A estas alturas, lo más probable es que hayas oído el término ‘latinx’ y las opiniones en torno a este término son muchas. 

El 15 de mayo, Openhouse SF —un centro de mayores LGBTQ de San Francisco— organizó el panel multigeneracional «¿Por qué la x? Examinando el latinx», evento en el que se debatió sobre ese término y su uso en la sociedad actual.

Latinx apareció por primera vez en Internet en 2004 y se define como una alternativa queer inclusiva, de género neutro o no binario del término latino y latina.

Independientemente de que alguien se identifique como latino, latina o latinx, los panelistas —Luisa Justo, de Openhouse, Unidos/United; Prado Gómez, Directora de Operaciones de Shanti Project; Sylvia Vargas, Directora de Programas de Participación Comunitaria de Openhouse SF; y Dana Arango, asesora de vivienda y recursos de Openhouse SF— coincidieron en que el lenguaje sigue evolucionando y que los debates sobre estos términos continuarán. 

Presentados por Luis de la Garza, los panelistas describieron su experiencia y las palabras que utilizan para describirse.

Mientras que Luisa Justo, originaria de Perú, dijo que la cuestión radica en las etiquetas y en la historia generacional, cultural y personal; Prado Gómez compartió un sentimiento similar y añadió que depende de la experiencia geográfica.

Durante el panel intergeneracional “¿Por qué la x? Analizando el latinx”, la panelista Luisa Justo Dongo y el participante Raúl Salazar Puente participan en esa discusión. El panel, llevado a cabo el 15 de mayo en Openhouse SF, fue organizado por el Equipo de Participación Comunitaria y el Consejo de Liderazgo sobre Queerness, Race y Privilege. Fue co patrocinado por Unidos/United: Latina/o/x LGBTQ+ Older Adult group en Openhouse, Shanti Project, LYRIC: Center for LGBTQQ+ Youth y BAAITS (Bay Area American Indian Two Spirit). Cortesía: Luis de la Garza

«Pero el término x para mi propia referencia cultural se remonta a Malcolm X y el uso de la equis como rechazo a la colonización como una forma de archivar una parte desconocida de la historia, la historia personal, la historia cultural y también la letra equis suena diferente en inglés que en español», dijo Gómez. «No tiene la misma asociación, en cuanto a cómo la gente en mi mundo se identifica con todo lo anterior, dependiendo de su conciencia y la inclusión de género está más allá del binario, pero la mayoría de la gente que conozco en realidad volverá a su cultura específica o identidad étnica».

Para Gómez, mitad mexicana, se identifica más con el término mestizo o chicano que con el de latinx, lo que es un buen ejemplo de que todos los panelistas están de acuerdo en que, dentro de la cultura latina, uno se refiere sobre todo a su lugar de origen geográfico o al de su familia. 

Sylvia Vargas, Directora de Programas de Participación Comunitaria de Openhouse SF, que también es mitad mexicana y se identifica como chicana o mexicana, dijo que varía porque cuando viaja a México se siente como una marginada: «Crecí en la generación de ‘hispanos’ porque eso era lo que aparecía en los papeles, esa era la casilla que marcabas en la escuela o lo que fuera y teniendo un padre nacido en México y una madre nacida en Salinas, California. Al ir a Tijuana sentí que no pertenecía a ninguno de los dos lugares porque nunca pude hablar español con mis primos».

Para ella, el término latinx parece más una etiqueta con la que no se identifica del todo debido a su educación: «En mi familia no sabían lo que significaba latinx y me miraban como diciendo ‘¿qué te pasa? eres mexicana, eres chicana'», explica.

Durante el panel intergeneracional “¿Por qué la x? Analizando el latinx”, la panelista Dana Arango y la participante Donna Persona participan en la discusión. El panel, realizado el 15 de mayo en Openhouse SF, fue organizado por el Equipo de Participación Comunitaria y el Consejo de Liderazgo sobre Queerness, Race y Privilege. Fue patrocinado por Unidos/United: Latina/o/x LGBTQ+ Older Adult group en Openhouse, Shanti Project, LYRIC: Center for LGBTQQ+ Youth y BAAITS (Bay Area American Indian Two Spirit). Cortesía: Luis de la Garza

Dana Arango, asesora de vivienda y recursos de Openhouse SF, también creció en un entorno similar al de Vargas, en el que su familia utiliza el término hispano o mexicano, pero ella no tiene ninguna relación con el término hispano: «Fuimos colonizados por los españoles y no siento ninguna conexión con las raíces españolas que pueda tener, así que decido no usar hispano y yendo a la escuela conocí a otras personas que tampoco conectaban con hispano y nosotros conectamos más con latinos o latinas», expresó. 

Dentro de la comunidad hispanohablante, algunas personas se presentan simplemente por el país del que son y nada más. 

«En cuanto me oyen hablar español dicen ‘¿de dónde eres?’ y nos relacionamos así: ‘Yo soy de Nicaragua o de El Salvador o de Guatemala’, y nos emociona compartir esto con los demás», dijo Arango, quien utiliza los términos latinx y latina indistintamente, conforme se sienta más cómoda con esas facetas.

Todos los panelistas coincidieron en que la identificación ha cambiado a lo largo del tiempo y que la forma en que la gente se identificaba era válida durante ese periodo. Lo fundamental es sentir orgullo de la identidad y la herencia.

«Todos estos factores afectan al término que utilizamos: género, generación, identidad, privilegio o acceso a la información, y es importante que las generaciones futuras lo entiendan», dijo Gómez. «Es bueno ver que la generación actual se remonta al conocimiento y la sabiduría ancestrales que entienden que hay más de dos géneros en el mundo entre los seres humanos y que son conscientes e intencionales a la hora de dar cabida a ese lenguaje».