La ubicación propuesta para las antenas de teléfonos celulares será en la parte superior de un edificio de apartamentos de dos pisos en el número 2789 de la calle Harrison.

En una junta comunitaria el pasado 22 de junio, residentes de la parte baja de la calle 24 en la Misión hablaron sobre sus preocupaciones acerca del plan de la empresa de telefonía móvil T-Mobile de instalar antenas para teléfonos celulares cerca de sus casas.

T-Mobile convocó la junta comunitaria en el Centro Cultural de la Misión, donde escuchó las impresiones de los vecinos como parte del proceso de planificación, para adquirir el permiso de uso condicional para instalar seis antenas para celulares en la parte alta de un edificio de dos pisos en el número 2789 de la calle Harrison —localizado en la esquina noreste de la calle 24. Pero la respuesta probablemente no fue la que T-Mobile hubiera preferido.

“Esta ubicación es el lugar preferido bajo las actuales pautas para inalámbricos, porque tiene una combinación de uso comercial y residencial. Básicamente, es como la ordenanza de San Francisco está escrita”, dijo Lisa Nahmanson, consejera de PermitMe, Inc., contratada por T-Mobile para agilizar el proceso de obtención del permiso.

Sin embargo, los vecinos dijeron que ellos estaban más preocupados por su salud y seguridad.

El sonido de los tambores de las clases de capoeira de la par contribuyó más aún a la frustración general que se sentía en la reunión, ya que era difícil escuchar lo que los demás decían. A pesar de esas frustraciones, la atmósfera era de completo civismo.

Nahmanson dijo a los vecinos que se necesita cobertura en el área. Actualmente, hay tres ubicaciones que T-Mobile utiliza en la Misión: en la azotea del edificio en las calles 22 y Misión, en las calles Bryant y 18 y en la azotea del local de almacenamiento público cerca del Bayshore Boulevard. Nahmanson no tenía ninguna información sobre los lugares que le pertenecen a otros proveedores.

“Todo el proceso se origina por quejas de los usuarios”, dijo.

De acuerdo a un mandato de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), declaró, todos los proveedores deben ofrecer servicio “ubicuo”.

Rajat Mathur, un ingeniero electrónico de Hammett & Eddison —una agencia de ingeniería con base en Sonoma contratada por T-Mobile— también estaba ahí para hablar sobre los aspectos técnicos. Él presentó un informe sobre la frecuencia de radio que emitirían los lugares propuestos y determinó que no habría daño significativo en el medio ambiente.

La cantidad de radiación emitida sería de 0,0067 mega watts por centímetro cuadrado, dijo.

“T-Mobile estaría 150 veces por debajo del límite público al nivel de la tierra establecido por la FCC. Así que concluimos que la ubicación cumpliría con las pautas de la FCC”, agregó.

Utilizando la Torre Sutro como comparación, dijo que la radiación allá es cerca de 100 veces mayor de lo que sería en la ubicación propuesta para la Misión.

Cuando le presionaron los vecinos sobre la radiación adicional en el área por otros proveedores, Mathur respondió que las medidas muestran que los niveles cumulativos de radiación son más altos pero aún unas 100 veces inferiores a los establecidos por la FCC.

Sin embargo, sus declaraciones no convencieron a los vecinos. Ellos expresaron sus sospechas sobre los datos y los niveles de seguridad, que dicen cambian frecuentemente con el paso del tiempo. Residentes como Jane Martin están preocupados por los efectos a largo plazo.

“Esto es un experimento. No tenemos datos realmente fiables”, dijo.

Martin y otros preguntaron cuánto estaba pagando T-Mobile por el uso del edificio propiedad de Allen McCarthy. Nahmanson dijo que había un contrato registrado entre las dos partes y que T-Mobile no divulgaría, ni estaba obligado a divulgar los detalles.

McCarthy y sus bienes raíces no han sido ajenos a la controversia en la comunidad. En julio de 2009, la unidad de ocho viviendas fue el centro de protestas por desahucios a residentes latinos de bajos ingresos, que se llevaron a cabo después de que McCarthy lo comprara en enero del año 2008.

Otro residente preguntó si T-Mobile tenía otras sucursales en otros lugares de la ciudad —específicamente en el barrio de Pacific Heights. Nahmanson no tuvo una respuesta inmediata, pero después ofreció la información vía correo electrónico. Existen 14 lugares en Pacific Heigths y uno de ellos de uso mixto, escribió.

Martin y otros también temen que las antenas están siendo “encubiertas” para que se vean como ventiladores y cajas de servicio.

“Estoy ofendida porque parece que están tratando de esconder algo o que tiene algo que esconder y creo que eso pone de manifiesto las preocupaciones sobre la salud que existen”, dijo.

Nahmanson respondió diciendo que la Comisión de Planificación de San Francisco requiere que las antenas estén cubiertas.

“La manera como ustedes han elegido hacerlo, es una patada en la cara”, dijo Martin.

Nahmanson preguntó a Martin si ella tenía alguna otra alternativa en mente. Martin respondió que no tenía ninguna, porque ella ni si quiera quería las antenas ahí.

Erick Arguello, presidente de la Asociación de Comerciantes de la Calle 24, dijo que él era cliente de T-Mobile y experimentaba problemas con el servicio —como tenía con otros proveedores— pero dijo que era lo suficientemte bueno y que prefería no poner en riesgo su salud por una mejor cobertura.

“No estoy a gusto con la seguridad y los efectos a largo plazo. No sabemos realmente la cantidad de radiación de las antenas con el paso del tiempo. Nadie sabe”, dijo.

Alex Rivera vive a unas cuantas casas de uno de los lugares propuestos y pareció estar de acuerdo con los asistentes.

“Como miembro de la comunidad, estoy completamente en contra y asistiré a todas las reuniones que haya para oponerme a que instalen esto, para que los que toman la decisión lo tengan claro”, dijo.

Pero por ahora, el proyecto aún está en una fase inicial y tendrá que presentarse ante el departamento de planificación el próximo otoño. Si se aprueba, T-Mobile necesitará adquirir todos los permisos de sus edificios y después ir ante la Junta de Supervisores para una aprobación final.

—Traducción Cármen Ruiz