En un intento de contar los que quedaron fuera del censo nacional de hace diez años, la Misión ha establecido un comité dirigido hacia la inclusión de las comunidades tradicionalmente marginadas —las de color.
Al contar la población y el censo en cada estado, ciudad y barrio, el censo de los EEUU determina cómo un estimado en fondos federales de $435 mil millones será distribuido cada año, así como cuántos representantes en el Congreso se asignarán a cada estado. Por cada persona que no se cuente, se perderán $40.000 de los fondos a lo largo de los próximos diez años, conforme a una investigación del Brooking Institution, una organización de políticas de gobierno ubicada en Washington DC.
Sin embargo, el censo es más que una cuestión de números. Como dijo Adrienne Pon, directora ejecutiva de la ‘Oficina de participación cívica y asuntos de inmigración de San Francisco’ (OCEIA por sus siglas en inglés): “No se trata sólo de ser contados, sino de crear su voz, que la gente sepa que importa”.
Las minorías étnicas en San Francisco, y en todo el país, no fueron contadas adecuadamente en el censo del año 2000, resultando en una menor asignación de fondos muy necesarios para programas de bienestar social, educación e infraestructura local. La falta de conocimiento impidió a muchos latinos y otras minorías participar en el censo, según un estudio realizado por el PEW Research Center.
Los latinos que consideran el censo algo “muy importante” para el país son menos proclives a participar que sus contrapartes blancos y afroamericanos, revela el estudio.
Félix Fuentes, coordinador de la OCEIA, dijo que él y otros funcionarios creen que los inmigrantes indocumentados temen que se comparta su información personal con otras agencias gubernamentales como la de inmigración (ICE por sus siglas en inglés). Sin embargo, hay una ley que protege esa información y ninguna pregunta del censo requiere información sobre el estado migratorio. Añadió que cualquier funcionario que viole esta confidencialidad se enfrenta a cinco años de prisión y una multa de $250.000.
Para hacer frente a los temores de los residentes, a las barreras lingúísticas y a otros obstáculos, Acción Latina estableció la ‘Comisión de conteo completo de San Francisco’, una red de 25 organizaciones comunitarias de confianza y líderes que realizan actividades de divulgación en los segmentos de la población considerados “difíciles de contar” que las autoridades dicen no fueron contados en el último censo.
“El interés es contarlos a todos, ya que la ciudad perdió $300 millones en 10 años, dinero que podríamos haber utilizado para programas sociales, escuelas y transporte”, afirmó Fuentes.
La Oficina del Censo de EEUU ennumeró doce factores que hacen que un barrio sea “difícil de contar”, que incluyen: una alta población de inquilinos, hacinamiento, falta de teléfonos, bajos niveles de educación, familias no tradicionales, falta de vivienda, pobreza, dependencia de asistencia pública, desempleo y aislamiento por el idioma.
California cuenta con aproximadamente el 12 por ciento de la población del país, y tiene más del 30 por ciento de la población difícil de contar de todo el país, según un informe del Proyecto de Censo de 2009.
Fuentes explicó que mediante un análisis de datos del Censo 2000, funcionarios municipales han identificado varias áreas difíciles de contar en San Francisco —barrios como Tenderloin, Bayview Hunters Point, el barrio chino y la Misión. Encontraron que estos barrios tienen muchos de los factores mencionados anteriormente.
“Estamos tratando de concentrarnos en esas áreas y llevarles actividades”, dijo. Fuentes mismo se centró en las áreas difíciles de contar con gran población latina, tales como la Misión.
En la segunda reunión del Comité de Conteo Completo de la Misión, la Oficina del Censo de EEUU y representantes del gobierno de la alcaldía discutieron estrategias con trabajadores de organizaciones sin fines de lucro locales para asegurar que todos en el barrio sean contados.
“Los anuncios nacionales son fantásticos, pero nada es más poderoso que ustedes”, dijo Adrien Pon, director ejecutivo de OCEIA, a los miembros de las organizaciones sin fines de lucro de la Misión durante la reunión.
Dieciocho organizaciones de las regiones difíciles de contar a lo largo y ancho de San Francisco han recibido subsidios de hasta $10.000 cada una de parte de la OCEIA para tratar de llegar a la comunidad. Entre los beneficiados están el Immigrant Legal Resource Center y las organizaciones sin fines de lucro con base en la Misión Acción Latina, La Raza Centro Legal, Mission Language Vocational School, Dolores Street Community Services, Jamestown Community Center y Good Samaritan.
Inmersos en la vida cotidiana del barrio de la Misión, los miembros de organizaciones sin fines de lucro están listos para afrontar las dudas de los residentes y encontrar maneras de hacer el censo seguro, hábil e incluso divertido, en vez de difícil y amenazante.
“Una de las mayores preocupaciones con el censo es la confianza”, dijo Joel Aguiar, director de La Raza Centro Legal, que alberga el programa de jornaleros de SF y el Colectivo de Mujeres. Dijo que “los trabajadores sienten que su información se dará a los funcionarios del gobierno y a los oficiales de inmigración”.
Aguiar dijo que muchos de los jornaleros, al igual que otros latinos y las comunidades de inmigrantes, desconfían de los políticos y funcionarios de gobierno debido a la persecución del pasado.
“Es raro que ellos [los políticos] vengan al programa, excepto en tiempo de elecciones. La policía los hostiga en las calles (a los trabajadores), los funcionarios del ICE hacen redadas. Es difícil para ellos abrirse por sus experiencias anteriores. Así que tener una conexión con las organizaciones sin fines de lucro… como La Raza y otras, y llegar a ellos a través de estas organizaciones, el censo no es realmente tan malo… para ellos es una experiencia totalmente diferente”, elaboró.
“Además, no está en la lista de prioridades. Entre las cosas que les preocupan diariamente, llenar el censo no es una de ellas”, agregó Aguiar.
Explicó que en el caso de muchos jornaleros, “No se los van a enviar por correo, porque la mayoría de ellos son personas sin hogar, así que van a tener que hacer un esfuerzo… caminar al centro o algo así”.
Para aquellos que luchan diariamente por un puesto de trabajo y los recursos básicos, la idea de tomarse tiempo para llenar el papeleo de gobierno no tiene ningún sentido, a menos que los miembros de la comunidad entiendan que la participación en el censo conlleva dinero y recursos para sus vecindarios y familias.
“Para nuestros miembros es más fácil destacar la importancia… para los jornaleros va a tomar un poco más de acercamiento y educación. Los tenemos que encontrar donde están”, dijo Aguiar de La Raza respecto a los esfuerzos para fomentar la participación en el censo.
Él espera colaborar con otros miembros del comité para organizar un torneo de fútbol el 13 de marzo en el parque Garfield, “esperamos que los atraiga, y al mismo tiempo, que aprendan sobre el censo y nosotros responder a sus dudas.”
El comité también está planeando varias actividades en las estaciones de BART de las calles 16 y 24 los días 20 y 27 de marzo respectivamente.
Aguiar agregó que La Raza esta entrenando a ocho miembros —cuatro trabajadoras domésticas del Colectivo de Mujeres y cuatro jornaleros— para realizar actividades de divulgación y responder preguntas sobre el censo.
“Ellos son como líderes, y han asistido a reuniones adicionales durante los últimos seis meses. Ellos van a averiguar sobre el censo: cómo responder a las preguntas y promoverlo, ir a los lugares donde hay muchos jornaleros, incluso personas sin hogar, a hablar con ellos al respecto”, dijo.
“Es probable que sea mucho más eficaz que si fueran los miembros del personal, porque ellos ya tienen muchas conexiones con las personas en esos lugares”, concluyó.
Con el fin de facilitar una mayor participación, la Oficina del Censo simplificó su formulario del 2010 a diez preguntas, a diferencia de las 52 del censo anterior. Como en el año 2000, se enviará una versión en español por correo a barrios predominantemente latinos como la Misión. Además, se crearán centros para asistencia con el formulario en todo el barrio, donde los residentes podrán expresar sus preocupaciones y recibir ayuda de profesionales capacitados en rellenar los formularios.