Un jarrón de cerámica con ‘pseudo glifos’, decoraciones que no tienen significado lingüístico. Es una de las obras autentificadas en el estudio preliminar de la colección del Museo Mexicano. Cortesía: The Mexican Museum

Hace unas semanas, el Museo Mexicano de San Francisco se vio en el centro de la controversia después de que Mission Local publicara una historia con un encabezado sugiriendo que la mayoría de su colección prehispánica era “insignificante o falsa”.   

La nota de Mission Local fue la única fuente citada por medios de comunicación en los EEUU e internacionalmente, todos describieron la colección como de poco valor.

Representantes del museo insisten que la polémica es un malentendido. La cobertura negativa se basa en una lectura errónea del análisis de evaluación preliminar de su colección prehispánica que incluye aproximadamente 1,700 piezas.

Ochenta y tres piezas fueron preseleccionadas para la colección permanente como de “calidad para un museo”, mientras que las demás fueron clasificadas como “no autentificadas”.

En términos arqueológicos, apócrifa y no autentificada tienen significados muy diferentes. El primero refiere a una reproducción confirmada o falsificación, mientras que “no autentificado” significa inconcluso —que requiere mayor análisis antes de emitirse una decisión final.

Los medios incorrectamente utilizaron los términos de manera indistinta, declarando que los artefactos “actualmente no autentificados” (alrededor de 96 por ciento de la colección prehispánica) eran “falsos” o “de poco valor”.

Jarrón de los Dioses de los Cuatro Vientos, una vasija del periodo clásico hecho en el Río Motagua, Honduras. Es una de las obras autenticadas en el estudio preliminar de la colección del Museo Mexicano. Cortesía: The Mexican Museum

“Una de las causas recurrentes que he encontrado en estas confusiones proviene de la utilización de dos lenguajes diferentes, el académico y el periodístico”, explicó Eduardo Pérez de Heredia, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia en México y autor del estudio.

“Por alguna razón, el reporte citado por la prensa para apoyar conclusiones erróneas, sin consultar conmigo.”

SF Gate reportó que la mayoría de los objetos de la colección eran “falsificaciones o no se podían autentificar”, mientras que El País, periódico español, describió la colección como apta “para tirarse a la basura”.

“Ha habido unos malentendidos… que las piezas que no fueron seleccionadas para la exhibición no tienen valor, pero nunca dijimos eso. No está en mi reporte”, dijo Pérez de Heredia durante una conferencia de prensa.

Andrew Kluger, directivo del Museo Mexicano, llevó a cabo una rueda de prensa para hablar sobre la controversia.

“Se propagó como un incendio”, dijo Kluger. “El hecho de que las demás piezas no sean auténticas es absolutamente incorrecto… Esas piezas solo tienen que pasar por un proceso”.

El reporte de Pérez de Heredia, obtenido por Mission Local de una fuente anónima era preliminar. No incluye la lista final de falsificaciones.

En el reporte, que el museo compartió con El Tecolote, solo dos artefactos son descritos como reproducciones confirmadas, pero se espera que análisis más detallados puedan descubrir más, algo común en museos alrededor del mundo.

La ubicación actual del Museo Mexicano en Fort Mason. Foto: Jay Garcia

De organización comunitaria a museo de clase mundial

El Museo Mexicano, fundado por el artista Peter Rodriguez en 1975, empezó como una pequeña organización comunitaria sin fines de lucro. En sus esfuerzos por adquirir una colección lo más grande posible, el museo aceptó donaciones, incluyendo aquellas que no se pudieron autentificar inmediatamente.

La institución ha crecido considerablemente desde entonces. En 2012, se convirtió en filial del Instituto Smithsoniano, el complejo de museos e investigación más grande del mundo, una asociación que incluye reglamentos estrictos para la evaluación de artefactos.

Para asegurar cumplimiento con el criterio de museos nacionales, el Museo Mexicano contrató a Sari Bermúdez, quien fuera directora del Consejo de Cultura bajo la administración del presidente Vicente Fox.

“Todos estos mexicoamericanos que empezaron este museo lo hicieron por el amor a su cultura”, dijo Bermúdez a El Tecolote. “Todos trajeron lo que podían pero ahora ha llegado el momento de evaluar todo”.

Bermúdez tiene la tarea de evaluar las seis colecciones permanentes: prehispánica, colonial, popular, siglo XIX, moderna, contemporánea y chicana. Juntas hacen un total de 14 mil artefactos.

Bermúdez ha buscado la ayuda de varios expertos para examinar cada colección, y trajo a Pérez de Heredia para conducir la primera evaluación de la sección prehispánica: dos mil años de historia que incluye objetos de Norte, Centro y Sudamérica.

Como fue mencionado en el reporte, Pérez de Heredia “condujo durante seis días un examen físico de la colección”, tiempo muy breve para el análisis definitivo de 1,700 piezas. El reporte recomienda seguimiento con técnicas más precisas como la termoluminiscencia.

Bermúdez clarificó que las 83 piezas seleccionadas por Pérez de Heredia se consideran obras maestras pero no significa que las demás no tengan valor.

“Lo que dijo fue que las 83 piezas… son de magnífica calidad, son obras maestras. Las otras  piezas son artículos que se usaban en la vida cotidiana… algunos necesitaban restauración… otros también eran buenos pero… no eran obras grandiosas”, explicó Bermúdez.

Las piezas no seleccionadas para la colección final serán usadas con propósitos educativos. Artefactos determinados como falsificaciones de alta calidad se pueden utilizar en escuelas para hacer demostraciones, donde piezas originales serían muy delicadas para sacarlas del museo.

“Yo pienso que la verdadera historia es que 80 piezas son consideradas grandes piezas, grandes maestras”, añadió Bermúdez. “Normalmente, para encontrar piezas de alta calidad fuera de México es sorprendente”.

Pérez de Heredia clarificó: “Tenemos muchas piezas que no son aptas para la colección. Pero eso no quiere decir que sean falsas o que no vale la pena estudiarlas. Todos los museos tienen una sección principal y un sótano con piezas que nunca se exhibirán. No significa que no tengan valor”.

Se estima que una autentificación final de todas las colecciones tomará dieciocho meses, y tendrá que ser completada antes de que el museo se traslade de su ubicación actual en Fort Mason al edificio en Yerba Buena en 2020. Su nueva sede —el último espacio disponible en el distrito artístico Yerba Buena Gardens, cuenta con 60 mil pies cuadrados para exhibiciones.

“En lo personal siento un poco de tristeza por tanta mala interpretación que se dio de manera innecesaria, y que hizo lucir a la colección de manera negativa, cuando en realidad contiene muchas piezas de alta calidad”, dijo Pérez de Heredia.

“Esto es el trabajo de la gente de San Francisco” dijo Bermúdez. “Es su esfuerzo… el día de la apertura sabremos si pasamos el examen, cuando sabremos si lo hemos convertido en un museo internacional”.