[Foto de William Martinez, médico y director de Salud Mental Pediátrica del UCSF para la Iniciativa de Salud y Derechos Humanos del UCSF, es el investigador principal de Fuerte, un programa de prevención dirigido a jóvenes inmigrantes recién llegados en riesgo de sufrir problemas de salud conductual. Foto por Anna Hoch-Kenney]

Fuerte: programa educativo sobre salud mental para jóvenes inmigrantes de reciente arribo

Cada año, aproximadamente 500 inmigrantes de reciente llegada se inscriben en las instituciones públicas de San Francisco, según datos del Distrito Escolar Unificado de San Francisco (SFUSD, por sus siglas en inglés). De esos, más de la mitad proceden de Honduras, El Salvador y Guatemala; otro ocho por ciento, de México.

Entre ellxs es común el estrés lingüístico, académico, social, financiero y, ahora, pandémico: lxs jóvenes latinxs recién llegadxs corren un mayor riesgo de sufrir estrés traumático y trastornos de conducta, según una investigación realizada por la Fundación William T. Grant. También es menos probable que tengan acceso a, o hagan uso de los servicios de salud mental que sus homólogos blancos. 

Fuerte, un programa de educación en salud mental de un semestre de duración dirigido a inmigrantes latinos de habla hispana que recién se incorporan al SFUSD, pretende cambiar esta situación. Ha atendido a más de 350 jóvenes desde su creación en 2015, ha sobrevivido a la pandemia y su actual iteración está siendo evaluada por investigadores de la UCSF para comprobar su impacto en la alfabetización en salud mental, la vinculación y el acceso a los servicios de salud mental y la conectividad social.

Según William Martínez, médico e investigador principal, el estudio es una oportunidad para demostrar los impactos tangibles de programas de salud mental como Fuerte entre lxs jóvenes inmigrantes. «Si podemos demostrar que este programa es benéfico para esta población, podremos conseguir financiación para mantenerlo [y] difundirlo a otros lugares de California», explicó. A partir de ahora, el programa tiene garantizada su financiación durante al menos dos años más, gracias al fondo de innovación de la Ley de Servicios de Salud Mental, que se financia con un impuesto del uno por ciento sobre los ingresos personales anuales superiores a un millón de dólares desde 2004.

Además de reconocer las necesidades únicas de salud mental entre la comunidad estudiantil inmigrante de reciente llegada, el programa Fuerte es innovador al hacer hincapié en la importancia de la atención preventiva. Martínez y sus colegas reconocieron por primera vez la necesidad de un programa de salud mental preventivo en 2013, cuando empezaron a ver «muchos niños [centroamericanos] que llegaban [a la clínica de la UCSF] con muchos traumas. Los recién llegados venían… cuando ya eran mucho más agudos, [con] muchos más problemas de salud mental». El impacto psicológico de las inhumanas políticas de separación de familias y centros de detención de los EEUU, la criminalización de la inmigración y su retórica racista tanto a nivel nacional como interpersonal no puede ser subestimado.

Por lo tanto, parte de la programación de Fuerte incluye un examen para identificar las necesidades de atención a la salud mental y poner a las y los estudiantes en contacto con los servicios con mayor rapidez. Sin embargo, siguen existiendo barreras estructurales para el acceso. Las conversaciones con lxs recién llegados latinxs al programa revelaron que la mayoría no estaba disponible fuera del horario escolar. «La mayoría de nuestros chicos trabajan después de la escuela y muchos de ellos trabajan más de 20 horas a la semana», compartió Martínez a El Tecolote y agregó: «Tenemos rotación de personal… por la misma razón: es muy caro. La escasez de médicos de salud mental de habla hispana en San Francisco significa que la atención se retrasa con frecuencia para quienes necesitan servicios bilingües.

Erik Martínez, supervisor de servicios focales del SFUSD, dijo que para las y los estudiantes de reciente llegada «hay una necesidad crítica de [apoyo] de salud mental. Hay listas de espera para que la gente tenga acceso. Algunas de esas listas de espera están cerradas… [algunas están] como mínimo a un mes, lo que significa que alguien no será atendido durante un mes. Creo que Fuerte ayuda, creo que los apoyos escolares ayudan, pero creo que también tenemos que recordar que las escuelas cierran en verano».

Lo que hace grande a Fuerte —que es fácilmente accesible durante los periodos libres en la escuela— es también un recordatorio de los límites del programa. Garantizar el acceso a los recursos de salud mental para estxs estudiantes es una tarea que se extiende mucho más allá de los límites de Fuerte y en las políticas y prioridades de salud locales y estatales. Nadie debería esperar meses para una cita de terapia. No abordar con urgencia la evidente necesidad de médicos que hablen español en la ciudad es descuidar a las comunidades latinas.

Además, aunque el programa Fuerte aborda las necesidades de alfabetización y de vinculación, también ha puesto de manifiesto otras nuevas: para quienes hablan portugués o lenguas indígenas, por ejemplo, existe una doble barrera lingüística: no hablar inglés y no hablar español. «Nos han remitido muchas personas que hablaban portugués [o] mam», explica Martínez. Un año, cinco recién llegadxs brasileñxs fueron remitidos a Fuerte, y el programa los rechazó en lugar de intentar acomodarlxs.

Hace unos años, la San Francisco International High School, una de las tres instituciones que ofrece Fuerte, se dirigió al equipo de investigación solicitando una adaptación para lxs recién llegadxs sirios y yemeníes. El despliegue del plan de estudios modificado comenzó a principios de 2020, pero se vino abajo con la pandemia. Sin embargo, la transición a Zoom y Telesalud no inhibió el programa de lengua española ya  establecido. De hecho, incluso virtualmente, el programa pudo desarrollar el sentido de conexión social de lxs estudiantes. Un joven participante dijo en un grupo de discusión: «Fuerte es un gran grupo porque compartimos nuestras ideas y sueños para nuestro futuro, y otras cosas sobre nosotros mismos, y las compartimos con el grupo. Aprendí muchas cosas sobre [los otros jóvenes participantes], y ellos también aprendieron sobre mí».

El hecho de que el programa sea eficaz a través de la telesalud es especialmente importante para ampliarlo y llegar a más poblaciones de recién arribo. En las zonas más rurales sin suficientes proveedores de habla hispana, pero con una necesidad sustancial, como el Valle Central, sabemos ahora que los programas de educación y prevención de la salud mental pueden ocurrir virtualmente y tener un impacto sustancial.

En cuanto a otras orientaciones futuras, el equipo de Fuerte está debatiendo si implicar a padres y madres en su programación y cómo hacerlo. Muchos de los recién llegados «se reúnen ahora con miembros de la familia que nunca han conocido, [o que] no han visto en mucho tiempo, y ahora tienen que aprender a llevarse bien», dijo Martínez. Pero, de nuevo, existen barreras similares para la aplicación y el acceso. Al igual que sus hijos, padres y madres suelen tener varios trabajos o cuidar de lxs niñxs. Las listas de espera son largas. «Tenemos que ser creativos», enfatizó.