Campus de la Misión del City College de San Francisco. Photo El Tecolote archives

Jesus Dávila inmigró a los EE.UU. por las mismas razones que muchos otros de México: por oportunidades educativas y por el trabajo.

Dávila, un estudiante de City College, quiere transferirse a la Universidad de California en Berkeley (UC Berkeley por sus siglas en inglés) para estudiar ingeniería de la arquitectura. Habló de la asombrosa variedad de edificios en la colonia Tenderloin, y sus ojos crecieron en amplitud al hablar de los viejos rascacielos en el centro de la ciudad.

“Quiero tener mi propio edificio, diseñarlo, y que cuando pase la gente, digan ‘wow, ¿quien hizo eso?” dijo.

Dávila llegó a los EE.UU. en 1992, y después de sólo un mes en California, fué golpeado por un tren de carga en Oakland. Su columna vertebral se rompió, y perdió el uso de sus dos piernas.

Después de seis años entrando y saliendo de hospitales, Dávila sintió que nunca lograría los sueños que tenía cuando salió de Chihuahua, México. Entonces encontró a City College de San Francisco, y comenzó a tomar clases de inglés como segundo idioma (ESL por sus siglas en inglés) en el campus de la Misión. El acredita a sus clases ESL con sacarlo de su depresión.

“Si estas clases no hubieran estado ahí para mí, yo no estaría aquí en estos momentos. Todo lo que soy es gracias a la escuela, mi familia, y Dios”, dijo Dávila hablando justamente afuera del Cuarto de Arcoiris en el centro LGBT en la calle Market.

Dávila, quien hoy cuenta con 40 años de edad, estuvo aquí para dar algo a la escuela que ayudó a salvarle la vida.

Jesus Dávila cuenta cómo desarrolló sus habilidades para el liderazgo en el campus de la Misión del City College en el Centro Comunitario LGBT de San Francisco el 9 de Julio. Photo Andy Sweet

Amenazas de Cierre

City College saltó a los titulares recientemente por estar en peligro de cierre después de recibir un mordaz reporte de acreditación de la Asociación de Escuelas y Colegios del Oeste (WASC por sus siglas en inglés). Si el colegio no se pone en forma para el 15 de octubre, pudiera perder su acreditación, y con ello, todos sus fondos.

Aunque muchos en la comunidad colegial—desde el rector hasta las uniones—dicen que es improbable que el colegio se cierre completamente si no se pone en forma a tiempo, una posible consecuencia siendo discutida es el cierre de algunos de los nueve campuses del colegio, una posibilidad si otra agencia de gobierno toma posesión de la escuela.

Esto significaría problemas para la población latina de San Francisco, y la Misión en particular. City College tiene 90.000 estudiantes, 18.900 de ellos son latinos, según información de CCSF del 2010.

Con un 38 por ciento de la población de San Francisco siendo nacida en otros países, según estadísticas del colegio, la demanda por clases ESL es más alta que nunca. 20.000 estudiantes utilizan el departamento ESL escolar cada año, centrado primeramente en los campuses John Adams y el de la Misión. Comparativamente, el departamento de inglés universitario de la escuela sólo sirve a 7.000 estudiantes al año.

“[La escuela] pudiera intentar reducir el tamaño del programa sin crédito universitario ESL para incluír solamente la facultad de tiempo completo que no puede ser reasignada a ningún otro lugar, y dejar ir a los de medio tiempo”, dijo Susan Lopez, instructora de ESL del campus de la Misión. “Esto pudiera ser el peor de los casos—desastroso. No creo que la comunidad inmigrante permitiría que ésto suceda. Creo que habría un tumulto.”

Salven la Escuela

Muchos de la comunidad del campus, como Dávila, se presentaron a una junta de ayuntamiento de emergencia para discutir los planes para salvar a la escuela y sus campuses. La habitación estaba empacada con más de 100 estudiantes y facultad para escuchar a la líder de AFT 2121, Alisa Messer y al supervisor de ayuntamiento, Eric Mar, decirles el destino del colegio. Mucho antes de que empezara el evento, el centro LGBT tuvo que regresar a algunas personas.

Xiomara Martinez fue una de las estudiantes ahí esa noche apoyando a City College. Ella y su esposo están trabajando para adquirir sus diplomas de high school en el campus de la Misión, mientras ella trabaja limpiando casas. Martinez dijo que sus dos hijos, Andrés, de 4 años de edad, y Giovanni, de 7, la mantienen motivada en sus clases.

“Está abriendo las puertas del éxito para mí”, ella dijo. “Si se cierra la escuela, pudiera ser trabajadora de sueldo mínimo para siempre. ¿Cómo voy a cuidar a mis hijos sin una carrera?”

Martinez está estudiando matemáticas, y dice que espera ser maestra algún día, quizás en City College.

Cuando se le preguntó porqué sería significativo si el campus de la Misión fuera cerrado, aunque se mantuviera abierto el campus principal de la avenida Ocean, Martinez se puso lívida.

“Yo voy ahí porque es mi comunidad. En la Misión conoces a gente del Perú, Guatemala, Colombia … ves a aquellos que son tan distintos y aún son familia,” dijo ella.

Dávila dijo que era más importante que sólo un sentimiento de familiaridad. La comodidad de estar con otros hispano hablantes nativos, muchos de ellos de su edad, hace que el camino al aprendizaje sea mucho más fácil para él. Acredita al campus de la Misión con levantarlo de su depresión, y hasta de convertirlo en un líder (es vice presidente del consejo de la asociación estudiantil en el campus de la Misión, y planea postularse a la presidencia el próximo semestre, si aún existe el colegio).

Chris Jackson, administrador de la Junta del Colegio, fue crítico del reporte de WASC, diciendo que si City College cierra cualquiera de sus nueve campuses, los cuales fueron financiados por medidas de bonos estatales y de la ciudad, perdería cualquier bono futuro hasta por siete años.

“Necesitamos hechar un vistazo largo y fuerte antes de cerrar cualquiera de los campuses”, dijo Jackson.

Cerrar las clases de ESL también le costaría dinero al colegio, dijo Lopez. Existen 67 departamentos en City College, pero un 15-16 por ciento del prorrateo en el colegio es generado tan sólo por las clases sin crédito ESL. Prorrateo es el dinero que el estado reembolsa al colegio cada año por cada estudiante inscrito, el cual para ESL alcanza un total de $23 millones de dólares al año.

“Si las clases sin crédito universitario [ESL] fueran eliminadas completamente, el colegio tendría que encontrar otra fuente de prorrateo similarmente confiable”, dijjo Lopez.

La batalla al frente

Los estudiantes como Dávila y Martínez han prometido continuar manifestándose y defendiendo a la escuela por todo San Francisco. Mucho se planea en los próximos meses, esparciéndose por los medios de comunicación sociales, como el hashtag #saveCCSF en Twitter, conforme más estudiantes se unen a la causa.

“¿Cómo puedo quedarme en casa, cuando hay tanto por hacer?” dijo Martinez.

En una ciudad de 800.000, una de cada tres personas en San Francisco han asistido o conocen a alguien que ha asistido a esta escuela, dijeron los organizadores de la manifestación del colegio.

El sonido de la multitud dentro de la habitación se hizo más fuerte, y Dávila comenzó a indicar que necesitaba unirse nuevamente a los estudiantes, y pronto estuvo dentro de nuevo, donde los estudiantes y la comunidad estaban ocupados planeando para el futuro.

Dávila tiene el impulso de terminar sus últimos semestres para poder realizar su sueño y transferirse. El futuro del colegio, sin embargo, continúa siendo incierto.

—Traducción Mabel Jiménez