La Universidad de Colorado, en Colorado Springs lleva a cabo una vigilia el 28 de noviembre en honor a las tres personas muertas en la clínica Planned Parenthood de esa localidad. Foto por Andy Cross/The Denver Post/Getty

Robert Dear, de 57 años de edad, el hombre que reciente disparó afuera de una clínica Planned Parenthood de Colorado Springs, matando a tres e hiriendo a nueve, es un desquiciado, eso está claro. Luego de ser detenido por la policía, ha hecho referencias incoherentes y llenas de enojo sobre “Planned Parenthood” y “partes de bebé”. Si bien es cierto que las acciones despreciables de Dear no representan el movimiento anti-aborto como un todo, el contenido de su diatriba no surgió de la nada.

Los activistas de extrema derecha han estado librando una campaña de desprestigio concertada y cada vez más feroz contra Planned Parenthood desde hace meses. Durante el verano, apareció un video que pretende exponer violaciones éticas cometidas por empleados de esta organización de salud reproductiva, incluyendo la recolección y venta de fetos. Lanzado por un grupo anti-aborto llamado el Centro para el Progreso Médico, el video fue difundido con rapidez a manera de hoax, con un diálogo fuertemente editado y tomado fuera de contexto, el cual incluye material visual de un aborto espontáneo para ser presentado como un aborto. Aun así, el video causó una tormenta de fuego entre los antiabortistas, exigiendo que la organización fuera despojada de la financiación del gobierno, la cual asciende a aproximadamente $450 millones anualmente.

Los republicanos se movieron rápidamente, haciendo tiempo en sus apretadas agendas para lograr absolutamente nada, solo llevaron a cabo una cacería de brujas abiertamente partidista y en contra de la organización, que desde hace casi un siglo ha ayudado a millones de mujeres a recibir atención médica que de otro modo no hubieran sido capaces de pagar.

Pese a ello, el video que provocó tal acción ha sido desacreditado por la presidente de Planned Parenthood, Cecile Richards, quien fue citada a declarar ante el Congreso. Durante cinco desgastantes horas de testimonios, los republicanos interrogaron agresivamente a Richards, tratando desesperadamente de encontrar fallos de cualquier tipo en las operaciones de Planned Parenthood. En medio de constantes interrupciones, Richards defendió la integridad de su organización. Conforme miembros del Congreso le acribillaron con preguntas —muchos de ellos con respecto a los aspectos básicos de la salud de las mujeres que podrían haber sido fácilmente contestadas con una rápida búsqueda en Google— se hizo evidente que tenían poca idea de lo que Planned Parenthood ofrece en realidad a las mujeres (sólo el tres por ciento de su presupuesto se destina a los servicios de aborto, por ejemplo).

El incidente fue una poderosa demostración de una simple realidad en la conversación sobre los derechos reproductivos. Independientemente de las convicciones religiosas bien intencionados respecto a que la vida comienza en la concepción, en términos prácticos, este tema alcanza una discusión entre las mujeres, que desean tener acceso a la atención básica de la salud reproductiva, y los hombres que quieren limitar el acceso de las mujeres a la atención de la salud y controlar de manera efectiva los cuerpos de las mujeres.

Después de concluida la audiencia, la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren, declaró: “Hemos estado en ese mundo antes, ese mundo en el que murieron mujeres. Me refiero a un mundo en el cual las mujeres decidían el suicidio antes de proseguir con un embarazo que no podían manejar y, lo que los republicanos están diciendo es que quieren regresar a eso, pero quiero dejar en claro que no vamos a volver —no ahora, ni nunca”.

Al tiempo del cierre de esta edición, un contingente de republicanos está otra vez amenazando con bloquear al gobierno a menos que se extraiga del presupuesto de 2016 la financiación federal para Planned Parenthood.

Para concluir, Planned Parenthood atiende a mujeres de escasos recursos, que desproporcionadamente pertenecen a la comunidad negra y latina, ofreciéndoles pruebas de Papanicolaou, exámenes de mamas y pruebas de ETS, entre otros innumerables servicios. Un ataque a Planned Parenthood es esencialmente un ataque a millones de mujeres que dependen de la organización para el cuidado de salud asequible. El Tecolote apoya a Planned Parenthood.

—Traducción Katie Beas