La policía, utilizando tácticas agresivas contra los manifestantes de Occupy Oakland en 2011. Foto by Ramsey El-quare, Tecolote Archives

El caos y la violencia que estalló en Ferguson, MO, tras la muerte de Michael Brown a manos de la policía tal vez haya amainado, pero las imágenes de unidades de SWAT en vehículos fuertemente acorazados disparando municiones “menos que letales” a gente aterrorizada permanecen grabadas en nuestra conciencia colectiva. Para el ciudadano promedio, el Ferguson mostrado en la televisión es más parecido a una zona de guerra del tercer mundo que el acostumbrado núcleo americano.

“Rondamos más ligero que eso en una zona de guerra real”, publicó en Twitter el reportero Travis Waldron, un ex soldado, en reacción a las fotos de la policía de Ferguson.

Los eventos de Ferguson
Después de responder a un reporte de robo en la tarde del 9 de agosto, el agente de policía Darren Wilson se topó con Michael Brown de 18 años de edad que caminaba por la calle y lo mató a tiros. Hay versiones contradictorias detallando lo que exactamente sucedió. Wilson sostiene que fue agredido por Brown y tuvo que defenderse, mientras que varios testigos han dicho que Brown estaba quieto con sus manos levantadas. Lo que no se discute, sin embargo, es que el joven no portaba arma alguna.

Una autopsia independiente solicitada por la familia de Brown reveló que recibió por lo menos seis disparos; la naturaleza de las heridas parece contradecir la historia de Wilson. Residentes de la ciudad de Ferguson llevaron a cabo una vigilia para Brown el 10 de agosto en protesta por su asesinato a manos de un policía blanco. Al día siguiente, la situación se había complicado: la policía respondió a las demostraciones portando uniforme antidisturbios; disparando gas lacrimógeno y explosivos cegadores a los manifestantes, y usando tácticas de intimidación contra periodistas que intentaban cubrir la situación.

Llegadas principalmente a través de las redes sociales, las escenas desde Ferguson pronto provocaron indignación y llamadas fuertes para reformar la aplicación de la ley.

Cronología: Militarización de la policía1965 : Nacimiento del primer equipo SWAT en respuesta de los disturbios de Watts1971: Richard Nixon declara la guerra contra las drogas1982: Ronald Reagan amplía enormemente la guerra contra las drogas; comienza a utilizar el equipo SWAT en redadas contra las drogas

1990: Ley de la Autorización de Defensa Nacional aprobó, Sección 1208 permite la transferencia de equipo militar para patrullar específicamente para ayudar en la guerra contra las drogas

1996: Reautorización de ley de Autorización de Defensa Nacional. Sección 1033 expande la transferencia de equipo militar a la policía para propósitos generales

2001: George W. Bush lanza la guerra contra el terrorismo como reacción a los ataques del 11 de septiembre. Policías se enganchan en campaña sostenida militar

Policía armada
La ciudadanía estaba escandalizada por la respuesta de lo que pareció ser una policía absurdamente sobrequipada. Muchos se preguntaron cómo llegó a ese punto la situación. La respuesta es que esto es el resultado de un proceso que se ha venido desarrollando desde las pasadas cuatro décadas.

A mediados de los sesentas, grupos SWAT (de armas y tácticas especiales) fueron creados y desplegados por primera vez en respuesta a los disturbios de Watts en Los Ángeles, mientras que una década después, aparece el paradigma del mantenimiento de la ley como campaña militar cuando Richard Nixon declaró la ‘Guerra contra las drogas’. En los ochentas, Ronald Reagan amplió dicha guerra, implementando el despliegue de grupos SWAT, que anteriormente solo se usaban en casos de emergencia.

Después de la Guerra Fría, el congreso aprobó el Acto de Autorización de Defensa Nacional, cuyo lenguaje específico establece la transferencia de equipo militar a departamentos de policía para ayudar en la guerra contra las drogas. Una versión expandida del acto fue aprobado en 1996 y permitió el uso de equipo militar para cualquier propósito considerado necesario.

Como consecuencia de la ‘Guerra contra el terror’, el paradigma se consolidó –la policía ahora estaría entrando en una campaña militar sin límite, usando equipo y tácticas militares.

Guerra en casa
El problema con el modelo de ‘guerra’ de la policía es que básicamente socava la idea de una policía con servidores públicos comprometidos con la comunidad a la que sirven.

“El equipo, las armas y los tanques de guerra son un problema. Pero pienso que un problema más profundo es el efecto que toda esta retórica de batalla ha tenido sobre la policía como profesión”, Radley Balko, periodista respetado, autor de Levantamiento de la Policía Guerrera: la militarización de las fuerzas policiales de América, dijo en entrevista reciente. “En gran parte del país, la policía está psicológicamente aislada de las comunidades a las que sirven. Se trata todo esto de ‘nosotros vs. ellos’. Es verdaderamente destructivo”.

Bajo este modelo de mantenimiento de la ley, la policía es un ejército luchando una campaña contra un enemigo en territorio hostil. Uno no tiene que ir más lejos para tener una ilustración de cómo policías blancos suelen patrullar barrios de gente de color. Son policías que, en su mayoría, no viven en las comunidades que patrullan. Es una situación que ha interrumpido las vidas de Michael Brown, Alex Nieto, Oscar Grant y otros más, por aquellos mismos que tienen el deber de proteger y servir.

Un reporte recientemente publicado por el ACLU titulado La guerra llega a casa: la militarización excesiva del servicio de policía americana, confirmó entre otras cosas que grupos SWAT y el uso de tácticas paramilitares son un hecho primariamente desplegados en comunidades de color. El reporte también concluyó que el problema es sistémico y por eso la reforma tiene que ser similar. Así que aun cuando eventualmente haya justicia para Brown, Nieto o quien sea, “los problemas de servicio policial excesivamente agresivo son culturales y no pueden ser resueltos con solo identificar unas pocas ‘malas manzanas’ o descartando el problema como unos pocos incidentes aislados”.

—Traducción Sam Temblador