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Ilustración: Caitlyn Sampley / Cortesía: The Aggie

Los oficiales Terrance Mercadal y Jared Robinet pueden haber sido responsables de matar a Stephon Clark pero (usando la frase de un colega), pero fue el fantasma de Clark el que fue llevado a juicio.

El 2 de marzo, la fiscal de distrito en Sacramento, Anne Marie Schubert, básicamente justificó las acciones de los dos agentes de la policía de Sacramento que mataron a Clark —un hombre negro de 22 años de edad que no estaba armado y padre de dos hijos.

Schubert se negó a presentar cargos contra los oficiales Mercadal y Robinet, citando detalles no relacionados de la vida personal de Clark, que fueron extraídos de su teléfono durante la ‘investigación’ policial tras su muerte.

Durante más de una hora, Schubert aprovechó cada uno de sus 28 años de experiencia en agencias policiales —las cuales, valga hacer mención, apoyaron generosamente su campaña para la fiscalía por una suma de $470 mil— y un lenguaje cuidadosamente redactado para justificar los ocho disparos que quitaron la vida a Clark.

A Schubert no le bastó con exonerar a los oficiales que lo mataron, también sintió necesario asesinar metódicamente el carácter de un hombre que, en virtud de estar muerto, fue incapaz de defenderse. Compartió con el público información personal de Clark— detalles confidenciales, privados e irrelevantes sobre los cuales los investigadores realmente no tenían ningún derecho.

Esa información debe considerarse ilegal (como si haberle quitado la vida a alguien no fuera suficiente, la policía cree que también tiene derecho a adueñarse de su propiedad). La verdad es que los investigadores estaban buscando algo, cualquier cosa que  justificara las acciones inexcusables de los oficiales, y Schubert los complació.

Ella utilizó esa información mal obtenida para pintar la imagen de un hombre que, días antes de su asesinato (sí, sabemos que es un término legal, pero su muerte fue claramente ilegal), tuvo problemas familiares y había contemplado el suicidio. “Se puede ver que había muchas cosas que pesaban en su mente”, concluyó Schubert después de entregar estos detalles absolutamente irrelevantes de la vida personal de Stephon.

Las cosas están pesando demasiado en nuestras mentes, comenzando con: ¿Quién criará a los hijos de Stephon? ¿Por qué los oficiales asesinos silenciaron las cámaras momentos después del tiroteo? (Schubert se negó deliberadamente a responder esa pregunta).

Si aprendimos algo de esta tragedia el año pasado es que Schubert nunca estuvo interesada en impartir justicia para Stephon o su familia. Tampoco Xavier Becerra, el Procurador General de California, quien sí ha sido capaz de demandar a la administración de Trump 47 veces, pero no de responsabilizar a la policía en su propio estado. Se habrá pensado que el mensaje ya había sido recibido, pero no esta de más repetirlo: Vidas. Negras. Importan.