Celebración del Día de los Muertos en la calle Valencia. Foto Joelene Navarro

Los ritmos martilleantes de jóvenes tamboreros del grupo Loco Bloco hacían eco entre los edificios de la calle 24 durante la procesión ‘Nuestra Misión, No Desalojos’ el 2 de noviembre, Día de los Muertos.

Para Fernando Martí y Michelle Foy, de PODER, los desalojos están pegando duro y cerca de casa. Martí relata la historia de una familia de amigos que vive en un edificio de diez unidades: “Algunos adultos mayores que han vivido ahí por 30 años están siendo desalojados”.

Mientras tanto, Foy reconoce la batalla cuesta arriba, aún esperanzada de que el cambio es posible: “Hay muchas fuerzas contra la gente que está tratando de permanecer en la Misión. Y más allá de esas fuerzas en el mundo que están tratando de poner a la gente abajo, destruir el planeta, hacer de nuestras vidas un infierno. No es esto sugerir que no podemos ganar. ¡Venceremos! ¡Es posible!”

El Sheriff Ross Mirkarimi acudió y contó la historia del anterior Sheriff, Richard Hongisto, que fue encarcelado por rehusarse a desalojar inquilinos adultos mayores en el Hotel Internacional en el barrio Chino. Sin embargo, tras acusársele de desafío a la corte, se le forzó a ejecutar los desalojos en 1977.

Encontrándose en una situación similar, Mirkarimi dijo, “es una pirueta real ver qué podemos hacer, ya que somos la agencia de último recurso para la población más vulnerable. Añadió: “pero desde que esta corte ordenó que estamos dentro de nuestro límite de obligaciones, eso es lo que está causando la tensión. ¿Qué hacemos en desafío de una orden-de-cumplir-con el-trabajo de la corte cuando sabemos que los desalojos se van a llevar a cabo de cualquier modo?”

Un escenario de madera de un camión de redilas impulsado por personas dirigió la procesión y presentó una pieza de arte impresionante diseñada por Carlos Castillo. Conforme tejía su camino sobre el barrio, el organizador del evento José Carrasco, habló desde la plataforma del camión.

“Esto no es un segundo Halloween. Esto no es Mardi Grass. No es solamente a dónde vienes y simplemente pintas tu cara y te vistes y desfilas por las calles y bebes cerveza y fumas mota. Eso no es lo que está en el corazón del evento”, dijo Carrasco.

Y aun así, uno puede ver multitudes que asisten a esas eventos. El número de participantes de la procesión fue equivalente, si no es que sobrepasado, por el número de espectadores parados a los lados, un nuevo fenómeno de los últimos años.

A pesar de esto, mucha gente está trabajando para mantener el significado original del Día de los Muertos. Personal de Loco Bloco, Alma Herrera-Pazmino, estuvo ahí para transmitir la tradición a la sección de niños de los miembros de Poco Locos, con una serie de actividades llevadas a cabo en el Teatro Brava.

Ella también estaba rindiendo homenaje a sus abuelos: “estoy recordando a mis abuelos usando la chamarra de mi abuelo”.
Lisa Ruth Elliot, una historiadora comunitaria y residente por 18 años, tuvo una experiencia con Ellis Act. Fue desalojada de su casa en agosto y se encuentra buscando un lugar dónde vivir.

Su mensaje para los nuevos inquilinos que están llegando a la Misión fue que hay que “estar conscientes del papel y lugar, y no solo comérselo como si se les hubiera puesto en la mesa. Sino realmente participar, entender y aprender, porque de otro modo nunca van a ser parte de la comunidad”.

Procesión en la calle Valencia
Mientras tanto, en otra parte de la Misión, horas antes, varias docenas de personas se reunieron en el Jardín de la Misión en las calles Valencia y 19 como parte de las celebraciones del Día de los Muertos.

Xóchitl Bernadette Moreno, miembro activa de la comunidad comparte la razón por la cual decidió venir a esta particular procesión nombrada ‘El luto de nuestra pérdida’, que reconoce el fenómeno de desalojos de los nativos de San Francisco.

“Para mí es muy importante tomar el luto no solo por las muertes, también para guardar luto por la pérdida de la Misión”, dijo Moreno. “(El) Barrio realmente me ayudó a formarme. Al ser (parte de) un lugar donde la cultura latina florecía, me sentía que había un hogar, un lugar seguro en esta comunidad”.
“Estamos (nosotros) recordando que la calle Valencia también es nuestro barrio”, añadió.

Los presentes hicieron un tapete mostrando un esqueleto que decía “Muerte a los Desalojos” antes de empezar la marcha calle abajo sobre la calle Valencia.

Adriana Miranda refirió la procesión principal en las calles Bryant y 22 como un evento que se ha “salido de las manos… nada más que un bonche de gente que no respeta y no sabe siquiera de qué se trata la tradición… así que ésta es como un contramarcha, es un modo de nosotros tomar de nuevo este día festivo de toda esta gente que no saben lo que es”.

La procesión fue organizada por Gente Organizada para Ganar Derecho de Empleos (POWER, por sus siglas en inglés), Yo soy 132 y otros grupos activistas que reclaman el hecho de que la celebración del Día de los Muertos en la Misión se han transformado negativamente.

“Sentimos que tenemos que traer la tradición de regreso para que la gente sepa de qué se trata realmente. No estamos tratando de insultar a nadie, estamos solamente tratando de mostrar qué es lo que realmente representa para nosotros y entonces ellos puedan participar”, dijo José Cruz del grupo Yo Soy 132. “No es sólo que gente venga al barrio a vernos y tomar fotos”.

Elba Riviera, quien ha vivido en la Misión por 56 años expresó su preocupación por mantener la tradición en este barrio y lo importante que es para ella la ceremonia: “La gente que se ha ido antes que nosotros… tenemos este día para celebrar sus vidas, y esto es cómo es que los recordamos porque fueron parte de nuestro pasado”, dijo Riviera. “En nuestro país vamos a visitar las tumbas y a comer con ellos”.

—Traducción Emilio Victorio-Sánchez