Dañado por denuncias de abuso contra los derechos humanos, el gobierno salvadoreño extendió por cuarta vez su controvertido estado de emergencia, el cual durará hasta el 23 de agosto.

El presidente Nayib Bukele solicitó por primera vez el estado de excepción a fines de marzo, luego de que se culpara a las pandillas de 87 asesinatos durante un fin de semana. Bukele cree que esto mantendrá la seguridad del país de la violencia. Desde entonces, más de 46 mil personas han sido detenidas.

El estado de emergencia permite al gobierno restringir el derecho a la libertad de asamblea y asociación, el derecho a la confidencialidad de la correspondencia y la inviolabilidad de la comunicación privada sin previa autorización judicial. También limita el derecho a comparecer ante un tribunal dentro de las 72 horas posteriores al arresto, y el derecho a ser informado del motivo del arresto o a recibir asistencia legal o de un juicio justo, según un comunicado del 19 de mayo de Heinrich- Artículo de la Böll-Stiftung.

Si bien algunos salvadoreños están a favor de las tácticas de Bukele, muchos se oponen a las mismas al considerarlas una violación a los derechos humanos.

Marissa Guzmán, organizadora comunitaria del capítulo del Área de la Bahía del Comité de Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES) dijo que las acciones de Bukele, son las de una dictadura: “No solo ha militarizado la fuerza policial, sino que ahora está asumiendo más poder del que se le otorga como presidente. Estamos viendo un ataque directo a los movimientos sociales [y] muchas de sus políticas están en contra de lo que se considera una democracia”.

Guzmán agregó que no solo detienen a los pandilleros, sino también a los organizadores de movimientos sociales y líderes sindicales: “Creo que esto definitivamente es una excusa para detener a quien quiera, y una táctica de vigilancia muy estratégica para monitorear y evitar que la gente se organice contra el gobierno”, dijo a la vez que mencionó que Bukele sabe cómo controlar los medios y obtener el apoyo de la juventud, lo cual le sirve para ganar popularidad dentro del país y entre los salvadoreños que viven en el extranjero: “Es un experto en la creación de medios y discursos, y controla todo lo que hace”.

Cracky Rodríguez, artista salvadoreño y parte del movimiento Los Siempre Sospechosos de Todo, se adhirió a este sentimiento y añadió que Bukele tiene la capacidad de aplicar en un corto plazo lo que otros dictadores famosos de la historia no pudieron lograr: “Es un gran comunicador y tiene la habilidad de persuadir a los salvadoreños a sumarse a su régimen dictatorial”. 

En la opinión de Rodríguez,  Bukele está llenando las cárceles no solo de delincuentes o pandilleros, sino de gente inocente: “Se ha informado sobre cómo piensan todos los salvadoreños y comprende lo que quieren oír. Lo consideran el Mesías de El Salvador y del mundo”.

Rodríguez también dijo que los medios de comunicación presentan una imagen de El Salvador como un país que siempre tuvo democracia, pero en realidad, esta siempre ha sido precaria: “Lo plantean como que en El Salvador había democracia. En El Salvador no existió. Siempre ha estado con una democracia paupérrima. Ahora lo que estamos viendo es todo ese efecto de lo precario que era la democracia».

El 24 de julio, CISPES junto con el Comité de Familiares de Presos Políticos de El Salvador (COFAPPES) organizó un seminario web para concienciar y exigir la liberación de más de una docena de presos políticos que fueron detenidos ilegalmente y se encuentran en prisión preventiva sin cargos, lo que va en contra de la ley salvadoreña.

La presidenta de COFAPPES, Lourdes Palacios, dijo que el orden democrático se ha deteriorado en los últimos tres años: “Cada vez que abrimos este libro que es nuestra constitución, podemos notar cómo se ha menospreciado este contrato social a nuestra sociedad salvadoreña.

Según Palacios, Bukele les paga una cuota a algunos policías para capturar a personas inocentes entre las comunidades vulnerables, haciéndoles creer a los salvadoreños que están a salvo, para así ser reelegido en las elecciones del próximo año.

“Es por eso el llamado que se hizo de muchas organizaciones de derechos humanos ante la corte Interamericana de derechos humanos para que existan verificaciones en El Salvador. Es una petición que debe seguir circulando porque se tiene que exponer cómo se están violando los derechos humanos en El Salvador”.

Mejorar la seguridad del país no es la única controversia de Bukele, sino también la de si su jugada de bitcoin o criptomoneda tendrá éxito. Después de casi un año desde que el país adoptó bitcoin como moneda de curso legal junto con el dólar estadounidense, muchos salvadoreños siguen preocupados por el futuro.

“Para mí es dinero imaginario. No es accesible para todos porque se necesita un cierto nivel de tecnología para acceder a bitcoin, el cual la mayoría de la población no tiene, sin mencionar que muchos vendedores ambulantes que dependen del salario diario no saben cómo trabajar [bitcoin] y van a perder una tonelada de su subsistencia”, dijo Guzmán.

Ahmed Banafa, profesor de ingeniería de la Universidad Estatal de San José y autor de Blockchain Technology and Applications, dijo que El Salvador todavía tiene un largo camino por recorrer para implantar [bitcoin] y tener puntos de acceso donde las personas conviertan bitcoin en dinero efectivo y viceversa usando terminales o cajeros automáticos. “Será primordial educar al público en este nuevo experimento y para que tome en cuenta que bitcoing es otra opción como Visa, MasterCard, PayPal y no un reemplazo”, dijo Banafa.

Bukele anunció Bitcoin City en noviembre del año pasado que estará ubicada cerca del volcán Conchagua en el sureste del país, como una ciudad libre de la mayoría de los impuestos y totalmente basada en bitcoin. Bitcoin City funcionará con energía geotérmica del volcán que también se utilizará para extraer bitcoins.

“Es otra forma de obtener la energía necesaria para procesar los pedidos de bitcoin y, si logran que esto suceda, reducirá las necesidades de fuentes regulares de energía como el combustible fósil”, dijo Banafa. “La historia de blockchain como tecnología está comenzando y aparecerán muchas aplicaciones a medida que la entendamos y la tratemos como tratábamos la electricidad en el pasado o Internet en los años 90”.