Durante los últimos 12 años, Peter Ávila ha sido el director de la escuela primaria de inmersión Marshall en San Francisco, pero recientemente surgieron una serie de quejas sobre su liderazgo, en particular, por su falta de comunicación bilingüe y múltiples acusaciones de discriminación contra las familias latinas.

Las quejas, que se remontan a años atrás, han sido presentadas por varios ex padres de familia y miembros de la comunidad escolar, quienes dicen que el director ha generado un ambiente hostil para todos.

“Él [Ávila] no apoya a la comunidad y cuando digo ‘comunidad’ me refiero a la escolar y a la de la Misión en la que se encuentra la escuela. Él trata a las familias blancas y a las latinas de manera muy diferente”, dijo Susan Cieutat, organizadora y ex madre madre de familia. Cieutat fue uno de los cuatro padres que publicaron quejas durante una reunión del 12 de marzo de 2019 de la Junta de Educación del Distrito Escolar Unificado de San Francisco (SFUSD, por sus siglas en inglés).

No ha sido la primera vez que los padres acuden a la Junta de Educación para exponer el mismo asunto: el 29 de mayo de 2018, seis padres enviaron por correo electrónico testimonios sobre el comportamiento del directivo a la Junta de Educación y al Superintendente Vincent Matthews. Los testimonios alegaban la adversidad de Ávila hacia los padres, eliminando los programas de tutoría, así como los almuerzos de padres y alumnos, y tomando decisiones importantes sin consultar primero a padres y maestros.

Beatriz Gudino, cuya hija fue a dicha primaria en 2009 y ella misma ex alumna de la misma institución, también ha cuestionado el liderazgo de Ávila. En 2009, ella dijo que la maestra de kinder de su hija estaba disciplinando físicamente a los estudiantes: “Había una maestra que había estado apuntando a tres niños y estaba tirando de sus orejas”, dijo Guidino, explicando que cuando los niños estaban sentados en el borde de sus asientos, la maestra les quitaba las sillas mientras jalaba de sus orejas. “Mi hija fue una de ellas, pero no nos dimos cuenta de que esto estaba sucediendo hasta el final del año escolar”.

Según Gudino, los padres no fueron notificados de lo que estaba ocurriendo en la clase a pesar de que la administración y Ávila estaban conscientes de la situación. Los padres solo fueron notificados al final del año escolar, momento en el cual la maestra fue transferida.

“La trasladaron [a la maestra] a cuarto grado y durante ese tiempo llegaron muchos padres blancos”, dijo Gudino. “Hubo muchos padres blancos quejándose y querían sacarla y con esas voces, él [Ávila] prestó atención, pero no prestó atención a los padres latinos”.

Gicela Galves de Alvarenga es otra ex madre en la primaria Marshall que tuvo una experiencia negativa con el director. Según su informe, Ávila supuestamente le gritó en el patio de la escuela frente a los niños, porque él le había enviado una carta que le decía que no podía ingresar a la escuela sin su autorización.

“El 23 de marzo él me intimidó, comenzó a gritarme que tenía que ir a firmar a la oficina si quería ingresar a la escuela aun cuando yo ya me encontraba en el patio de la escuela”, dijo Galves de Alvarenga. Después del altercado, ella se dirigió de inmediato a la oficina de la escuela, registró a su hija por ese día y nunca regresó. Desde entonces, transfirió a su hija a otra primaria.

Incidentes como estos han motivado a los padres y organizadores de la comunidad a presentar múltiples quejas contra Ávila ante el SFUSD. Aun cuando El Tecolote ha verificado que dichas quejas fueron presentadas ante el distrito, los padres y ex alumnos han recibido una respuesta. Pese a los múltiples correos electrónicos enviados, El Tecolote aún no recibe un comentario del SFUSD.

“Nos hemos estado quejando de problemas y de este director desde que mi hija estaba en la escuela”, dijo Guidino. “Realmente creo que es una injusticia para las familias y usted ve el trato en la frontera, y SF se considera una ciudad santuario, pero ni siquiera pueden hacerlo bien en una pequeña escuela”.

De acuerdo con los miembros de la comunidad de la primaria Marshall con quienes habló El Tecolote, las tradiciones escolares tales como la hora de los padres, la hora del almuerzo de los padres, el Día del Niño y la participación de los padres en general han ido disminuyendo paulatinamente bajo la dirección de Ávila. Estas tradiciones escolares han sido una parte integral en la identidad de la escuela. Y los padres dicen que su expulsión ha llevado a un clima escolar tenso y poco acogedor.

“Eso es lo que hace”, dijo un profesor actual de la institución, quien pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias. “Tiene otras personas que hablan con los padres latinos y les dicen que no deben estar aquí, que distraen aprendiendo y distraen a los niños”.

Los padres que comparten comidas con sus hijos han sido una importante tradición cultural en esta escuela primaria. Esto fue extremadamente benéfico dado que una gran población de padres de familia tienen trabajos que requieren trabajar turnos nocturnos, lo que les impide pasar mucho tiempo con sus hijos.

Sharon Hoff es una madre de familia de Marshall cuya hija acaba de pasar a la escuela secundaria. Hoff ha visto la disminución de los almuerzos entre padres e hijos a lo largo de los años: “Para muchos de los padres latinos, esa fue la única oportunidad para visitar a sus hijos porque tienen trabajos por la tarde o en la noche”, dijo Hoff. “Básicamente, lo redujeron de todos los días a una vez por semana, y a una vez al mes y básicamente lo eliminaron por completo”.

Las quejas contra Ávila van más allá de la eliminación de las tradiciones en Marshall. Según Galves de Alvarenga, el usa tácticas de intimidación para dirigir la escuela. Galves de Alvarenga, dice que Ávila utiliza la frase: “estás en problemas” con los niños a pesar de que se ha prohibido el uso de la palabra en el SFUSD. En su lugar, SFUSD alienta a los maestros a usar palabras con frases como “tómate el tiempo para reflexionar” o “en tiempo de espera”.

En un incidente en particular, Galves de Alvarenga habló con El Tecolote sobre el hecho de que el directivo supuestamente tomó a un niño por el brazo y le dijo estar en problemas: “A este niño en particular lo estremecio de los hombros y lo puso en contra de la pared”, dijo Galves de Alvarenga.

La incapacidad de Ávila para comunicarse con la comunidad de habla hispana de Marshall también ha sido punto de discusión, lo que ha hecho que la comunidad latina se sienta excluida. De acuerdo con Schooldigger.com, un sitio web que ayuda a los padres a evaluar escuelas, el 85 por ciento de la comunidad de esta institución habla español y, por eso, las reuniones de la PTA siempre se han realizado en ese idioma. Sin embargo, como  Ávila no es bilingüe, ahora dichas reuniones se llevan a cabo en inglés, y los hispanohablantes tienen que usar auriculares para traducir las reuniones.

Hoff asistió a una reunión del Consejo Escolar y del Comité Asesor de Estudiantes de Inglés el sábado 3 de marzo de 2018, y fue testigo de la falta de esfuerzo que se puso en la comunidad latina para poder comprender la información que se presentaba: “Hubo una presentación, ninguna de las cuales se tradujo al español, y aun cuando habia muchas personas de las asistentes que solo hablaban español”, dijo Hoff. “Luego se equivocó en un montón de números y su excusa fue que él lo había preparado esa mañana… así que [Ávila tiene] una especie de actitud despreocupada hacia sus responsabilidades “.

De acuerdo con la profesora de la primaria Marshall con la que habló El Tecolote, todas las personas que están siendo contratadas en esa institución deben estar acreditados para la enseñanza de español e inglés.

Ávila no tiene tal acreditación, lo que ha sorprendido a muchos maestros y padres. Según Transparent California, a partir de 2017 el salario anual de Ávila era de $103,285.

Tal falta de capacitación no solo es preocupante para los estudiantes, sino también para los educadores en español. Los maestros son evaluados cada dos años, y él se sienta a evaluar las lecciones para las clases de inglés y español. Si Ávila (quien no habla español) le da a un maestro una mala evaluación, el educador tiene el derecho de preguntar qué cambios deben hacerse a la lección.

Esto ha creado un problema para los educadores en idioma español porque no solo el director no comprende la lección por completo, sino que no tiene la capacidad de instruir a los educadores en español sobre cómo enseñar.

“Así es como evalúas la carrera de alguien”, dijo el educador de Marshall. “Si entiendes lo esencial y él dice que estás haciendo algo mal dos veces, eso significa que estás en libertad condicional y estás a un paso de perder tu trabajo, solo porque él recibió la esencia de tu lección, y eso es lo que me resiente. Es como si el futuro de la carrera de alguien está en la cuerda floja solo porque alguien no entiende lo que está enseñando”.

Los intentos por contactar a Ávila para esta historia fueron infructuosos.