La hermana Norma Pimentel es la directora general del centro de refugio de la Catholic Charities del Valle de Río Grande, la cual dota de comida, ropa y ayuda legal a miles de familias que huyen de Centroamérica. Foto William Marsden/Postmedia News

Cuando la hermana Norma Pimentel le preguntó a una mujer embarazada que huía de Honduras junto a su hija de 3 años, para cuándo tenía su fecha de parto, inmediatamente respondió: “Ahora”, le dijo la mujer.

“Lo notable de esta gran migración es la presencia de los niños”, dijo Pimentel.  “Quizás les acompaña un padre o una madre, o quizás no, porque temen por sus vidas”.

Pimentel, la directora ejecutiva de Catholic Charities del Valle del Río Grande, fue reconocida con el Loaves & Fishes Award por Faith in Action el 16 de abril en San Francisco, reconociendo su labor de ayuda a refugiados e inmigrantes a lo largo de la frontera entre Texas y México.

Catholic Charities es una organización dentro de la diócesis de la Iglesia Católica que se puede considerar el brazo de servicios social de la iglesia.

Pimentel trabaja en el Centro de Ayuda de Crisis, proveyendo a refugiados e inmigrantes servicios básicos como comida, duchas, orientación y, muchas veces, ayuda médica.

La hermana Norma Pimentel fue premiada con el Loaves & Fishes Award por Faith in Action el 16 de abril en San Francisco, por su trabajo ayudando a refugiados e inmigrantes a lo largo de la frontera Texas-México. Courtesía de Catholic Charities

“Ser reconocida así me enseña humildad. Me alegra que gente reconozca que esto es importante, que tenemos que recibir a estos inmigrantes”, comentó Pimentel. “Son seres humanos y necesitan el cuidado y la atención como cualquier otro. Cualquier reconocimiento que reciba, es un reconocimiento a eso”.

Pimental nació hace 62 años, en la ciudad fronteriza de Brownsville, Texas, pero su familia es de la ciudad hermana de Brownsville: Matamoros, Tamaulipas, México. Se unió a Catholic Charities después de ingresar la orden a los 24 años, y cuenta con un título de licenciatura en bellas artes y dos grados de maestría en teología y asesoría por la St. Mary’s University en San Antonio, Texas, y la Universidad de Loyola en Chicago, respectivamente.

“Cuando las personas llegan a nuestro centro, son muy agradecidos porque por primera vez después de estar en custodia en inmigración o por la patrulla fronteriza, se les ha permitido viajar más allá de ese punto, así que nosotros buscamos ayudarles a darse cuenta de que sí importan”, dijo Pimentel.

Se estima que entre 400 mil y un millón de personas cruzan la frontera entre México y los EEUU cada año, y que uno de cada cuatro es capturado por la patrulla fronteriza, según GlobalSecurity.org.   

La mayoría de las personas que cruzan la frontera son niños no acompañados. Alrededor de 14 mil niños menores de 18 años fueron detenidos en el sector de Río Grande entre octubre de 2015 y de febrero de 2016, según las Aduanas y Protección Fronteriza de los EEUU.

“Son niños”, dijo Jeff Bialik, el director ejecutivo de Catholic Charities en San Francisco. “El hecho de que hayan nacido en un país diferente es realmente irrelevante, el hecho es que son niños que huyen de la violencia y la opresión y necesitan saber que los EEUU y, especialmente Catholic Charities, sigue siendo un faro de esperanza y un santuario para ellos”.

Uno de esos niños es Rafael López, que huyó de la violencia de las pandillas de su ciudad natal de Libertad, El Salvador.

“Sufrí una gran cantidad de amenazas de las pandillas en El Salvador”, dijo el joven de 19 años de edad.

López dejó a su madre en El Salvador cuando tenía 17 años, llegando a San Mateo, donde vive su padre. Tiene la esperanza de recibir asilo político ahora que Catholic Charities le ha ayudado con el proceso de forma gratuita.

“Tener la esperanza de obtener documentos migratorios ha sido como quitar una carga pesada que llevaba sobre mis hombros”, dijo López. “Es una sensación maravillosa”.

Catholic Charities se centra principalmente en cinco áreas de trabajo social: vivienda, juventud, jubilados, los refugiados e inmigrantes, y los servicios de salud mental.

Hay alrededor de 160 Catholic Charities y otras organizaciones similares en las diócesis católicas en los EEUU, según Bialik.

En las ciudades fronterizas, como las que hay en el Valle del Río Grande, los Crisis Relief Centers existen como parte de Catholic Charities para ayudar a los refugiados e inmigrantes entrantes. En 2015, Pimentel fue reconocida por el Papa Francisco por su trabajo en el centro.

“Saber que él [Francisco] sabía lo que estábamos haciendo fue notable”, dijo Pimentel. “Fui elevada de mis pies, como si Dios mismo hubiera venido a abrazarme en ese momentos”.

“Muchas de las personas que cruzan la frontera son padres que no sólo temen por sus propias vidas, sino también por las de sus hijos”, dijo Pimentel.

“Espero que podamos mostrar a los demás que es importante que nos cuidemos unos a otros, y que es nuestra responsabilidad como cristianos y personas de buena voluntad, responder a las necesidades de los demás”, puntualizó.

—Traducción Nereida Heller

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