El sonido de la secadora se escucha desde la banqueta mientras uno se acerca al salón de Omar y Cristian. La luz entra por las ventanas y los reflejos de los coches que pasan se miran en los espejos del lugar. La Cubana, pasa sus dedos entre los cabellos de un cliente, “¿Ya?”, le pregunta. Termina de peinarlo, camina al otro lado del salón para tomar asiento y así comienza a compartir su historia. 

“La vida en Cuba es un poco difícil”, dice Deborah Hecheveria mientras se reclina en la silla de la peluquería. “Mi mamá tenía una peluquería particular y ahí hacíamos alaciado y tinte y yo arreglaba las uñas. Yo ya tenía una idea de lo que quería y de ahí, luchando”.

Hecheveria de 38 años de edad, trabaja en una peluquería entre las calles 22 y Alabama. Su cabello teñido de un tono rojizo-morado hace contraste con su tez morena. Sus uñas largas y moradas adornan sus manos junto con sus anillos. Manos que han estado cortando y estilizando cientos de cabelleras en la Misión desde 2006. 

Ella es originaria de la Habana, Cuba y lleva 20 años de matrimonio. Ella y su marido emigraron juntos a los EEUU en 2004, pero su trayecto no fue directo ni nada fácil.

“Yo salí de Cuba… y de Guatemala pase 9 meses para reclamar a mi esposo. Cuando ya tenía prácticamente todo lo de mi esposo arreglado, ya le habían dado su visa y todo en Cuba para Guatemala. Tuve que salir de Guatemala con otros cubanos hacia México. Ahí estuve detenida en Tapachula, después en el D.F. y ahí  encontré a mi esposo. A los 16 días de estar ahí, un mes y 16 días nos dieron la libertad. Con el derecho de vivir en México y entonces me fui a vivir a Matamoros. En Matamoros cruce la frontera para Texas”, narra Hecheveria.

Ella y su esposo tuvieron algunos problemas en México porque las autoridades no les permitieron trasladarse por el territorio aunque contaban con la documentación que les daba libre paso a cualquier parte de México. Hecheveria disputó el caso con las autoridades hasta que finalmente les concedieron el libre paso. 

Estuvieron detenidos en Texas por una semana a finales de 2004. Los dos hicieron tres días de viaje en camión de Texas a Oakland, California, en donde se reunieron con la madre y el hermano de Hecheveria quienes ya vivían en los EEUU. 

“Son nueve hermanos en total. En Cuba dos, en Puerto Rico uno, los demás estamos regados en los EEUU”, dijo Hecheveria. 

Ella ya sabía lo que en realidad quería hacer cuando comenzó a arreglar uñas en el salón de su mamá en Cuba: quería hacer otro viaje, pasar de las manos a la cabeza. 

“A mi la peluquería me gusta… yo creo que nací con ese don. Yo trabajo tranquila, trabajo bien. Es mi trabajo no es que estoy esforzándome por hacer algo que no me gusta. Cuando yo me esfuerzo, es porque es un trabajo que me gusta”, reconoce.

Estudió la carrera de estética en este país y lleva trabajando con los mismos dueños argentinos de la estética Omar y Cristian por 16 años. Dice que está muy cómoda ahí y que tiene una buena relación con sus compañeros de trabajo. 

“Trabajo de martes a domingo. Tengo flexibilidad con el tiempo, por ejemplo, si quiero llegar a las 11 de la mañana le puedo decir voy a entrar a las 11 a.m. Me voy a las 5 p.m. , me voy a las 5 p.m.”. 

Cristian Baldini es co-dueño junto con su pareja Omar. Baldini habló cálidamente de su experiencia trabajando con ella. 

“Hicimos un clic inmediato, tiene un muy buen sentido del humor. Fue una relación que fue creciendo, hoy en día es como si fuéramos familia. Después de tantos años hemos compartido momentos alegres, momentos tristes, todo, absolutamente todo…,” dijo Baldini. 

“Debora vino con muchas ansias. Le encanta lo que hace, todo es muy fácil para ella y el acoplarse a nosotros…”, dijo Baldini, quien cortó la conversación para prepararse a contar una anécdota chistosa sobre ella: “Fue el primer día de trabajo. Yo tenía mucha gente ese día. Deborah estaba acostumbrada a que la peluquería fuera un poco más lenta pero ese día era tanta la gente que teníamos. Ella vino bien vestidita con su zapatos de tacón. Se fue y yo le dije a Omar, no vuelve. Porque se fue cansada…bueno…al otro día volvió”, de pronto interrumpe ella que estaba atendiendo a un cliente y dice: “Y al otro día, a las seis de la mañana”, dijo con un aire de orgullo, mientras soltaba un risa que agregó a la buena vibra que se sentía dentro del salón. 

Hecheveria se identifica como latina. Cuando se le hizo la pregunta sobre qué significaban para ella las palabras afrolatina, latina, y negra, ella contestó usando una frase que más bien sonaba a una especialidad de una dulcería o repostería: “ Me dicen chocolatada porque soy como chocolate. Me dicen “oye no hablas inglés y eres morenita”. Soy de Cuba, en Cuba hay de todos los colores, hay una mezcla”.

Sin embargo ella está consciente de qué tan delicado puede ser el tema del colorismo y el racismo. Todo depende de la situación y de la forma en que uno dice las cosas. Cuando se le preguntó sobre cómo se sentía al ser llamada por esos apodos ella contestó: 

Deborah Hecheveria, una estilista originaria de la Habana, Cuba, ha trabajado por 16 años en la estética Omar and Cristian’s, ubicada en la Misión. Foto: Alexis Terrazas  

“…para todo me dicen Negra. Normal. Es que de todo esto lo que significa es la manera como te lo dicen. Yo no siento que me están discriminando por ser negra. Negra pa qui, negra pa aya, ok. Pero todo está bien. Yo no tengo problema con mi color”, dijo Hecheveria.

Ella dice que las personas la confunden con afroamericana, y que ella no siente una conexión con la cultura o las palabras afrolatina.

“Yo soy latina. Aunque me confunden con ser morenita americana, yo soy latina,” dijo.

A ella le gustaría ver que la comunidad latina fuese más unida. Además de las playas cubanas, ella extraña a sus amistades y el sentido de comunidad y fraternidad. 

En esa parte yo creo que la comunidad latina debería de unirse un poco más. Hay que apoyarse en todo. Hay veces que están en una fila, es costumbre cubana, me voy a collar delante de este por que la tiene igual que yo, “no,no,no tu no vas ahi, tu vete pa tras.” Entonces esas son cosas que deberíamos ayudarnos, si tu eres Latino igual que yo tu ponte aquí…Yo se que es una falta grande pero es costumbre cubana. Si tu eres mi amiga y yo vengo en una fila, yo te pongo delante de mí. Eres mi hermano o no, ¿qué pasó? Porque eso pasa en Cuba, mucho. Por eso hay tanto problema”, se ríe. 

Con casi 18 años viviendo en los EEUU, Hecheveria sigue guardando un cariño especial a su patria. Ha viajado a Cuba para llevar comida y medicamentos para su familia por la necesidad que hay en ese país, especialmente por los efectos de la COVID-19. 

La Cubana se prepara para su próximo viaje a Cuba con su esposo: “En esta ocasión creo que voy a estar un mes. Porque ahora sí vamos con tiempo, viajo con mi esposo, ya voy con más tranquilidad”.

¿Si pudiera regresar en una maquinita de tiempo, que consejo se daría a usted misma? Y Hecheveria respondió:

“Hubiera estudiado otra cosa. A lo mejor la peluquería pero con más empeño… pero como no se inglés eso me detiene un poquito. Pero de todas maneras todo se puede hacer. Aquí lo que hay que hacer es luchar y ponerse pa’lante”.