*Nota del Editor: Wilson Gomez y Sahar Swalehson estudiantes de periodismo, de la clase Medios de Comunicación Comunitarios. Impartida por el profesor Jon Funabikli, la clase es una colaboración con El Tecolote.

Los crímenes de odio contra los asiático americanos no son novedad. Desde los primeros días de la inmigración china hacia los EEUU, los miembros de esta comunidad fueron puestos en guetos y considerados chivos expiatorios. En 1871, en Los Ángeles, una turba compuesta por blancos y un latino linchó a 17 inmigrantes chinos, incluido un médico, en lo que entonces era el distrito del Barrio Chino de esa ciudad.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses americanos fueron enviados a campos de reclusión y les fueron expropiados negocios y casas por considerarlos una amenaza para el país. En 1988, el entonces presidente Ronald Reagan se disculpó oficialmente y California emitió una disculpa formal en febrero, justo cuando los crímenes de odio contra los asiático americanos comenzaron a dispararse como resultado del COVID-19.

A medida que el virus comenzó a ser tomado con mayor seriedad en los EEUU, las empresas asiáticas fueron de las primeras en sufrir el impacto.

“La gente tiene miedo de salir. [El negocio] se ha vuelto alrededor de un 40 por ciento más lento, hemos tenido que recortar algunas horas este último fin de semana y la hora del almuerzo se ha vuelto más lenta”, dijo Felicia Fong, gerente de Punjab, un restaurante chino en el Distrito de la Misión, días antes de que la alcaldesa London Breed, ordenara el cierre de los negocios y la permanencia en sus hogares a todos los residentes con el fin de frenar la tasa de infección. En ese momento, las taquerías y cafeterías todavía tenían clientela. La gente sentada en grupos, pedía comida y charlaba mientras que a unas pocas puertas, algunos restaurantes lucían completamente vacíos. 

En los últimos meses se ha disparado el número de delitos de odio contra personas de ascendencia asiática. En las últimas semanas, hemos sabido que cuatro personas, entre ellas un niño de 2 años y otro de 6, fueron apuñalados en un Sam’s Club, o de personas que han sido escupidas y agredidas verbal y físicamente por el hecho de ser asiáticos. El 27 de marzo, el FBI advirtió sobre un posible aumento de los crímenes de odio en el país.

“Cuando las noticias empezaron a informar sobre lo que estaba pasando en China y hubo primeros indicios de que podría extenderse por todo el mundo, pensé: ‘Oh no, ¿nos van a culpar de esto otra vez?’ Y no ‘nosotros’ como gente de China, sino ‘nosotros’ como un pueblo en este país… que ha contribuido enormemente a este país”, dijo Randall Yip, editor de noticias de AsAm News, una organización de noticias dedicada a servir a la comunidad asiático americana.

Russell M Jeung, director del Departamento de Estudios Asiático Americanos de la Universidad Estatal de San Francisco, ha creado una base de datos para denunciar crímenes de odio y ha visto un flujo constante de casos reportados en su sitio web: “Podemos mostrar tendencias en el acoso verbal como el más común. Entre el 10 y el 15 por ciento de los casos son físicos, y de esos, las mujeres son tres veces más propensas a ser acosadas que los hombres. Ya son más de mil (casos denunciados)”, informo Jeung.

Ilustración: Alexis Terrazas

Aunque esa base de datos no rastrea información geográfica, lo que dificulta saber qué partes del país son más problemáticas, sí rastrea lugares específicos donde las personas han sido discriminadas, como las tiendas de comestibles, que según los datos de Jeung, son los lugares donde los asiático americanos enfrentan el mayor riesgo a ser atacados. 

Según Jeung, el miedo al COVID-19 no es el único factor en el incremento de los ataques contra los asiático americanos. Comienza con los políticos y los medios de comunicación que permiten y repiten estereotipos odiosos e hirientes contra los asiáticos: “Cuando los políticos y los medios de comunicación empiezan a representar a los asiáticos de cierta manera, hay una respuesta de la comunidad; en los medios de comunicación social circulan memes, chistes virales y racistas. Después de eso, viene el aumento de los negocios (asiáticos) a ser boicoteados y luego, más actos interpersonales de discriminación”, explica Jeung.

En 2016 los árabes americanos experimentaron el mayor aumento de crímenes de odio como secuela del 9/11 derivado de la retórica del entonces candidato presidencial Trump. En lugar de tratar de calmar a la gente y apelar a su mejor naturaleza, el presidente ha etiquetado al coronavirus como el ‘Virus Chino’, llegando incluso a tachar ‘Coronavirus’ y escribir ‘Virus Chino’ en un guión de su discurso. Un funcionario de la Casa Blanca llamó al virus ‘Gripe Kung’, que Trump luego negó causara daño a los asiático americanos.

“Mi hija fue objeto de burla en la escuela, en cada clase”, dijo Adam Manhbaoboua, fundador de Stop Racism Against Asian Americans. “Dijo que se sentía horrible y que eso hería sus sentimientos. Así que fue un impacto directo para mí. Obviamente, si algo le pasa a tu hijo, te golpea el doble de fuerte”.

El grupo de Manhbaoboua, con sede en San Diego, ya está trabajando con los funcionarios de la ciudad para conseguir que el ayuntamiento denuncie oficialmente los ataques contra los asiático americanos, un primer paso de un plan mayor para que tanto el gobierno estatal como el federal hagan lo mismo.

En respuesta al aumento de los delitos motivados por el odio, el ex candidato presidencial Andrew Yang redactó un artículo de opinión para el Washington Post en el que proponía que los asiático americanos actuaran de forma más ‘americana’ para evitar ser blanco de ataques. Un argumento similar se hizo después del 9/11 donde se le dijo a los musulmanes americanos que también deberían ser más patriotas.

“No creo que sea responsabilidad de los asiático americanos protegernos a nosotros mismos. Creo que es responsabilidad de los demás no atacar a los asiáticos”, dijo Jeung. “Son otras personas las que tienen el problema del racismo. Y por eso creo que otras personas necesitan cambiar. No los asiático americanos”.

Yip dice que una de las mejores cosas que la gente puede hacer por los asiático americanos, además de denunciar el racismo cuando ocurra, es simplemente sonreír: “Una simple sonrisa ayudaría, ya sabes, si alguien sonriera y asintiera con la cabeza y dijera, ‘Hola, entendemos, te escuchamos. Sabemos lo que está pasando’. Pequeños gestos como esos”.

Aun después de que pase el confinamiento, Manhbaoboua dice que su grupo seguirá luchando: “Sabes que la comunidad latina ha sido afectada por (el racismo). Obviamente, la comunidad negra ha sido impactada. Así que estamos intentando que todo el mundo se acerque y diga: ‘Eh, ¿sabes qué? Estamos en esta lucha juntos”.