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El 28 de junio, una ceremonia que pretendía homenajear a activistas y sus luchas por la justicia, rápidamente se convirtió en un acto de protesta cuando varios de los que iban a recibir los premios se negaron a aceptarlos.
Docenas de asistentes llenaron el salón legislativo del ayuntamiento para presenciar la entrega de los Hero Awards otorgados por la Comisión de los Derechos Humanos, los cuales se conceden anualmente a estudiantes, individuos y organizaciones. Varias organizaciones que iban a recibir el premio, han representado a víctimas de la violencia policiaca, como Idriss Stelley, Alex Nieto, Amílcar Pérez-López, Luis Góngora, Mario Woods y Jessica Williams.
“Estamos pasando por momento extraordinariamente difíciles”, dijo Susan Christian, directora de la Comisión de los Derechos Humanos, cuyo Comité de Equidad selecciona a los nominados que recibirán los premios. “Nuestra comunidad ha experimentado mucho dolor. Y estamos aquí esta noche para reconocer y celebrar el papel de aquellos que abogan por la justicia.
Sin embargo, ese reconocimiento no fue bien recibido por muchos de los presentes.
A los veinte minutos de haber comenzado la ceremonia, cuando Christian nombró a la Justice 4 Mario Woods Coalition para recibir el reconocimiento, uno de sus miembros, Daniel Muhammad, interrumpió para informar que la Coalición rechazaba el premio.
Christian le pidió a Muhammad esperar hasta después del segmento de la ceremonia en que el público tendría la oportunidad de opinar y hasta que todos los premios fueran otorgados, pero el continuó: “Señora directora, queremos justicia. La Comisión de los Derechos Humanos no se ha declarado a favor de la justicia. Este premio es una vergüenza para San Francisco”.
Rodeado por miembros comunitarios de otras coaliciones, Muhammad aprovechó de la oportunidad para exigir que la Coalición enviara cartas a la abogada federal Loretta Lynch, y a la abogada estatal Kamala Harris para investigar las prácticas de la policía de San Francisco.
“Si nos quieren dar premios —grito Muhammad— únanse a nosotros por la justicia”.
El discurso de Muhammad interrumpió la ceremonia mientras que varios de quienes ya habían aceptado los premios, ahora los rechazaban. La Mesha Irizarry, quien creó la Fundación Idriss Stelley, después de la muerte de su hijo a manos de agentes del SFPD en 2001, rompió su premio enfrente de la comisión. Al igual que la doctora Rupa Marya, de la Do No Harm Coalition, la cual vigiló a los Frisco 5, durante su huelga de hambre. Benjamín Bac Sierra tomó el premio otorgado a la organización Amor for Alex Nieto y lo arrojó contra el piso del salón, lo que incitó a los asistentes e hizo que la policía tuviera que intervenir.
La vicedirectora de la Comisión de los Derechos Humanos, Sheryl Evans Davis, trató de calmar a los asistentes.
“Comprendo y respeto todo lo que se ha dicho aquí hoy”, dijo Davis. “También pido respeto por aquellos que no son parte de la Comisión, quienes hicieron las recomendaciones, sobre a quién otorgar los premios, y en quienes tuvieron que luchar contra el sistema en su nombre. Todos podemos ser mejores, pero también quisiera asegurarme que no violemos los derechos de otras personas al luchar por los nuestros”.
Después de varios intentos sin éxito por continuar con la ceremonia, la reunión fue concluida oficialmente, pero se cedió la palabra a quienes desearon hacer un comentario público.
Richard Smith, vicario de la Iglesia Episcopal de San Juan Evangelista, uno de los miembros más activos de Justice 4 Amílcar Perez-Lopez, fue uno de los que devolvió el premio, siguiendo el ejemplo de Elvira y Refugio Nieto, los padres de Alex Nieto.
“Estamos todos cansados de lo que vemos. Se nos parte el corazón… Nos dicen que va a mejorar. No somos Ferguson. Las reformas vienen en camino. Y luego matan a otro más”, dijo Smith.
Otros familiares de las víctimas también manifestaron su inconformidad respecto a los premios: “No tengo nada en contra de cada uno de los miembros de la Comisión, pero ¿cómo van a darle un premio a las familias cuyo hijos han sido asesinados? Es un insulto extremo”, dijo Irizarry.
Los miembros de la familia de Luis Góngora, un indigente que la policía de San Francisco mató en abril, expresaron lo mismo.
“Esto es un insulto a la familia… que nos digan, ‘les damos un trofeo para que lo exhiban en su casa porque le matamos a un miembro de su familia”, dijo Luis Poot, primo de Góngora.
Smith, quien ha hecho un llamado para que se hagan acusaciones en contra de los oficiales que mataron a Amílcar Pérez-López disparándole en la espalda en 2015, cree que hacer presión a la Comisión, puede dar resultados.
“[El abogado de la ciudad de San Francisco George Gascón] responde a la presión del público, si la Comisión lo llama para exigirle ‘Haz lo correcto, debes presentar cargos por asesinato’, él va a tener que escucharnos”, declaró Smith. “Eso es precisamente lo que una Comisión de los Derechos Humanos debe hacer”.
No todos los presentes estaban satisfechos con la forma en que se concluyó la ceremonia. Jake Velázquez cofundador y presidente de la Ethnic Studies Student Organization (ESSO), la cual recibió dos premios.
“Estoy orgulloso de mis colegas y de lo que hemos logrado en los últimos años. Y recibir un reconocimiento de la Comisión de los Derechos Humanos, nos parece increíble”, dijo Velázquez. “Estoy muy molesto. Estamos aquí para celebrar a aquellos que quieren apoyar a la comunidad, y este grupo de individuos decidió boicotear la ceremonia. No tienen idea cómo afectan negativamente su propia causa. No se puede conseguir justicia a costa de los derechos de otros”.
El día concluyó cuando los asistentes colgaron un gran estandarte e hicieron un altar en los peldaños del ayuntamiento, para recordar a quienes murieron en manos de la policía.
—Traducción Hilda Ayala