Amos Gregory

En octubre de 2011, empecé un proyecto muralista en San Francisco conocido como Callejón de Veteranos, que permite a veteranos militares de este país plasmar sus propias historias en los

muros de un callejón del distrito Tenderloin.

El proyecto fue creado para dar voz a la población veterana de ese distrito, que durante mucho tiempo ha sido oprimida y sufrido por su condición de indigencia crónica y el consumo de drogas y alcohol.

Desde su inicio, este proyecto ha abierto un diálogo entre la sociedad y la población veterana, que anteriormente carecía de voz y medios para expresarse. Esta comunicación, facilitada a través del arte, ha elevado la conciencia y la comprensión por parte de la comunidad.sobre los efectos del trauma de la guerra.

Durante el verano de 2012, junto con varios de los jóvenes indigentes, pintamos un mural en el Callejón de los Veteranos que permite crear conciencia sobre la situación del pueblo sirio y la

Niños sentados en sus escritorios de la escuela en Antakya, Turquía. Foto Amos Gregory

matanza en Homs, Siria, durante la cual, fuerzas gubernamentales leales al presidente sirio, Bashar al Assad, masacraron a más de 200 hombres, mujeres y niños.

Este acto de solidaridad con el pueblo sirio, que actualmente sufre los estragos de la guerra más devastadora del siglo XXI, comenzó un diálogo desde hace ya tres años con miembros de la comunidad y activistas en los EEUU, Europa y los refugiados sirios que viven en la ciudad turca de Antakya, ubicado a cuarenta kilómetros de la frontera sirio-turca.

Desde el comienzo de la guerra civil siria, en 2011, más de 4.4 millones de sirios han huido del caos y la destrucción que afecta a su país —provocando la peor crisis de exiliados desde la Segunda Guerra Mundial, superando los

1.5 millones de refugiados sirios dentro de sus fronteras. Turquía experimenta la creación de nuevas comunidades sirias en barrios como el distrito de Fatih, en Estambul y las áreas de viviendas de bajo costo de Antakya —el ghetto. Durante el invierno de 2014, fui invitado por la “nueva” comunidad siria de esa ciudad a pintar un mural en una de las cuatro escuelas de la comunidad que educa a 2 mil niños desplazados que van de los 4 a los 17 años de edad.

Con más de 75 por ciento de refugiados sirios, entre ellos mujeres y niños, hay una abrumadora necesidad de proporcionar una educación de calidad a estos niños desplazados, muchos de ellos, huérfanos.

Mohammed Mustafa, fundador de la Free Syria Agency for Rescue, sostiene a un estudiante en Antakya, Turquía.Foto Amos Gregory

El sistema educativo turco, considerado muy moderno, no tiene un programa formal que enseñar un currículo bilingüe turco-árabe (hablado por la mayoría siria). Sin un sistema educativo formal o documentación de inmigración apropiada que permita la inscripción en escuelas en idioma turco, la mayoría de los sirios que viven afuera de los campamentos de refugiados de las Naciones Unidas tienen pocas opciones.

En la ciudad de Antakya, una comunidad siria ha creado una solución para este problema: simplemente creando su propio sistema educativo. Hombres y mujeres, que antes de la guerra eran educadores, arquitectos, ingenieros, líderes religiosos y activistas, conforman este esfuerzo comunitario para educar a sus hijos en Turquía.

He vivido dentro de esta comunidad y tuve la oportunidad única de escuchar estas historias de angustia, trauma y daño que el pueblo sirio ha sufrido a manos de su propio gobierno y combatientes extranjeros que han cobrado la vida de más de 220 mil ciudadanos desde que empezó la guerra.

Cuando comencé mi viaje, supe que iba a traer conmigo una riqueza de experiencias que ayudarían en la sanación de traumas, porque soy un veterano militar de este país que crea arte junto con otros compañeros veteranos; pero esta es la primera vez que trabajo tan cerca de la población civil que enfrenta la realidad de la guerra desde una inocente perspectiva.

También soy residente del distrito de la Misión de San Francisco, un barrio conformado por inmigrantes que llegaron a este pais como refugiados de guerra de países como El Salvador, Chile, Nicaragua y Liberia. Estos vecinos han compartido sus historias conmigo y me han inspirado para realizar viajes que me permiten ser testigo del triunfo humano sobre la tragedia de una diáspora causada por un conflicto bélico.

Mural pintado para Siria por Amos Gregory e indigentes en el Callejón de Veteranos en el distrito Tenderloin en San Francisco. Foto Dina Boyer