Sandra Cuadra, en la escalera de su casa en la calle Harrison. Foto Mabel Jiménez

Después de que a una residente de la Misión de toda la vida y a su familia se les negara el servicio en un restaurante local, la comunidad ha exigido una investigación de la alcaldía.

“No queríamos pensar que nos rechazaron porque todos somos latinos, pero no había ninguna razón para que nos rechazaran”, escribió Sandy Cuadra en un correo electrónico, en un esfuerzo para movilizar el sentimiento de comunidad al sentirse ella y su familia víctimas de la discriminación.

Cuadra buscó la solidaridad mediante el envío de una carta a 52 miembros de la comunidad, incluyendo a empleados de la ciudad, representantes de organizaciones sin fines de lucro, empresarios locales y vecinos. El Tecolote estaba entre la lista de los destinatarios. Poco después, se hizo evidente que para muchos, este incidente fue la gota que colmó el vaso.

Una multitud de correos electrónicos llenos de enojo a raíz de lo que le sucedió a Cuadra se transformó con rapidez en un foro para frustraciones reprimidas sobre el aburguesamiento –tanto para residentes de la Misión de toda la vida como para recién llegados. El acalorado intercambio de aproximadamente 50 correos electrónicos agitó una conversación que muchos miembros de la comunidad sentían necesaria desde hace mucho tiempo.

Durante la celebración del Día de César Chávez el 20 de abril, Cuadra y su familia de 5 acudieron al restaurante Local’s Corner en las calles 23 y Bryant esperando sentarse en una mesa sin ningún problema. Sin embargo, un camarero en el establecimiento les negó el servicio, al decirles que no podían acomodarlos, sin más explicaciones.

Sorprendida y descorazonada, Cuadra escribió un informe formal al Supervisor del Distrito 9, David Campos, quien confirmó mediante un correo electrónico que se está tomando en serio el asunto, y ha enviado ya el informe a la Oficina de Derechos Humanos de la alcaldía para más investigación.

Cuadra afirmó que “los correos electrónicos que se enviaron a diestra y siniestra muestran que este tipo de incidentes siguen ocurriendo”.

En una reunión con la familia Cuadra, Yaron Milgrom, propietario de Local’s Corner, simpatizó con Cuadra, pero subrayó que el incidente no sucedió como consecuencia de una preferencia racial por parte de su negocio.

El activista local Roberto Hernández y Eric Arguello, de la Asociación de Comerciantes y Vecinos de la Calle 24, quienes también estuvieron presentes en la reunión, expresaron el sentirse desplazados, en nombre de muchos latinos en el barrio.

‘Hay que entender que lo que pasó es lo que todos hemos estado viviendo aquí en el barrio”, dijo Hernández. “Usted es bienvenido aquí, pero hemos estado aquí —hemos crecido aquí, hemos visto los desalojos, y hemos visto el aburguesamiento aquí.”

Milgrom propuso que para evitar este tipo de incidentes en el futuro hay que aprender a convivir en este barrio que está cambiando tan rápidamente.

“Nuestros intereses —cuando los emparejamos— hay más probabilidades de que se cumplan que cuando luchamos”, dijo. “No estamos trabajando juntos para mejorar como una comunidad compartida, creo que es una oportunidad perdida cuando se convierte en mestizos contra blancos”.

Milgrom señaló que la diversidad de la Misión es lo que inicialmente le atrajo del barrio, y agregó que “no quiero estar aquí si es diferente.”

Si bien parte de la rabia y las denuncias se suavizaron durante la reunión, ambas partes están de acuerdo en que fue sólo el comienzo de un diálogo muy necesario para hacer frente al aburguesamiento.

“¿Cómo tomamos una situación negativa y le damos la vuelta?”, preguntó Hernández, quien agregó que “los dueños de negocios y nuevos residentes tienen la responsabilidad de ser parte de la comunidad, y no sólo beneficiarse de los ingresos y de la cultura.”

Dueño de restaurante de la Misión responde a controversia

—Traducción Chris Y. Campbell