Nota del editor: Este reportaje forma parte de una serie que analiza el impacto del permiso por enfermedad remunerado para las trabajadoras domésticas de San Francisco y está financiado por la Red de Periodismo de Soluciones. El Tecolote fue seleccionado como una de las redacciones para participar en la Corte Laboral de SJN. 

«Mi cuerpo es sagrado», dijo María Arreola, momentos antes de pisar el escenario para un ensayo en el Dance Mission Theater. «Porque mi cuerpo es el motor de todo lo que yo hago, todo lo que muevo».

El pasado septiembre, Arreola —que se ha dedicado a limpiar casas y a cuidar de los hijos de otras personas— participó en ‘Nuestro Trabajo, Nuestra Dignidad’, una representación teatral en el Dance Mission Theater que contó con la participación de trabajadoras domésticas y jornaleros del distrito de la Misión de San Francisco. La producción —dirigida por la bailarina y trabajadora cultural venezolana afincada en el Área de la Bahía Andreína Maldonado— puso de relieve no sólo la dignidad de los trabajadores, sino que relacionó las luchas a las que se enfrentan con los temas del ecofeminismo y la justicia medioambiental.

«Esta colaboración surgió realmente de una necesidad que detectamos en la comunidad de trabajadoras domésticas», dijo la bailarina al podcast de Radio Teco Cultura. Maldonado comenzó su relación con las trabajadoras domésticas, en concreto con el Colectivo de Mujeres, cuando se trasladó a San Francisco desde Venezuela. Tras presentarse a diversas compañías de danza, encontró un hogar en Dance Mission Theater, un espacio impulsado por artistas y una organización sin ánimo de lucro dirigida por mujeres en el distrito de la Misión, comprometida con la justicia social y el cambio. 

«Me puse en contacto con el Colectivo de Mujeres y  Dance Mission con una propuesta para crear un espacio para estas mujeres. Más del 90 por ciento de las mujeres que vienen a este país a realizar trabajos de limpieza doméstica son migrantes, mujeres migrantes de color, mujeres de edad avanzada en su mayoría. Me apasionan los problemas de la mujer, sus derechos y también los derechos de la madre tierra, porque para mí ambos son increíblemente paralelos. Ambos sufren los mismos daños. Quiero restaurar en la medida de lo posible esa fuente de vida», declaró.

‘Nuestro Trabajo, Nuestra Dignidad’ fue un proyecto nacido de ‘Baile Colectivo / Cuerpos Sanos, Mentes Sanas’, un grupo que fundó a finales de 2020 y que ofrece clases semanales gratuitas bilingües de yoga, danza y meditación a trabajadoras domésticas inmigrantes latinas.

Este tipo de servicios fueron especialmente necesarios durante las primeras fases de la COVID-19, sobre todo para una mano de obra doméstica que históricamente ha sido invisibilizada en la sociedad estadounidense. Las trabajadoras domésticas con las que habló El Tecolote para un reportaje anterior publicado el año pasado sobre el permiso por enfermedad remunerado, informaron no sólo de que habían perdido su trabajo a causa de la pandemia, sino también de que ellas mismas habían enfermado.

«Muchas trabajadoras nos quedamos sin trabajo, o nos enfermamos, y no teníamos beneficios», dijo Evelyn Alfaro, miembro de Mujeres Unidas y Activas y trabajadora doméstica desde hace 12 años.

Foto por Katherine Castillo. La bailarina y cantante venezolana Andreina Maldonado se presenta junto a sus colegas trabajadoras domésticas y jornaleras en el Paseo Artístico de Acción Latina: Muxeres Keepers of Cultura, el 11 de marzo de 2023. La actuación, llamada «Nuestro trabajo, nuestra dignidad», se llevó a cabo en KQED y fue creado en colaboración por trabajadoras del hogar.

La urgencia de la pandemia influyó en la aprobación en San Francisco, el 14 de diciembre de 2021, de una ley que concede a lxs trabajadorxs domésticxs el acceso a la licencia por enfermedad remunerada a partir de 2022. Dicha ley no sólo concede esto, sino que promete el desarrollo de una aplicación móvil que les ayudaría a ellxs y a sus empleadores a hacer un seguimiento de los pagos y las bajas por enfermedad. Aunque la aplicación aún está en fase de desarrollo, la legislación les sigue concediendo la posibilidad de acceder a este beneficio remunerado en caso de enfermar. 

Sin embargo, cuando El Tecolote se puso en contacto con la Oficina de Cumplimiento de las Normas Laborales —el departamento que realiza el seguimiento de la baja por enfermedad remunerada de los trabajadores domésticos— para preguntar si alguien había utilizado esta remuneración, no tenían información alguna.

«En este momento no tenemos ningún documento que responda. Después de que la aplicación se desarrolle y se presente formalmente, estoy seguro de que veremos más investigaciones relacionadas», respondió por correo electrónico Patrick Mulligan, director de la Oficina de Cumplimiento de Normas Laborales. 

Al cierre de esta edición, no fue posible que El Tecolote confirmara si algún trabajador doméstico de San Francisco había accedido a la licencia por enfermedad remunerada. Sin embargo, mientras la aplicación sigue en desarrollo, Maldonado continúa ofreciendo este espacio de sanación a las trabajadoras domésticas. El mes pasado, Acción Latina —la organización no lucrativa que publica este periodico bilingüe— organizó su último Paseo Artístico que tuvo por tema, en esta ocasión: Muxeres Guardianes de la Cultura. La performance ‘Nuestro Trabajo, Nuestra Dignidad’ de Maldonado fue una de las más destacadas.

«Muchas de estas mujeres que verán hoy aquí han pasado por un proceso de recuperación y sanación y de comunidad», dijo la artista durante el Paseo Artístico celebrado el pasado 11 de marzo. «Muchas de estas mujeres que verán aquí esta noche son feroces… quieren ser escuchadas, quieren contar sus historias, ese no es necesariamente el caso de la mayoría de las trabajadoras domésticas, que son principalmente mujeres mayores migrantes». 

Antes de su participación en el Paseo Artístico, Maldonado contó la historia de una mujer de su grupo a la que le costaba abrirse: “Tuvo muchos traumas, como todas nosotras. Pero hay organizaciones como la Colectiva de Mujeres y el Programa de Jornaleros aquí en San Francisco que hacen un trabajo increíble enseñando y creando comunidad, creando el espacio para sanar primero y luego, ‘déjame hablarte de los derechos que tienes, déjame empoderarte'».

En este tipo de espacios comunitarios es donde Arreola aprendió por primera vez que tenía derechos. Se unió a la Colectiva de Mujeres después de que su amiga y miembro de la Colectiva Guillermina Castellanos le contara que en el restaurante donde trabajaba le estaban robando las propinas.

«De eso yo vivo. Entonces por eso yo cuido mi cuerpo y por eso está conectado con eso de la ordenanza que a veces uno se enferma y así tenía que ir a trabajar. Y ahora con esta ordenanza ya podemos cuidar nuestro cuerpo. Porque para mí mi cuerpo es el número uno. Porque gracias a mi cuerpo yo saqué a mi familia adelante, a mis hijos, como madre soltera que yo soy,” dijo María Arreola. 

Lorena Garibay y Edaena Salinas han contribuido a este reportaje.