El asma afecta a jóvenes afroamericanos y latinos con mayor frecuencia y dureza que a jóvenes caucásicos. Foto Courtesy University of Virginia School of Medicine

Secreciones nasales, fiebres altas y tos incesante; mientras que el frío invernal continúa en San Francisco, el número de enfermos sigue creciendo en toda la ciudad.

Obligados a quedarse en casa por el clima, los niños son especialmente los más vulnerables a enfermarse. Para los niños con asma, el invierno puede ocasionar mayores trastornos en su salud.

El asma es una enfermedad crónica de los pulmones caracterizada por la inflamación de las vías respiratorias, resuello, tos, dificultad respiratoria y contracción del pecho. En años recientes, los casos de asma en los EEUU alcanzaron cifras astronómicas.

Según un estudio encuesta del Departamento de Salud y Servicios Humanos, actualmente 7.1 millones de niños padecen asma.
Jaime Ruiz, un Pediatra que por 16 años ha sido parte del Mission Neighborhood Health Center, dice que desde el comienzo del invierno, atiende entre cinco y siete pacientes asmáticos a la semana.

La enfermera Kathleen Ward de la escuela primaria Everett, donde aproximadamente hay cuarenta estudiantes con asma, dice que además de tomar medicamentos recetados, existen métodos simples y preventivos que pueden ayudar a mantener los pulmones sanos. “Si un niño que no tiene gripe o resfriado presenta síntomas asmáticos, es porque algo no está funcionando en su plan de salud y debería contactarse a su médico”, dice Ward, quien además es madre de un paciente asmático. “Las medicinas no sólo son importantes durante la enfermedad, antes de ejercitarse o como prevención para algunos niños, sino también el tener hábitos saludables como lavarse las manos, tomar agua, no sobrecalentar la casa y eliminar los elementos reaccionantes para asmáticos”.

Como respuesta a los esfuerzos de la comunidad para combatir el rápido crecimiento de los problemas de salud respiratoria en niños, la Junta Directiva de San Francisco instauró el Asthma Task Force en el 2001.

David Lo, un educador de la salud del Departamento de Salud Pública de San Francisco (SFPH) desde 1995, ha trabajado con la ATF, médicos, defensores comunitarios y profesores para enfocarse a un nivel macro sobre cómo las discrepancias ambientales influyen en estos problemas de salud. Sin embargo, en el 2011 el gobierno local revocó el estatus de órgano legislativo a la ATF; desde entonces, ésta funciona como una organización independiente.

“La sustentabilidad del programa es un gran desafío” dijo Lo. “No tenemos mano de obra, recursos ni fondos. Casi no tenemos empleados en la ATF, lo que lo hace difícil”.

David Lo refirió varios logros del programa incluyendo el ‘Proyecto Cloro’, que busca generar conciencia sobre los efectos dañinos del uso del cloro en espacios destinados al cuidado de niños. El Centro Compass de Niños de San Francisco fue el primero en dejar de usar productos con cloro, desde entonces los síntomas de asma han decrecido en los niños y los empleados.

A pesar de estos logros, un estudio de la ATF del 2011 reveló que 65% de los encuestados no recuerdan o nunca recibieron entrenamiento sobre asma por parte del Distrito Escolar Unificado de San Francisco (SFUSD). Según Ward, la mayoría de los niños son diagnosticados con asma durante la primaria.

La falta de entrenamiento a profesores y empleados del SFUSD sobre esta enfermedad resulta un riesgo si se considera el hecho de que, del 2006 al 2008 más de 200 niños de cuatro vecindarios que registraron los niveles más altos de asma —el distrito de la Misión, Ingleside, Lake Merced y Bayview Hunter’s Point— fueron hospitalizados por crisis asmáticas.

El distrito de Bayview, debido a sus factores ambientales, tiene los niveles más altos de niños asmáticos. Según un estudio de caso de la Healthy American encabezado por la organización Trust For America’s Health, uno de cada seis niños de Bayview padece de asma. Ese vecindario también tiene cuatro veces más casos de hospitalización por asma que el resto de California.

Las hospitalizaciones pueden afectar las finanzas de las familias. Una hospitalización promedio cuesta (3.8 días) $3.102. Los medicamentos para tratar síntomas asmáticos tales como inhaladores, antinflamatorios y antialérgicos promedian mensualmente entre $114, $233 si no se cuenta con seguro y dependiendo de cuánto sea requerido.

En el Mission Neignorhood Health Center, donde la mayoría de los pacientes son latinos de bajos ingresos o inmigrantes, Healthy San Francisco provee el recurso financiero para pagar esos medicamentos costosos. Según Ruiz, las medicinas preventivas no son suficientes. Además del cuidado preventivo, es crucial ir más allá hasta entender la enfermedad como tal.

“No hay forma de que nosotros solos llevemos a cabo el cuidado preventivo, se requiere de un proyecto mayor”, dijo Ruiz. “Pero con la cooperación de la comunidad, una mejor educación y entendimiento de las enfermedades en las escuelas, hospitales y pacientes, podremos hacer cosas como estas”.

Este artículo fue producido en colaboración con la profesora Katynka Martínez de la clase de perediosmo Latina/Latino en la SF State University.