Josuep Macias y Cristian Martínez (izquierda) entregan libros a una familia en Valley Ford, California. Los chicos trabajan para el programa ‘Lectura en los Ranchos’ de la Biblioteca Pública del Condado Marin, un servicio que promueve la lectura entre los niños de zonas rurales del condado. Foto Mabel Jiménez

Un niño de tres años de edad puede no ser capaz aún de articular muchas palabras, pero si se le pregunta al pequeño Brayan cuando vienen los libros, él dirá —a su manera:

“Me dice: ‘ma, libros, libros’”, dijo Yolanda, describiendo cómo su hijo menor identifica al coche de cuatro puertas que lentamente va por el camino en algún lugar de Ford Valley, California. “Él sabe el día. Desde el momento en que se despierta ve hacia afuera. No le dije que iban a venir ahora”.

Cada viernes, durante las últimas cuatro semanas del verano, Jo Ann Kempf, Cristian Martínez y Josuep Macias, han llegado en un coche pequeño, con la parte trasera atiborrada de cajas llenas de libros. Un montón de libros.

Durante los últimos ocho años, Kempf ha sido el coordinador del programa ‘Leyendo en los ranchos’ de la biblioteca del Condado Marin —un servicio de alfabetización móvil que está dedicado a ofrecer libros de la biblioteca a niños de las comunidades rurales y remotas de ese condado. La mayoría de los niños no pueden acceder a una biblioteca y, sin el programa, arriesgan pasar todo un verano sin leer un solo libro.

Según la Asociación de Bibliotecas de California, leer cinco libros durante el verano puede ayudar a prevenir la pérdida de aprendizaje académico.

“Puedo ver la diferencia en los niños”, dice Kempf, que es un asistente de instrucción en la escuela primaria West Marin en Pt Reyes Station. “Cuando comience la escuela otra vez en el otoño, estarán en el camino”.

La mayoría de los estudiantes inscritos en la programa de seis semanas de duración pertenecen a escuelas del distrito Shoreline. Muchos son hijos de inmigrantes indocumentados que temen conducir sin licencias fuera de los ranchos durante el verano. Ese miedo es parte de la razón por la cual Kempf y sus asistentes estudiantes hacen este trabajo.

“Es lo que me dicen los niños”, dijo Kempf. “A veces, llegamos a los lugares y están en medio de la nada, con todas las cortinas cerradas… y no entendía. Y los niños dicen: ‘pues, la migra’”.

Dando la vuelta
Todos los viernes, Cristian Martínez puede apagar su despertador y dormir hasta las ocho de la mañana. Una hora más tarde, el joven de 15 años estará comenzando su jornada.

“Llegamos aquí, leemos a los niños y les damos libros”, dijo Martínez. “Porque estos chicos de aquí no creo que tengan libros. Les da algo que hacer este verano, todos los viernes”.

Cristian Martínez conoce bien a ese tipo de niño.

Nacido y criado en el rancho Stewart en Olema, Martínez tenía un año de edad cuando su hermana mayor, Marta, comenzó a revisar libros del programa. Ella luego trabajó con Kempf, entregando libros durante el verano y leyendo a los niños.

Porsteriormente, Cristian hizo como su hermana y también Josuep Macias. El año pasado, Macias pasó muchos de sus almuerzos pidiendo a Kempf trabajar en el verano.

Cada viernes, los dos chicos acuden a siete ranchos en un recorrido que dura 177 kilómetros. Kempf tiene otros dos estudiantes que visitan otros nueve ranchos el jueves. Es pesado, pero a $12 la hora, para Martínez resulta mejor que su trabajo regular.
“Es mi trabajo, limpiando los graneros”, dijo Martínez. “Esto huele mucho mejor que un granero”.

El programa que ya lleva 14 años operando, cuenta con aproximadamente 600 libros en circulación. Y aun para cuando esta edición salga impresa, ya habrá terminado el programa, éste habrá dejado su huella.

“Cuando ven más libros venir, están motivados a leer más”, dijo Yolanda sobre sus hijos.

Su niño Brayan ha desarrollado una afición por libros de Dora la Exploradora y Luchadores, mientras que su hijo Erik ,de 8 años, optó por Diary of a wimpy kid.

“Ayuda [el programa] porque [Erik] a veces no quiere leer”, dijo su hermana mayor Brenda, que está leyendo Harry Potter and the Chamber of Secrets. “Le está ayudando mucho. Y a mí también”.