en comparación con el último año fiscal de 2019-2020.

Esto no supone ningún cambio a la policía tal como la conocemos.

Esta noche, miércoles 26 de agosto de 2020, el Comité de Presupuesto aprobará el presupuesto total. Luego, el presupuesto se enviará al pleno de la Junta de Supervisores para su aprobación esperada. Salvo que despertemos en un universo alternativo, el presupuesto del departamento de la policía solo disminuirá en un 6.3% con respecto al año pasado. Otros departamentos, incluido el Departamento de Responsabilidad Policial, Niños, Jóvenes y Familias, y la Biblioteca Pública de San Francisco, enfrentarán recortes más pronunciados.

Esto no supondrá ningún cambio a la policía tal como la conocemos.

Mientras las discusiones sobre el presupuesto estaban en curso, la alcaldesa Breed llegó a un acuerdo tras bambalinas con la Asociación de Oficiales de la Policía de San Francisco (SFPOA), sin el conocimiento de la Comisión de Policía o la Junta de Supervisores, en el que retrasaría un aumento del 3 por ciento negociado previamente para los oficiales a cambio de un aumento salarial adicional del 6 por ciento en los próximos años. Los Supervisores Aaron Peskin y Walton ya declararon que se opondrán al contrato. Peskin estaba escandalizado de que la alcaldesa no hubiese por lo menos negociado la eliminación de una vez por todas la cláusula de reunión y conferencia que le da a la SFPOA el derecho de facto a cambiar la política pública aprobada por los funcionarios electos de la ciudad.

Esto es proteger a la policía tal como la conocemos.

El presupuesto de la alcaldesa y del Comité de Presupuesto no se suma a una respuesta creíble y equilibrada para desinvertir de la policía e invertir en una sólida red de seguridad social para las comunidades más afectadas por la inversión histórica en la vigilancia policial violenta y racista.

Este presupuesto es una decisión para mantener intacto el núcleo podrido del Departamento de la Policía de San Francisco.