Berta Cáceres en el río Gualcarque, al oeste de Honduras donde ella, la COPINH y pobladores de Río Blanco se han mantenido durante tres años luchando para detener la construcción del proyecto de la Hidroeléctrica Agua Zarca que pone en grave riesgo el medio ambiente local, al río y a las comunidades indígenas Lenca. Foto Tim Russo

La activista ambiental Berta Cáceres de la nación indígena Lenca, fue asesinada en su casa en La Esperanza, Honduras, el pasado 3 de marzo a manos de un pistolero armado. Cáceres, que fue una de las seis personas receptoras del prestigioso Premio Ambiental Goldman 2015, trabajó para defender su tierra ancestral contra las poderosas industrias madereras y mineras multinacionales.

En 2011, Cáceres junto con el Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH, por sus siglas en inglés) defendieron el río Gualcarque, que es sagrado para el pueblo Lenca, oponiéndose a la construcción de la presa hidroeléctrica Agua Zarca.

Berta Cáceres se reúne con miembros de la COPINH para conmemorar a las víctimas asesinadas durante los dos años de lucha. Foto Tim Russo

“Durante los últimos 500 años hemos estado luchando en defensa de nuestra tierra, en defensa del agua”, dijo a El Tecolote en 2015. “Los Lenca son gente del agua, de maíz, y los ríos son sagrados para nosotros. Los Lenca consideran una agresión contra el río como una agresión contra el pueblo”.

Cáceres dijo que había recibido múltiples amenazas de muerte y tuvo que obtener un documento legal en el que establece qué hacer con el dinero del premio en caso de que fuera asesinada.

“En un país como Honduras… esto es algo que es probable, no un pensamiento lejano —la muerte nos rodea”.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos la incluyó en su lista de “personas bajo amenaza” en 2009. Al día siguiente se dictaron medidas cautelares en su defensa y otros activistas, a la vez que reportes reconocían que fuerzas militares habían rodeado su casa.

Cáceres fue una líder clave contra el golpe de estado que expulsó al presidente Manuel Zelaya.

Al cierre de esta edición, existe una campaña para liberar a Gustavo Castro Soto, el ecologista mexicano y coordinador de Amigos de la Tierra México, que fue testigo del asesinato de Cáceres. El sufrió dos heridas de bala y sigue detenido por el gobierno hondureño. Muchos han expresado su temor por la seguridad de Soto.

Honduras es uno de los lugares más peligrosos del mundo para el activismo ambiental; de acuerdo la organización no lucrativa Testigo Global, doce ambientalistas han sido asesinados allí desde 2014.

— Traducción Fern Echevarria