Miembros y partidarios de la Unión de Trabajadores del Servicio Postal protestan frente a la tienda Staples ubicada en las calles Van Ness y Sacramento. Foto Anna Villalobos

El pasado 28 de enero tuvo lugar en San Francisco la primera de una serie de protestas planeadas para denunciar lo que trabajadores del sindicato consideran la privatización del servicio postal de los EEUU.

Más de cien personas —muchas de ellas luciendo camisetas azules o rojas con el lema ‘El correo de los EEUU no está a la venta’— se congregaron en la esquina de las calles Van Ness y Sacramento en una fría mañana de aquel martes, frente a la tienda Staples Inc.

La protesta estaba constituida por un variado grupo de miembros del sindicato American Postal Workers Union (APWU), empleados de correos en activo y jubilados, y simpatizantes. Con pancartas y altavoces, vinieron a mostrar su indignación ante una asociación que nació el año pasado entre el Servicio Postal de los EEUU (USPS, por sus siglas en inglés) y la tienda Staples.

La asociación es el resultado de un programa piloto para ampliar los servicios de la oficina de correos en dichas tiendas de todo el país que se puso en marcha en octubre pasado. La iniciativa fue recibida con indignación por los trabajadores del sindicato de correos, que creen que están siendo suplantados por empleados no capacitados de Staples.

“Estamos aquí para protestar contra la privatización de los servicios postales públicos a empresas privadas como Staples”, dijo Paul Lew, trabajador de correos durante 28 años. “(El programa) conlleva el posible cierre de muchas de nuestras oficinas de correos —creo que correos es una entidad pública y pienso que esa es la verdadera amenaza”.

El programa piloto de un año de duración ha abierto ‘ventanillas’ de correos en 82 tiendas Staples en los estados de California, Georgia, Massachusetts y Pennsylvania, con la intención de ampliar el servicio a miles de otras ubicaciones.

Las nuevas unidades postales ofrecen algunos de los servicios más populares de las oficinas de correos tradicionales —venta de estampillas, correo nacional e internacional, y correo urgente y de prioridad.

Para la consternación de los miembros de APWU, el plan no considera la posibilidad de emplear a trabajadores actuales de la oficina de correos, ya que los puestos de trabajo los ocuparán empleados de Staples. “Si estos servicios piloto tienen éxito con otros trabajadores que no sean los de correos… tememos que las oficinas de correos en los alrededores cierren y eso nos quitará aún más puestos de trabajo”, dijo Michael Evans, presidente de APWU.

Según Omar González, Coordinador Regional de AWPU en la Costa Oeste, el servicio postal ha sufrido una pérdida de 138.000 puestos de trabajo en los últimos tres años.

“El director general de correos no está… protegiendo ni defendiendo el USPS y lo que tenemos aquí en Staples son trabajadores que están ganando el salario mínimo, no es un salario digno y están haciendo el trabajo que deberían hacer los trabajadores de correos”, dijo Rich Shelley, organizador de los trabajadores. “Buenos empleos que ayudan a las familias se están convirtiendo en puestos de trabajo mal pagados”.

Las razones para la existencia del nuevo programa, dicen sus partidarios, son la comodidad y el tiempo que se ahorran los clientes al ofrecer servicios postales fuera del horario de oficina regular —además de la reducción de costos y la generación de ingresos para USPS.
Sin embargo, los miembros del sindicato piensan lo contrario.

“Si el servicio de correos estuviera interesado ​​en lo que quiere el consumidor, entonces no estarían combinando instalaciones como lo están haciendo”, dijo Phillip Warlick, director legislativo de APWU. “El servicio de correos está escuchando a empresas privadas en vez de escuchar al público y eso es un gran problema para nuestra democracia”.

La puesta en marcha del programa con Staples, conforme a varios trabajadores de correos, supone una amenaza para el empleo bien remunerado.

A pesar de los recortes en los beneficios laborales de los últimos años, muchas personas aún consideran que el servicio postal sigue siendo una manera estable y decente de ganarse la vida —proporciona un buen sueldo, beneficios laborales, preferencia de contratación para veteranos de guerra y promueve historiales profesionales que se extienden varias décadas.

“Mi cuñado regresó de Vietnam hace 40 años y se fue a trabajar a la oficina de correos — formó una familia con un trabajo de clase media decente, con beneficios laborales decentes”, dijo Sal Rosselli, presidente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Salud. “Esos puestos de trabajo están amenazados por gente que gana un salario mínimo y que dura poco en los puestos de trabajo”.

Representantes de USPS no estaban disponibles para hacer comentarios, pero en un comunicado impreso declararon: “El Servicio Postal ha establecido ya acuerdos con más de 65.000 socios minoristas para proporcionar un acceso alternativo a los productos y los servicios postales”.

Los trabajadores sindicalizados declaran que no se oponen a la ampliación de los servicios postales ni a hacerlos más accesibles mediante la apertura de más lugares de atención al cliente y horarios. Incluso podrían considerar la opción de asociación con Staples, siempre y cuando miembros del sindicato entrenados fueran los trabajadores colocados en esos nuevos puestos con sus contratos actuales.

La inconformidad del sindicato respecto a la asociación de USPS con una entidad corporativa no sólo se debe al temor de despidos, para muchas personas ha abierto un debate sobre la privatización que está arrasando con los servicios públicos e instituciones de todo EEUU.
Y no sólo en este país. El servicio postal TNT en Holanda, Deutsche Post en Alemania y el Royal Mail en el Reino Unido, todos han sufrido recientemente algún tipo de privatización.

“(La privatización) es como un reptil —está calando silenciosamente y cuando nos golpee será demasiado tarde”, dijo Pam Tau Lee de AFT 2121, el sindicato de maestros del City College de San Francisco. “Estamos realmente viviendo un cuento de dos ciudades aquí, y una de las ciudades se está diezmando mientras la gente está sufriendo y está siendo expulsada”.

“Sentimos como si estuviéramos peleando contra una avalancha”, agregó.

—Traducción Alfonso Agirre