Miembros de la Confech (Confederación de Estudiantes de Chile), descubren sus pechos durante una protesta en contra de la educación sexista en Chile, el 16 de mayo. Foto: Agencia Uno/Publimetro.cl
Carlos Barón

Cada vez me cuesta más leer las noticias: violencia, mentiras, Trump, muerte. Peligroso para la salud mental.

Pero hay excepciones.

Hace pocos días, al revisar sin mucha gana las noticias que nos asaltan diariamente en diversos medios de comunicación, descubrí un breve, espectacular y poderoso video. Pasó en Santiago, Chile. Mostraba una manifestación femenina en contra de algunos de los muchos males que envenenan nuestras sociedades patriarcales contemporáneas. Entre ellos, el sexismo, manifestado (¿o ‘machoinfectado’?) en la horrenda posición inferior que ha sido históricamente asignada a las mujeres. Algunas de las malignas consecuencias de esa posición secundaria son la violencia doméstica y el acoso sexual.

Las participantes en la manifestación eran —principalmente— estudiantes universitarias y sus demandas tenían un foco central: cambiar lo que consideran una educación sexista.

Las jóvenes se veían realizando una enérgica coreografía, evocadora de un baile llamado Haka Toru. Es una danza ritual del pueblo Maorí, originario de Nueva Zelanda.  Ese baile se usa en distintas ocasiones, incluyendo funerales, matrimonios, o como un ritual intimidatorio previo a los juegos de rugby masculinos y femeninos de samoanos o neozelandeses. El ritual se usa como un desafío en contra de un rival. Además, puede ser un mensaje poderoso y positivo, que dice a quien recibe el mensaje “¡Se fuerte!”, o “Tú puedes lograrlo”. ¿Sí se puede?

Aunque parecida a un ritual Haka, la versión de las jóvenes chilenas era muy propia. Ellas bailaban y gritaban su mensaje con sus caras cubiertas por gorros pasa montañas y desnudas de la cintura para arriba.

Era una imagen tremenda, que llevó su mensaje por todo el mundo. Sus cuerpos y sus voces gritaban una importante pregunta, que demandaba una pronta respuesta: “¿Y cómo? ¿Y cómo? ¿Y cómo es la weá? ¡Nos matan y nos violan y nadie dice ná!”.

Generalmente, la natural belleza del cuerpo femenino es usado y explotado —por todos los medios de comunicación— con el propósito de despertar un interés sexual, aunque también aparezca como el tema de piezas de arte, como las pinturas, esculturas o fotografías. En partes del mundo, el cuerpo femenino se cubre totalmente, de pies a cabeza. En otras partes, la desnudez, total o parcial, denota un comportamiento más natural.

Sin embargo, la desnudez parcial usada por las manifestantes chilenas era un grito pro-libertad, por el derecho que las mujeres debieran tener sobre sus propios cuerpos y por el respeto que se merecen.

Siendo Chile un país tradicionalmente católico, apostólico y romano, el video se puede ver como un desafío a la Iglesia y a los hombres y mujeres que históricamente han controlado las vidas y la política de la gente chilena.

Más que seguro, las jóvenes universitarias sabían que sus acciones despertarían intensas discusiones. Y aún más cierto, ellas deseaban esos debates.

Los caras enmascaradas y los torsos desnudos creaban un vívido contraste. ¿Acaso escogieron esa imagen para sentirse más libres de expresar su mensaje? Es posible, pues la máscara siempre ha servido ese particular propósito.

El mensaje sonaba (y se veía) libre y poderoso. Me imagino que ellas así se sintieron. Libres y poderosas.

La mayoría de las sociedades siguen debatiendo acerca del derecho que tienen las mujeres a desnudar sus cuerpos públicamente, incluyendo el amamantar a sus criaturas. Aunque lo hagan de una manera cuidadosa y discreta, mucha gente, hombres y mujeres,  están en contra de ese uso natural del cuerpo femenino. Chile y los EEUU no son excepciones. Así, ¡esa protesta fue un valiente atrevimiento!

‘La Libertad guiando al pueblo’, de Eugene Delacroix, 1830.

Existe una conocida pintura de Eugene Delacroix, llamada ‘La Libertad gurando al pueblo’. Muestra a una joven mujer, con su pecho descubierto, que personifica el concepto de la Diosa de la Libertad, guiando al pueblo hacia las barricadas. En una mano lleva la bandera tricolor de la revolución francesa y en la otra, un mosquete con bayoneta. Pintada en 1830 e inspirada por sucesos verídicos, la pintura es ua alegoría de la libertad. Hoy, cuelga en el famoso Museo del Louvre, lo cual la califica como una obra maestra.

¿Tal vez las jóvenes activistas chilenas se inspiraron en esa pintura? Después de todo, es una imagen poderosa, conocida en todo el mundo.

Sin embargo, creo que las jóvenes usaron de inspiración a su propia y muy real necesidad de una sociedad más libre. No necesitaron ser inspiradas por una danza Haka del pueblo Maorí, o por una pintura que cuelga en un museo.