Francisco Herrera toma juramento luego de postularse para alcalde de San Francisco en el Ayuntamiento. Foto Fernando A. Torres

“Más que una campaña política, esto es un movimiento”, dijo Francisco Herrera, enarbolando   un cheque y gran cantidad de documentos al quedar oficialmente inscrita su candidatura a la alcaldía.

El conocido trovador y activista del popular barrio la Misión pagó $5,568.50 para participar en las próximas elecciones de noviembre, cifra que equivale aproximadamente al 2% (de acuerdo a las leyes de la Ciudad) del sueldo del alcalde que es de $285,319. Pero poca atención le han puesto los medios de comunicación —ni siquiera a aquellos autodenominados progresistas— que dicen que el Alcalde Ed Lee no tiene opositores.

“Claro. Si los medios continúan ignorándonos, Lee nunca tendrá contrincantes”, dijo Herrera en su oficina en la calle 16, en un barrio que para muchos está en vías de extinción.

La consigna de Herrera parece simple: “una ciudad para todos”. Pero considerando los graves síntomas por los cuales atraviesa una ciudad enferma —el desplazamiento demográfico, el desbocado mercado de capitales, los desalojos diarios y la severa crisis habitacional— los analistas y críticos dicen que el futuro de San Francisco será un lugar para pocos y millonarios.

Nacido en la ciudad fronteriza de Calexico, de padres mexicanos, Herrera, de 52 años, tiene una maestría en ciencias políticas y teología. Fue seminarista y trabajó cuatro años en el sacerdocio con la Compañía de Jesús y los franciscanos. En uno de los barrios más pobres de San Diego, Logan Heights, “conocí la fe y el compromiso… siempre la fe significó el servicio a la comunidad. Siempre la fe te tiene que llevar hacia un compromiso social sino es una burla”. Desde muy joven trabajó con organizaciones y refugiados en Panamá, Guatemala, Honduras y El Salvador.

Francisco Herrera. Cortesía Francisco Herrera

“Hay mucha gente desplazada, que ha sido forzada a salir de la ciudad. Hasta 2004 nosotros éramos el 13% de la población, ahora en estos momentos somos como el 8%”, comentó Herrera. “Estamos perdiendo gente, mucha gente. Pero no somos los únicos, también hay otros grupos étnicos que han tenido que irse. La gente que trabaja en la ciudad no puede vivir en ella. Muchas de las cosas que hemos visto históricamente como parte de la ciudad, el arte, la cultura esta gran escena que alguna vez fue San Francisco se está perdiendo rápidamente. Con los precios que están cobrando, no hay lugar para los artistas que se están yendo del lugar. La vivienda es un derecho humano no puede ser un negocio. Nosotros tenemos planes de detener esta situación pero si no tenemos el coraje político es imposible solucionar nada”.

Herrera no solo quiere frenar los desalojos sino crear un visionario plan de 12 años para “regresar a la ciudad, para quedarnos, para florecer”, dijo. La visión de Herrera es una ciudad accesible para todos en especial para los trabajadores “que hacen que la ciudad sea lo que es”. Viviendas a precios accesibles, establecer un banco popular, reorganizar el transporte colectivo; el MUNI, el BART.

“La gente ya ha pagado (los costos) del transporte, y por sus altas tarifas, la gente no ahorra al usarlos. También tenemos que asegurarnos que las grandes compañías paguen su justa cuota en impuestos y que los trabajadores tengan el derecho a organizarse en sindicatos”.

Su experiencia con las comunidades de base es amplia; fue voluntario en orfanatos y centros de apoyo comunitario como la Casa de los Pobres y la Casa del Inmigrante en Baja California Norte y Tijuana. En Los Ángeles, Oakland, Santa Bárbara, San José y San Francisco, ayudó a fundar refugios para desplazados e inmigrantes con mujeres sobrevivientes de violencia doméstica.

Herrera ya cuenta con el apoyo de diversas organizaciones y líderes como Roberto Hernández de Our Mission: No Eviction, el Partido Verde, el dirigente laboral Frank Martin del Campo y también de la amplia comunidad de poetas sanfranciscanos. Recientemente los poetas laureados Jack Hirschman y Alejandro Murguía le organizaron un encuentro cultural de apoyo y reconocimiento. El Centro Eric Quezada ubicado en la Calle Valencia no solo se llenó de gente sino de poesía y canciones en apoyo a la campaña.

“He hablado con mucha gente y me he dado cuenta que “falta una visión para San Francisco. No hay un plan. Eso es dramático. Estamos trabajando en un plan que vaya más allá del 3 de noviembre y las preguntas son: ¿Cuál es el San Francisco que usted visualiza para los próximos 20 a 50 años? ¿Cuál es la ciudad que la gente de San Francisco quiere ver? Definitivamente no es la ciudad que tratan de imponernos los constructores y aquellos que apoyan el mercado de capitales”.

Herrera dijo que la crisis por la que atraviesa la ciudad es profunda.

“Tenemos casi 4 mil jóvenes que se han tenido que ir a vivir a otras ciudades. Casi 1, 700 niños viven en carros o en apartamentos amontonados en un sofá de la sala porque no hay forma de rentar aquí”.