El no rotundo a las medidas del ejecutivo español estuvo presente entre las protestas. Foto Matías Figueroa

El gobierno de Rodríguez Zapatero, tuvo su primera huelga general el 29 de septiembre en respuesta a las nuevas reformas laborales. Según afirman los sindicatos de trabajadores que convocaron la huelga, estas reformas recortan salarios de los funcionarios, así como las pensiones para los jubilados, e incluso se podría aumentar la edad de jubilación. Planes de ajustes que se han visto en otros países del viejo continente, llamadas políticas de austeridad para poner freno a la crisis económica. Austeridad que el propio Zapatero indicó como denominador común para los próximos presupuestos generales del estado español.

El país se enfrenta a una crisis económica donde la tasa de desempleo crece en 58.800 personas (ciudadanos españoles), según datos del Instituto Nacional de Estadística del último trimestre de 2010.  En este sentido el Fondo Monetario Internacional (FMI), no ofrece un esperanzador final, ya que señala que una de las principales causas de paro laboral es el cese del sector de la construcción que era un motor de empleo en el país. Situación que el FMI contempla que no se recuperara hasta que otro sector lo sustituya, o que el ladrillo retome fuerzas.

Por lo que siguiendo el ejemplo de sus vecinos europeos, el gobierno ha tomado la decisión de hacer reformas laborales que solventen el problema. A lo que los principales sindicatos de trabajadores de España: Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO) decidieron protestar en contra, estableciendo el 29 de septiembre como día de huelga general. El propio FMI criticó estas reformas alegando que no son del todo adecuadas.

Una gran parte del comercio se sumó a la huelga. Foto Matías Figueroa

Durante las jornadas previas al 29S se podían ver los lemas estandarte de esta huelga: “Así no”, “Rectificación ya”, “Huelga general, yo voy”; tanto en panfletos, como en la web y en algunos coches de los sindicalistas que recorrían la ciudad megáfono en mano para recordar la fecha.

Ambos sindicatos estuvieron debatiendo durante varios días la calidad y cantidad de servicios mínimos para la jornada de huelga. Los servicios mínimos  iban dirigidos en gran medida hacia los medios de transporte, en los que se incluían los vuelos internacionale. La compañía de vuelos de bajo coste Ryanair canceló sus vuelos. La empresa ferroviaria española Renfe limitó en muchos trayectos su recorrido. Pese a que se decretara una ley de servicios mínimos para el 29S,  algún que otro piquete radicalizó su actuación contra los transportes, como el caso de las cocheras de las líneas interurbanas de Madrid.

La huelga fue prevista meses antes y los altos mandos de los sindicatos recorrieron diversos puntos del país para un llamamiento masivo a la huelga.

La madrugada del martes al miércoles 29, alguna prensa española se hacía eco de los piquetes organizados en puntos neurálgicos de Madrid, como Mercamadrid (Mercado que abastece a la gran mayoría de comercios del país) o la cochera de la línea de buses interurbanos de la comunidad de Madrid.

Pese a la sucesión de noticias que iban apareciendo en la prensa, el espíritu de triunfo de huelga no era palpable pero sí que fue aprovechado por los medios como tema del día. Aunque no fuera para el canal de televisión público (TVE) que ese día no emitió ningún programa ni ningún boletín informativo.

Pese a un optimismo de participación del que se hacían eco los sindicatos en la jornada posterior, ningún medio calificó de triunfo a la huelga. Muchas personas alegaban que preferían ganar el sueldo de ese día que perderlo por la huelga. “Yo no pierdo este día tal y como están las cosas” decía Samuel Martín, un joven empresario que opinaba la falta de respuesta anterior por parte de los sindicatos respecto a la crisis económica.

Tras la huelga, dos días después, el presidente Zapatero, admitía seguir hacia adelante con las reformas laborales según publicó El País. Así mismo indicó que retomaría el diálogo entre los sindicatos y el Ministerio de Trabajo. Pero la rectificación de esta ley, tal y como exigía un lema de la huegla, Zapatero no lo manifestó como objetivo futuro para el ejecutivo español.

Madrid se manifestó

La capital española acogió una de las manifestaciones que se organizaron para la jornada de la huelga general. El trayecto recorría una de las principales arterias de la ciudad, que va desde la Plaza de Neptuno hasta la Puerta del Sol.

Una marea de gente se congregó minutos ántes en la plaza del Sol esperando a que llegaran los líderes sindicales que estaban a la cabeza de la marcha, y que tenían previsto dar paso a los discursos posteriormente. Entre la multitud resaltaban las banderas rojizas de los dos sindicatos que ondeaban bajo el famoso reloj de la Puerta del Sol. En alguna que otra pancarta se veía un NO rotundo, y en algunas la “o” dibujaba a un señor recibiendo una patada en el trasero (simbolizando el despido laboral).  Se veían muchos rostros de gente jóven que acudieron a la cita contra la precariedad laboral. Sin embargo todos los comercios y restaurantes circundantes a la Plaza del Sol estaban abiertos. Carteles con mensajes anticapitalistas, de desesperación y en mitad una gran pancarta presidiendo el centro de la plaza donde se leía “Rectificación ya”.

La manifestación fue desde la Plaza de Neptuno hasta la Plaza del Sol recorriendo importantes núcleos de la ciudad. Foto Matías Figueroa

Pero en Madrid la protesta no sólo se dirigía al gobierno de Zapatero sino también a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. La polémica que subyacía era una medida que obligaba a los sindicatos a prescindir de personas liberadas en algunos cargos, lo que afectaba directamente a los sindicatos presentes en la manifestación. Pero por otro lado, también los sindicatos criticaron en sus discursos la negativa de Aguirre de prestar sólo servicios mínimos a tenor de la huelga general.

Tras la manifestación, las calles de Madrid estaban repletas: muchos bares abiertos, panfletos y pegatinas, en las paredes y en el suelo, papeles de una huelga general que llegaba a su fin. Otros organizaciones que participaban en la manifestación dejaron su sello en las calles, en carteles de publicidad, en las marquesinas de bus, un rincón para quejarse, para hacerse oír.

Relatos de precariedad laboral en huelga general

«Hoy es 29 de septiembre y voy rumbo a la capital de España, desde un  pueblo de Toledo. Las comunicaciones en tren para hoy tienen el cartel de cerrado. La única solución es ir desde Toledo, donde la afluencia de buses te permite ir a Madrid cada media hora, hoy cada dos horas. Todos los comercios están abiertos y las calles con pegatinas enormes “Huelga general, Yo voy!”, pero parece que no han ido muchos. El metro de Madrid sigue funcionando pero con letreros que advierten que habrá servicios mínimos por un huelga general de 24 horas.»

«La Plaza del Sol repreta de gente, pero no tanta como en otras protestas que ha vivido la ciudad. Miro a mi entorno, veo gente joven de mi edad, unos 25 años que estamos buscando trabajo, y lo que se encuentra es poco y mal pagado. Precariedad laboral para los recién salidos de la universidad, y para los recién despedidos. Leía en El País horas antes que unos jóvenes arquitectos, ante el hastío de verse sin un trabajo decente con casi 30 años, habían decidido unirse en un sindicato para reiterar unos derechos que parece ser que el mundo ha olvidado.»

«Nadie tiene ya tanta fé. Los bares están llenos de gente, y voy alejandome del núcleo de la manifestación mientras oigo que el capitalismo debe terminar. A paso ligero avanzo entre alguna bandera de UGT que se queda rezagada. Pero no parece que las esperanzas hinchen los pulmones de algunos de nosotros.»