El homenaje se centró en los esfuerzos para mejorar las condiciones de los trabajadores agrícolas luego del tiroteo del año pasado, aun cuando otro tiroteo ocurrido un día antes elevó las preocupaciones de seguridad actuales.
Half Moon Bay, CA. – Residentes y funcionarios públicos se reunieron el domingo para un acto conmemorativo del primer aniversario del tiroteo que cobró la vida de siete trabajadores agrícolas.
El evento se produjo inmediatamente después de otro tiroteo, ocurrido la noche anterior en un complejo de viviendas cercano, lo que subraya el desafío de mejorar las condiciones de vida de los campesinos en este pequeño pueblo costero.
«Anoche arrestamos al sospechoso», dijo la alguacil del condado de San Mateo, Christina Corpus, quien estuvo presente en la conmemoración el domingo por la noche. «La comunidad está asustada», añadió, «y queremos asegurarnos de que se sienta segura».
Se estima que hay 1,700 trabajadores agrícolas que residen y trabajan en el condado de San Mateo y sus alrededores, una población invisible separada, en gran medida, por el idioma y su estatus migratorio y económico.
Si bien la mayoría procede de México y Centroamérica, el tiroteo del año pasado también sacó a la luz la existencia de una pequeña comunidad de trabajadores agrícolas chinos.
Temores por cortes de energía y creciente presencia de pandillas
Más temprano ese mismo día, Corpus y varios oficiales de la oficina del alguacil celebraron una reunión pública en la cercanía de Moon Ridge Apartments, donde ocurrió el tiroteo la noche anterior, y donde residen muchos de los trabajadores agrícolas de Half Moon Bay.
El sospechoso ha sido identificado como Orlando Montelongo Chavarin, de 18 años, del Unincorporated San Mateo County Coast. Según las autoridades, el tiroteo ocurrió alrededor de las 7:30 p.m., del sábado. Un joven de 22 años resultó herido y posteriormente trasladado al hospital.
Si bien se han publicado pocos detalles, los residentes se quejaron de un corte de energía la noche del tiroteo, que también provocó la falla del servicio de telefonía celular. Una joven describió cómo no se enteró del tiroteo hasta las 2:30 de la mañana siguiente, preguntándose por su seguridad y la de su familia: «Sucede mucho», dijo sobre el apagón y aseveró que «es un gran problema».
Más tarde, la discusión derivó en preocupaciones sobre la participación de pandillas y la falta de recursos disponibles para los jóvenes en el área, una región a unos 48 kilómetros al sur de San Francisco, aislada y mayoritariamente agrícola.
Hablando en español, una madre dijo que escuchó de sus hijos hablar sobre la creciente presencia de pandillas en las escuelas, y que muchos en la comunidad temen involucrarse con las autoridades. «No hablo sólo por mí, sino por toda la comunidad», dijo.
Esos temores parecieron verse justificados cuando los funcionarios enfatizaron en respuesta que, según las regulaciones de propiedad, cualquier evidencia de afiliación a una pandilla por parte de un miembro de la familia podría dar lugar al desalojo de toda ella.
«Son chicos jóvenes, necesitan ayuda», subrayó la madre mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
Otros se quejaron de que se ha hablado mucho sobre mejorar las condiciones de los trabajadores agrícolas a partir del tiroteo ocurrido el 23 de enero, el cual cobró siete vidas, sin embargo, no se han tomado medidas suficientes.
El sospechoso, identificado como Chunli Zhao, es originario de China. Cinco de las siete víctimas del tiroteo también procedían de aquel país, mientras que las otras dos eran mexicanas.
El tiroteo acaparó titulares nacionales, apenas un día después de otro tiroteo en Monterey Park, al este de Los Ángeles, y reveló las deplorables condiciones de vivienda que soportan muchos trabajadores agrícolas.
La vivienda para trabajadores agrícolas es una prioridad
De hecho, la vivienda fue un tema central en el evento conmemorativo del domingo por la noche, que comenzó con una ceremonia de sanación sonora en la cual se combinaron elementos de las culturas china y latina, mientras que por las puertas abiertas entraban oleadas de incienso.
«Hoy, no olvidemos que los trabajadores agrícolas brindan nuestra seguridad alimentaria», dijo el alcalde de Half Moon Bay, Joaquín Jiménez, el primer alcalde latino de la ciudad. «Se lo debemos a ellos, a su seguridad, a su bienestar, y eso incluye una vivienda digna». El funcionario anunció la construcción de nuevas viviendas para trabajadores agrícolas y la calificó como «lo más destacado del año».
Otros funcionarios de Half Moon Bay han recaudado más de $12 millones para la construcción de viviendas para trabajadores agrícolas, varias de las cuales se reservarán para las víctimas del tiroteo del año pasado. Asimismo, el Ayuntamiento acaba de aprobar fondos para continuar con las viviendas de emergencia para las víctimas, que han estado ocupando alquileres temporales desde el tiroteo, hasta que se complete la construcción de viviendas permanentes, lo que se espera para la primavera o el verano de 2025.
Unas 200 personas se reunieron en el homenaje, celebrado en el Boys and Girls Club en el centro de Half Moon Bay, entre ellas, residentes, funcionarios públicos y miembros de la comunidad campesina, incluyendo personas afectadas por el tiroteo.
«Hizo un agujero en nuestros corazones», dijo la congresista Anna Eshoo, cuyo distrito incluye Half Moon Bay, al referirse al tiroteo, el cual «arrancó el velo» de una comunidad que hasta entonces había sido «no reconocida».
«No escuchamos sus gritos de ayuda», dijo el asambleísta Phil Ting, cuyo distrito incluye partes del condado de San Mateo. Señaló la entonces falta de medios disponibles para los trabajadores agrícolas para presentar quejas sobre problemas de empleo o vivienda.
Los propietarios de las dos granjas donde ocurrió el tiroteo fueron posteriormente citados por Cal OSHA por numerosas violaciones de salud y seguridad. Tras el lamentable suceso se creó una oficina de cumplimiento de normas laborales y un grupo de trabajo sobre vivienda, según informó el supervisor del Distrito 3, Ray Mueller.
Curación del trauma
En cuanto a las víctimas, la vivienda es una preocupación y la curación otra: «Todavía muestran síntomas de trastorno de estrés postraumático», declaró Saoleng U, de Self Help for the Elderly, con sede en San Francisco, quien ha estado trabajando estrechamente con los trabajadores agrícolas chinos para brindarles vivienda y apoyo de salud mental durante el año pasado.
Kique Bazán, de ALAS, una organización sin fines de lucro, que trabaja con la importante comunidad de trabajadores agrícolas latinos de Half Moon Bay, contó cómo a varias de las víctimas se les pidió contar su testimonio la semana pasada, como parte de procedimientos legales en curso. «El trauma volvió», dijo. «Incluso los síntomas físicos como temblores, rigidez y dolor de cuello. Fue brutal».
De acuerdo a Bazán, el año pasado ha sido difícil y, si bien acoge con agrado las medidas tomadas por los funcionarios locales y estatales desde la tragedia del año pasado, la retórica antiinmigrante que se está arraigando a nivel nacional sugiere una continua «desorientación» sobre lo que significa ser inmigrante: «Hemos dejado de escuchar, y así no vamos a avanzar».