[su_label type=»info»]COLUMNA: La comunidad en enfoque[/su_label]

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Si se baja del autobús en las calles 24 y Misión, a tempranas horas de la mañana, es casi seguro que percibirá el aroma del pan dulce recién horneado. En un barrio que ha visto los efectos de la gentrificación es un olor de bienvenida, que sirve como señal de que la cultura permanece todavía viva aquí en el corazón de la Misión. Y si siguen el aroma, encontrarán una pequeña tienda colorida situada entre las calles Misión y Bartlett. Esta panadería, apropiadamente nombrada La Mejor Bakery. Sin duda, es una de los mejores y no sólo por su delicioso pan.

Cuando visité La Mejor por primera vez, al instante vinieron de vuelta recuerdos de mi infancia. Solo español se hablaba a mi alrededor. En una televisión, colocada en lo alto de una esquina mostraba un partido de futbol. Y, por supuesto, a la vista conchas color rosa, naranja y blanco llamaron mi atención. Pedí una concha, una taza de chocolate caliente Abuelita y un tamal.

Sentada en una mesa al fondo de la tienda, no podía evitar sentir que estar allí era diferente a estar en una cafetería típica en San Francisco. No había nadie usando su laptop o distraído en su teléfono. Los clientes y empleados todos parecían conocerse bien. Estaban absortos viendo el partido de futbol, riendo, gritando, charlando entre sí con tazas de café y golosinas. El sentido de comunidad era innegable. Más aún, había una sensación de hogar.

En la Nochebuena de 2015, fui a recoger una orden de tamales en La Mejor. Le pregunté a la dueña, Carmen Elías, si iba a cerrar el día de Navidad.

“Mamita, yo abro siete días a la semana”, respondió. “Abro en Acción de Gracias, también. Algunas personas no tienen a dónde ir en las vacaciones”.

Recuerdo mis primeras visitas allí. Un verdadero sentido de comunidad y hogar, ambas intenciones de Carmen. Ella emigró de México cuando adolescente y junto con sus cinco hermanos. Había tenido una carrera en la banca, pero hace 23 años que decidió asumir el reto de iniciar una auténtica panadería mexicana en la Misión.

“No tenía ninguna experiencia en panadería”, comentó Carmen. “Pero estaba jubilada y un amigo me dijo que debería hacerlo. Tenía los fondos para llevarlo a cabo, y lo hice”.

Desde entonces ha mantenido la panadería funcionando siete días a la semana, de 6 de la mañana a 10 de la noche. Al final de la noche, el pan está agotado y todavía hay algunos clientes sentados, esperando hasta el último minuto para irse. Algunos esperan porque no tienen dónde dormir por la noche. Se retiran a las calles.

La mayoría de los clientes habituales de Carmen son latinos y muchos están aquí en los EEUU solamente trabajando para mantener a sus familias que viven en algun país de Latinoamérica. Algunos son indigentes, otros alquilan habitaciones en casas de propietarios que apenas conocen. A menudo, no tienen acceso a cocina o televisores en donde viven. Puede ser que tengan techo sobre sus cabezas, mas no hogar.

Carmen me cuenta que esa fue la inspiración detrás de su decisión para obtener el permiso requerido para contar con asientos en la panadería. Hay cinco mesas y parecen estar ocupadas siempre, pero de alguna manera todo el mundo hace espacio a los demás, sacando sillas o compartiéndolas, si es necesario.

El espacio está abierto y la gente no se va. Esta es una comunidad especial para los latinos que no tienen familia aquí. Es una conexión con la cultura que han dejado atrás, al lenguaje que entienden y los alimentos que conocieron cuando eran niños. Tienen un cierto sentido de familia, porque la familia es todo en la cultura latina.

Y también hay una historia de amor. Carmen conoció a su novio mientras trabajaba. Él era un cliente habitual que iba cada mañana por una taza de café y pan dulce. Ahora él le ayuda trabajando detrás del mostrador en las noches. Han estado juntos por diez años.

El amor, la amistad y la familia son todas las cosas que se pueden encontrar en La Mejor. El corazón y ética de Carmen representan lo que es, en sí, la Misión: no sólo trabajar para obtener un beneficio, sino también por el amor hacia la gente y el conservar una comunidad. Visitar La Mejor es ser recibido con los brazos abiertos en la comunidad, sea usted latino o no. Además, con toda seguridad, el pan dulce realmente es una perfección.

—Traducción Katie Beas