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El Tecolote y New America Media

La marginación de comunidades de color en San Francisco no solo ha ocasionado bajos índices educativos, altas tasas de criminalidad y bajos ingresos per cápita; también la salud de muchos de sus residentes se ve afectada por la falta de centros de acondicionamiento físico accesibles, esto según el Departamento de Salud Pública de San Francisco (SFPH por sus siglas en inglés).

Ubicado frente a la casa Ópera del barrio Bayview, en la calle 3, TriFusion Yoga, es el primer y único estudio de yoga en la zona el cual, desde su apertura en enero de este año, ha venido ofreciendo clases gratuitas para jóvenes y personas de la tercera edad de bajos recursos.

La intención de Armando Luna, el dueño y principal instructor de TriFusion Yoga, fue ofrecer un espacio donde cualquier persona, sin importar su situación económica, pueda ejercitar su espíritu a través de la meditación, y a la vez aumentar la fuerza y flexibilidad de su cuerpo.

“Quería ofrecer un espacio no religioso que fuera reconfortante para la gente fuera y dentro del estudio”, dijo Armando Luna, que vive en Bayview desde 2001 y es conocido en la calle como ‘Maestro Yoga’.

En septiembre, TriFusion Yoga se asoció con Healthy Hearts SF, una campaña financiada por los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades que busca incrementar la salud cardiovascular en comunidades afroamericanas y latinas donde al menos el 30% de los residentes tienen un ingreso por debajo de 200% por debajo del nivel de pobreza federal en 2015, y el 25% de adultos no cuenta con educación escolar secundaria.

El barrio de Bayview es uno de ellos. Allí, el ingreso anual promedio de una persona es de $21,890, según la American Community Survey desde de 2009-2013. El 50% de los residentes vive por debajo del doble del nivel de pobreza federal.

“Estamos tratando de eliminar las barreras causadas por la ubicación, ingresos, etnia, raza y otros factores sociales”, dijo Jacqueline McCright Taylor, sub directora de la Equidad y Promoción de la Salud en la Comunidad del SFPH, durante una rueda de prensa sobre el lanzamiento de Healthy Hearts SF el 29 de septiembre.

“Va a requerir del esfuerzo de la comunidad. Queremos que todos los que toquen nuestras vidas de alguna manera alienten a alguien que conozcan a participar en la actividad física”, dijo.

Maestro Yoga
Luna, de 58 años de edad,  nunca ha tenido un trabajo de oficina, porque el estar sentado largas horas frente al computador va en contra de su espíritu dinámico. Siempre ha optado por profesiones que le permitan ayudar a otros: soldado, enfermero, entrenador personal, y, desde hace siete años, profesor de yoga.

“La energía en este lugar debe fluir fuera del estudio”, dijo Luna.

Antes de comenzar su empresa, algunos colegas le advirtieron sobre el riesgo de abrir un estudio en una zona con alta tasa de crimen y donde prevalece la comunidad afroamericana.

“Le pregunté a un hombre afroamericano de aquí por qué no venían hombres afroamericanos a hacer yoga”? contó Luna. “Me dijo que un hombre afroamericano anda por la vida con la guardia en alto por el hecho de ser negro, y para hacer yoga uno debe bajar la guardia, lo que significa que tiene que ser vulnerable. Eso es muy difícil”.

Asistir a una clase sin previo aviso cuesta $17, pero Luna acoge a quienes no puedan pagar el monto completo. También ofrece clases gratuitas para padres de familia que desean llevar a sus hijos a tomar clases de arte en un salón aparte, con la opción de unirse a la clase de yoga y aprender algunas poses.

“Vienen en grupo y animan a otros a venir, se motivan unos a otros y si una persona no puede hacer lo que otra puede, no se critican. Es una comunidad aquí”.

Rompiendo el ciclo
La noche en la cual Deborah McNaulty se enteró que su presión sanguínea volaba a 186 sobre 102, supo que había heredado la condición de su madre, y que podía sufrir un ataque al corazón en cualquier momento. Esa noche no comió y lloró por que no quería ser otra mujer afroamericana dependiente de los medicamentos.

“Nuestra salud está en peligro”, dijo McNaulty refiriéndose al consumo de dietas dañinas en la comunidad afroamericana. “Nos estamos matando con la comida que comemos”.

Según el Death Statistical Master Files 2010, la comunidad afroamericana tiene la tasa de mortalidad más alta en San Francisco (1,647) siendo ésta 2.5 veces más alta que las tasas entre otros grupos étnicos con la misma causa de muerte. Más del 40% de afroamericanos son diagnosticados con hipertensión, según la Encuesta de Entrevista de Salud de California de 2009.

McNaulty, quien desde entonces dejó la sal y otros hábitos perjudiciales para su salud, ahora se ejercita seis veces a la semana. Cada lunes asiste religiosamente a las clases de TriFusion Yoga, donde dice sentirse otra persona.

“Una se siente rejuvenecida, es el mejor tipo de sensación”, dijo. “Mis amigas me dicen que ahora me ven llena de confianza”.

A sus 61 años de edad, su objetivo es dejar de tomar medicamentos para la presión arterial y perder 25 libras más.

“Salgo de TriFusion en otra zona, en otro espacio. Cualquier problema que tenga deja de importar”, contó McNaulty, quien al comienzo de cada clase cierra los ojos y dice transportarse al norte de Francia, donde vive su hija.

“Incluso, si las personas vienen aquí sólo para mirar o para conseguir un poco de serenidad durante cinco minutos, siento que he hecho mi trabajo poniendo un estudio aquí”, dijo Luna.

Este artículo es patrocinado por Healthy Hearts SF, una programa del Departamento de Salud Pública de San Francisco que promueve ejercicios gratuitos para latinos y afroamericanos como una manera de luchar contra la hipertensión. Para más información visite http://healthyheartssf.org