Los vendedores ambulantes que se encuentran en la intersección de las calles 24 y Misión continúan con sus actividades normales. La señora de la fruta picada sigue atrayendo a sus clientes, mientras que el señor de los shampoos continúa ofreciendo productos a precios rebajados.

Con la nueva legislación que permitirá el acceso a un permiso quizás vendedores como ellos podrán continuar haciendo negocio, quizás no.

El 8 de marzo, la Junta de Supervisores de San Francisco aprobó por unanimidad la legislación que requerirá un permiso para todo aquel que venda mercancía en la calle. Para poder ser elegible, el vendedor tendrá que comprobar que la mercancía fue legalmente adquirida. Sin esta comprobación, las autoridades podrán confiscar los bienes y después de tres meses serán donados si el vendedor no puede demostrar ser el dueño legítimo de la mercancía. 

“Ni modo de decirles a los que nos traen la mercancía que nos den un recibo», dijo a El Tecolote un vendedor ambulante que ha estado tratando de conseguir un permiso y que por razones de seguridad, se mantendrá en anonimato. Con 42 años de edad, ha estado vendiendo en la calle sin permiso por casi dos años. Antes se dedicaba a trabajos de construcción como jornalero. Lastimosamente A sufrió una infección en su pie que después requirió de cirugía. Esto, aunado a la COVID-19, provocó que él tuviera que dejar su trabajo como jornalero. 

Originario de la Ciudad de México, ha vivido solo en los EEUU por ocho años, mientras que su familia y cuatro hijos permanecen en México. Procura mandarles dinero pero admite que últimamente ha sido difícil mantener a su familia y pagar la educación de sus cuatro hijos. Estuvo viviendo por seis meses en una casa de campaña entre las calles South Van Ness y la 24.  

“Tengo que mandarles porque están estudiando y pues para comer, porque allá nada es gratis. Aquí tan siquiera ayudan, pero allá no”.

Él ha preguntado a Calle 24 sobre la nueva legislación que busca ayudar a los vendedores a conseguir un permiso siempre y cuando los vendedores tengan comprobantes de que la mercancía se obtuvo legalmente. A admite que su mercancía la consigue en el mercado negro porque no tiene dinero suficiente para conseguirla al mayoreo.

Dice que el dinero que reúne con sus ventas se lo manda a su familia. A la semana les manda aproximadamente $200, pero reconoce que hay veces que se queda sin dinero para cubrir sus propias necesidades. Algunos de sus familiares requieren de servicios médicos costosos. Su esposa padece de cáncer y su madre tiene artritis y problemas de memoria. También es diabetico y no ha podido recibir medicamentos. “Se me hace pesado porque hay veces que no tengo trabajo y aquí las ventas están tristes, me quedo a veces sin dinero. El cáncer es caro”, dijo.

Martha Regidor ha estado vendiendo frutas, bacalao y dulces en la esquina de la 24 y Misión. Perdió su trabajo de empacadora de comida para las aerolíneas al principio de la pandemia y fue así que su familia comenzó a vender en la calle. Fue a pedir el permiso de vendedor en agosto del año pasado en la alcaldía de San Francisco. Dice que en esa ocasión no pudo obtenerlo porque durante la pandemia los servicios no estaban disponibles. 

La vendedora ambulante, Martha Regidor, en su puesto en la esquina de las calles 24 y Misión, mira a las personas mientras aguarda por los próximos clientes. Foto: Jeremy Word

Regidor volvió a aplicar para el permiso el 15 de marzo de este año a través de internet. Recibió ayuda estando en las oficinas para llenar el formulario que viene con la opción de ser llenado en español. Según la aplicación, ella recibirá el permiso en 30 días vía correo y tendrá que ser renovado cada año. “Me siento bien porque ya una puede estar un poquito más segura de que si vienen a preguntarme por algún permiso pues ya voy a tener el permiso”, compartió.

La familia de Martha Regidor descarga su carpa, mesas y mercancía de su camioneta. En su esquina se venden papas fritas, miel, medicinas y otros artículos. Foto: Jeremy Word

Los vendedores que sí tienen el permiso ahora están preocupados por el nuevo número de vendedores ambulantes que no lo tienen y que toman los lugares señalados específicamente para quienes sí cuentan con él. 

Rafael Fernández ha estado vendiendo en la Misión por 21 años. Su puesto de gorras está localizado en las calles 23 y Misión. En 2013, sacó su licencia de vendedor. El departamento de policía le otorgó un permiso en 2015. Dice que al principio ponía su mercancía en el piso enfrente de los negocios, pero que no ponía una mesa porque se le hacía como una falta de respeto pues en ese entonces él no contaba con permiso. Luego, empezó a colocar una mesa cuando ya tuvo su permiso: “Hay mucha gente que pone mesas y ni siquiera tienen permiso, eso es una falta de respeto”, declaró.

El vendedor ambulante, Rafael Fernández, muestra sus permisos de vendedor mientras explica cómo y cuándo los obtuvo. Su puesto de sombreros se encuentra en las calles 23 y Misión. Foto: Jeremy Word

Algunos vendedores han necesitado acomodarse fuera de sus puestos porque han sido tomados por otros que no cuentan con el permiso adecuado. Luis Ledesma es un vendedor de joyería que se encuentra al lado del puesto de Fernández. 

Ledesma cuenta con un permiso similar al de Fernández y ha estado vendiendo en la calle por ocho años. Él ha escuchado sobre el proyecto de Calle 24, ‘Calle Limpia, Corazón Contento’, que busca limpiar las calles y ayudar a los vendedores a conseguir los permisos adecuados y espera que esta iniciativa pueda resolver los problemas que se ven en la Misión. 

“Está muy bien porque así nos tienen organizados en donde debemos estar y quienes deben estar. También cuando nos roban o nos asaltan, espero que haya algún tipo de seguridad”, señaló.

El vendedor de joyas, Luis Ledesma, muestra cadenas y pulseras a un cliente interesado. Su puesto se encuentra junto al de otro comerciante autorizado, Rafael Fernández. Foto: Jeremy Word

Susana Rojas, la Directora Ejecutiva de Calle 24, ha estado trabajando con Hillary Ronen, supervisora del Distrito 9 para ayudar a implementar esta nueva legislación. Ella les recomienda a los vendedores inscribirse al programa de Calle 24 para poder recibir ayuda en la obtención del permiso. Especialmente si el individuo está en una situación difícil en cuanto a su estatus legal en este país. 

En cuanto al vendedor A, con el que habló El Tecolote, planea algún día regresar a México y reunirse con su familia. Dice que los extraña más que cualquier otra cosa: “Que se cuiden mucho y primeramente Dios, a ver si pronto nos vemos por allá”.

Para conseguir mayor información acerca de la ayuda para solicitar permiso, puede acudir a la oficina de Calle 24, localizada en el 3250 de la calle 24t, en San Francisco, CA., 94110. Puede visitar su sitio web: https://www.calle24sf.org/en/