Foto Xochitl Berdadette Moreno

XOCHICALCO, MÉXICO—Un fino rayo de sol entraba por un angosto tubo abierto en el techo de la cueva, formando una piscina circular de luz del tamaño de una pelota de fútbol, e iluminando el piso de tierra cubierto de ofrendas: collares, anillos de boda, amuletos y fotografías, fueron colocados cuidadosamente al centro, brillando en la oscuridad como pequeños tesoros.

Entre cantos y quema de copal, los visitantes al antiguo observatorio surgieron de entre las sombras de la cueva; uno por uno, extendieron sus manos, bañadas por el haz de luz que irradiaba del cielo a la tierra.

Xochicalco, situada en las montañas de Morelos, México, fue alguna vez una ciudad próspera precolombina y sus ruinas, se cree, son el mayor observatorio astronómico del continente. Para el Maestro Mazatzin Acosta era la última parada de un viaje de cinco días por diversos sitios ceremoniales cercanos a la Ciudad de México para conmemorar el paso cenital del sol, entre el 25 y 29 de julio.

“El sistema del calendario antiguo, códices y los sitios ceremoniales y observatorios están relacionados”, dijo Mazatzin, quien dirigió a un grupo de periodistas estadounidenses y mexicanos, activistas, danzantes y líderes indígenas durante el paso cenital. “Esto demuestra que nuestros antepasados no eran unos fanáticos religiosos locos… sino científicos, médicos y astrónomos”.

Mazatzin, un experto en el Tonalpohualli o Calendario Azteca radicado en el Área de la Bahía, ha encabezado un movimiento en todos los continentes para enseñar la cultura y las tradiciones mexicas que honran al tiempo y los elementos —una antigua forma de vida que espera revivir y compartir. En 2007, Mazatzin encabezó un proyecto para colocar una representación cerámica de 27 pies del calendario en la entrada principal del campus de la Misión del City College de San Francisco.

Al encanto místico de Xochicalco se suman mariposas del tamaño de la palma de una mano que bailaban en las copas de los árboles y un paisaje impresionante de colinas onduladas aparentemente intocadas por la civilización. Pero la tranquilidad es engañosa —muchos visitantes que se paran encima de las antiguas ruinas no son conscientes del peligro que corre esta joya cultural y arqueológica.

En las colinas de El Jumil, a un radio de dos kilómetros de la zona arqueológica, una compañía minera extranjera ha dado a conocer con discreción sus planes para operar una mina de oro que podría destruir este emplazamiento reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

“(Xochicalco) está en peligro por las empresas mineras”, dijo Mazatzin. “Las leyes que existen hoy en día no convierten en un delito que destruyan nuestros lugares sagrados”.

Esperanza Resources, una compañía minera canadiense, promete generar empleos y ganancias —pero los activistas y residentes temen que el precio a pagar por el proyecto minero sea muy alto.

La salud y la destrucción ecológica son las principales preocupaciones de los activistas que hablan en contra de la mina a cielo abierto, alegando que la flora y la fauna de la zona, así como los sistemas de agua corren riesgo de sufrir daños irreversibles.

Greg Smith, director general de Recursos Esperanza, se refirió a México como un “gran lugar” para la minería. “Tienen una gran legislación minera, una gran cultura minera. El gobierno apoya la minería”, dijo en una entrevista a un medio de comunicación de las empresas mineras en mayo.

Para el doctor Alejandro Villamar, involucrado con dos entidades organizadoras que luchan contra el proyecto minero, Red de Comunicadores Indígenas y el Movimiento Mesoamericano Contra el Modelo extractivo Minero, la laxa legislación minera de México —que da prioridad a la minería sobre otros usos de la tierra, como el turismo, la agricultura y los usos comerciales— ha creado un entorno favorable para que empresas internacionales exploten los recursos nacionales.

Los opositores a la mina de oro Esperanza están buscando activamente la reforma de la legislación. Según la legislación vigente, las empresas mineras pueden obtener contratos de hasta 50 años. Actualmente están llevando a cabo una campaña y un manifiesto que irán al Senado de la República, cuando se reúna en septiembre. La enmienda propuesta reduciría y limitaría estos contratos.

En los próximos meses, los legisladores mexicanos decidirán sobre otra controvertida medida legislativa sobre la privatización de los recursos naturales que se extiende por el país, tras los cambios constitucionales propuestos por el presidente Enrique Peña Nieto, que permitirían a las compañías petroleras mundiales invertir en el monopolio estatal de petróleo, Pemex.

Para las comunidades indígenas circundantes a Xochicalco, el cambio de la ley de minería es vital para el establecimiento de la soberanía y legitimidad como representantes de su cultura.

“Parte del marco más amplio para cambiar la ley de minería es establecer un precedente en cuanto al respeto de los derechos indígenas y los derechos de la madre tierra”, dijo Villamar quien agregó, “Eso es respetar específicamente los derechos de los pueblos indígenas para que puedan tener la propiedad sobre sus tierras”.

“Si al menos nos pagaran por lo que se están llevando”, dijo un lugareño cuando se le pidió su opinión sobre el proyecto minero. No quiso revelar su nombre.
Otro hombre se alejó cuando se le pidió hablar de la empresa Minera Esperanza frente a la cámara.

Durante los seis últimos años, Mazatzin (a la izquierda) ha guiado grupos de personas durante recorridos de 5 días siguiendo el paso cenital del sol en sitios ceremoniales sagrados de México. Fotos Xochitl Bernadette Moreno

No queda claro si era el miedo, un inculcado sentimiento de impotencia o la lucha diaria por la supervivencia lo que silenció a la comunidad —pero se podían ver carteles y mantas colgados en árboles, vías de acceso y ventanas del pueblo de Xochicalco situado a los pies de la montaña que alberga el sitio sagrado.

La empresa invitó meses antes a las comunidades cercanas a Xochicalco para presentarles el proyecto y ofrecerles compensaciones.

“En una comunidad pobre, que está abandonada por el gobierno y carece de programas sociales —si una empresa viene con promesas y ofrece empleos (por) muy mal pagados, la respuesta natural es estar de acuerdo con el proyecto”, dijo Villamar. “Las comunidades aledañas afectadas por el proyecto (deberían) defender Xochicalco, el agua de la región, incluso defender los derechos de las personas que no quieran ejercerlos”.

“Es cierto que no hay trabajo”, dijo Gerardo Tristán, un activista en contra de la extracción minera. “Es fácil para las empresas mineras venir y comprar personas (a cambio de) bicicletas y licuadoras”.

A medida que el sol descendía y la luz que se filtraba a través de la apertura en el techo se debilitaba, Mazatzin se paró debajo de él sosteniendo un cartel con la fotografía de su hijo, Ernesto “Xe” Acosta, que fue asesinado en San Francisco en febrero. Xe había acompañado a su padre en el paso cenital del sol durante los últimos seis años.

“El propósito del calendario era aprender a vivir en armonía con todo, y todo el mundo que te rodea”, dijo Mazatzin. “Nosotros, como seres humanos, lamentablemente, no hemos sido respetuosos de nuestra madre tierra, no estamos cuidando de ella ni de los elementos que nos dan vida”.

Xochitl Bernadette Moreno contribuyó a este reportaje.

—Traducción Emilio Ramón

One reply on “Siguiendo al sol hasta el corazón de la crisis minera en México”

Los comentarios están cerrados.