Actrices y actores del Cabaret de la Naturaleza Muerta en Dance Mission Theater. Foto Angélica Ekeke

Atrayendo a un público de jóvenes y adultos, ‘Cabaret de la Naturaleza Muerta’, una obra de teatro sobre el Día de los Muertos, se presentó durante tres noches consecutivas en el Teatro de Danza de la Misión.

La decoración del escenario fue diseñada por estudiantes, presentando un colorido telón de fondo del Dia de los Muertos. El escenario fue engalanado con iluminación suttle, y una banda de cuatro músicos que tocaron la flauta, piano, bajo de guitarra y percusión. Se utilizó un altar como decorado principal.

La mayoría de las máscaras y trajes de la obra eran muy simples, lo que ayudó a captar con claridad la esencia de los personajes y sus papeles.
Al comienzo de la obra, Carlos Barón, escritor y director de la obra, se paró frente a la audiencia para agradecer el apoyo al mismo tiempo reconocer a su nieta, Luna, ser una fuente de inspiración para su trabajo.

La obra comenzó con nueve almas infantiles que inician un viaje a San Francisco. Entran en el escenario cantando “esta canción del Día de los Muertos, esta canción es para ti”, mientras se abrazaban a sus muñecas y continuaban recitando su canción de cuna. Durante su viaje los niños observan un altar con fotos de sus seres queridos fallecidos, y deciden contar sus historias no contadas, recreándolas.

Como sus salvajes imaginaciones se desenfrenan, estallan en un grupo de danza.

La coreografía está inspirada en la danza tradicional africana, que ofreció momentos de intensa pasión. Dentro de la misma escena, el personaje mítico, La Llorona, interpretado por la artista local Silvia Parra, hizo una aparición especial. Ella llora por los problemas que aquejan al Distrito de la Misión, como la inmigración, el desplazamiento y el aburguesamiento.

Parra ejecuta entonces una pieza de ópera que fue cantada maravillosamente, marcando el clímax de la obra.

La última escena tomó un giro inesperado cuando cambió el foco de atención del reconocimiento a los muertos para poner de relieve la presencia de los hipsters en el Distrito de la Misión y el impacto negativo que tienen en la comunidad.

El mensaje detrás de la escena parece relevante, sin embargo la forma en que se incorporó a la obra trajo un elemento de confusión al argumento.

La obra terminó con los niños regresando al escenario para hacer su viaje de retorno a casa. Terminan con una última canción “Los niños dicen adiós”, escrita por el propio Barón.

El elenco estuvo formado por estudiantes del Departamento de Artes Teatrales y Estudios Latinos de la Universidad Estatal de San Francisco. Ensayaron durante dos meses —y esto se reflejó en su excelente actuación.

Aunque hubo algunas escenas que rompieron la cohesión del argumento, el director Barón realmente armó un espectáculo increíble, con transiciones suaves y un guión que combinó continuamente a la perfección, la comedia, el activismo social y la inspiración.

“Quería que rieran y lloraran, pero quería que fuera curativo también”, dijo Barón.

—Traducción Emilio Victorio-Sánchez