Chucho Valdés y Joe Lovano. Courtesía: International Music Network

He estado rodeado por la música y el jazz desde que tengo uso de razón —con el tocadiscos de mi madre entre las líneas de ‘West Side Story’, de Tony Bennett, Frank Sinatra, Nancy Wilson y muchos más. En la universidad, me sumergí en los clásicos del jazz, cuando mi compañero de apartamento, un bajista, y sus colegas, venían a tocar música después de recorrer los clubes.

Más tarde, una beca me envió al Museo de Arte Contemporáneo de Chicago a organizar un simposio sobre temas de arte contemporáneos en Latinoamérica y, posteriormente, al King Arts Complex en Columbus, Ohio, donde organicé un festival de jazz de tres días.

Dicho complejo (nombrado así como tributo a Martin Luther King Jr.) tenía una gran galería en la cual yo preparé una exhibición sobre la historia del jazz en Columbus, el hogar de los grandes del jazz, Rahsaan Roland Kirk, Harry ‘Sweets’ Edison y Nancy Wilson.

Aunque he trabajado principalmente como conservador, educador y escritor de artes visuales, cuando la Agencia de Desarrollo de San Francisco creó el Distrito Histórico Fillmore para la Preservación del Jazz, comencé a escribir sobre las presentaciones en Yoshi, Rassella, el Piano Lounge de Sheba y sobre los intérpretes del jazz en escena.

¿Por qué esto es relevante? Bueno porque el contexto es importante. Dicho esto, y con una pregunta un tanto cliché que se plantea a los escritores y la cual viene a mi mente: “¿Quién es tu audiencia?” Un tutor una vez me hizo esa pregunta y mi respuesta fue: “Es como poner una nota en una botella y echarla al mar. Nunca se sabe a dónde irá, o quién la encontrará. Por lo tanto, las audiencias son en su mayoría desconocidas, y me encuentro escribiendo para mí mismo, queriendo compartir un pensamiento o una visión que pueda resonar en otros”.

Estas preguntas plantean consideraciones relacionadas con la importancia de la identidad étnica, y lo que significa ser escritor chicano o latino, y cómo esa designación distingue a la escritura.

Rokia Traore. Courtesía: rokiatraore.net

Escribir sobre arte o cultura siendo chicano es siempre problemático y complejo, porque esa identificación, y esas designaciones vienen con un equipaje inherente, basado, en su mayoría, en suposiciones acerca del significado de aquellos términos, los que pueden distorsionar y condicionar las interpretaciones del escrito y los temas que se abordan.

¿Es un escritor latino de arte alguien que escribe exclusivamente sobre arte, artistas y música latina —o sea, alguien que escribe acerca de un ‘tipo’ de arte o música, o solamente arte creado por latinos? o ¿es un latino que escribe sobre arte y cultura, independientemente de las áreas o categorías artísticas?

Para mí, nunca es tan simple. Por eso me atraen las artes, porque nos desafían a comprometernos con un fenómeno cultural como una amalgama de factores, constituidos históricamente por el contacto cultural, el conflicto y la experiencia, y relatan existencias sociales como fuentes que comunican nuestra visión del mundo y nuestra inspiración. Mi experiencia como chicano está constituida por el mundo en que vivo y, por lo tanto, el mundo y todo lo que contiene son parte de mi experiencia como latino.

Es por eso que me siento totalmente cómodo echándole un grito al jazz de SF, y hablando de la diversidad en términos de la variedad de presentaciones que he visto. Presentaciones como la de Mike ‘Maz’ Maher, trompetista y compositor del grupo Snarky Puppy, ganador de varios premios Grammy, cuyo trabajo como solista incluye jazz, rock y soul. Su presentación incluyó a otro miembro de Snarky Puppy, Bob Lanzetti en la guitarra y de Justin Stanton en el teclado.

Quisiera que los lectores de El Tecolote sepan sobre Rokia Traoré, quien impone su música natal de Mali con sones de rock, blues, jazz y raíces de música americana, algo muy natural en Traoré, quien ha viajado extensamente y se ha empapado de las influencias culturales que nutrieron su perspectiva global musical.

Y también quiero que conozcan a Chucho Valdez y Joe Lovano, ganador de Grammy, saxofonista y pianista genio virtuoso cubano y figura principal en la evolución del jazz afrocubano, quien colaboró y unió las fronteras musicales y culturales. Un músico y compositor que ha ampliado la síntesis de los ritmos folclóricos y post bop afrocubanos, Valdés es una figura seminal en la historia del jazz cubano y, junto a Lovano y su excelente banda, se trasladó más allá de las categorías de género y estilo hacia un reino intergaláctico de pura magia musical.

Aunque algunos de estos intérpretes son latinos de herencia, e influenciados por la sensibilidad y tradiciones musicales latinas, ellos son esencialmente partícipes de un mundo más grande —como el resto de nosotros— y por lo tanto su experiencia artística, por lo menos para mí, es fundamental para mi existencia como latino.

Traducido por Hilda Ayala