Aún estaba oscuro durante las primeras horas del Día de Acción de Gracias cuando Natalia Cooper llegó al Muelle 33. La maestra de Oakland no estaba sola: varios cientos de personas, llegadas de todas partes de la Bahía, esperaban en el muelle para partir rumbo a Alcatraz, a la reunión anual de indígenas en la Ceremonia del Amanecer.

Con un pase en mano para el transbordador y botellas de chocolate y té caliente en su mochila, Cooper, originaria de Massachusetts, estaba muy emocionada de asistir por tercera vez a la reunión.

“Respeto la historia y he asistido a diferentes ceremonias indígenas en mi estado natal”, dijo Cooper mientras tomaba el transbordador hacia Alcatraz al amanecer. “Siento que esta es una buena manera de empezar el Día de Acción de Gracias”.

Tres barcos llenos a su capacidad llevaron a la multitud de San Francisco a la isla cada 15 minutos, desde las 4:45 hasta las 6:00 de la mañana, transportando un total de 1.900 personas.
“Este evento siempre atrae a muchas personas”, dijo un empleado de Cruceros Alcatraz. “Pero esperamos más este año, por el buen clima”.

A las 6 de la mañana, los termómetros marcaban 54 grados en la isla.

La ceremonia empezó con danzas, cantos y ritos sagrados, recordando a los “héroes indígenas que a través de la historia han ayudado a que se reconozcan nuestros derechos y que han ayudado a construir nuestro legado”, dijo uno de los organizadores durante la ceremonia.

Los participantes honraron la Ocupación Indígena de Alcatraz de 1969, cuando nativos americanos tomaron la isla y pelearon por sus derechos de la tierra y contra la forma en que el gobierno trataba a su gente.

“Indígenas de todas las tribus” —el nombre del grupo que ocupó Alcatraz y que es ahora una metáfora para todos los simpatizantes— se unieron en el evento.

Regina Camargo, quien ha vivido en los EEUU por 27 años, se considera una activista de las causas de las minorías. “Soy inmigrante y creo que es importante que nos apoyemos unos a otros”, dijo Camargo. A pesar de que ha estado en diferentes ceremonias indígenas —en Palo Alto y Stanford— esta fue su primera vez en Alcatraz.

Helena Morán, del estado de Nayarit en México, estaba agradecida de que su hija de 13 años fuera invitada a bailar en la ceremonia.
“Nos sentimos todos juntos”, dijo Moran. “Soy mexicana, pero puedes ver gente de todas partes”.

Con el sol arriba, el espectro de San Francisco llamaba a los participantes de regreso a la ciudad. El último barco dejó Alcatraz a las 8:45 de la mañana para regresar al Muelle 33, pero el espíritu de la resistencia permanece en la isla, donde la ceremonia indígena Gente del Amanecer se llevará a cabo una vez más el próximo año.

—Traducción Carmen Ruiz