A principios de esta semana un video que se hizo viral muestra a un argentino, Carlos Hakas, atacar a Benjamín Ramírez, un elotero, cuando aquél avienta violentamente el carro de éste bajo el argumento de “bloquear la acera” en Hollywood, Los Ángeles. En el vídeo, Ramírez dirige la cámara hacia sí mismo mientras se le escucha decir que Hakas “es un racista que vino a dañar mis cosas”, a la vez que se puede escuchar a Hakas contestar “No soy racista, retardado mental, soy argentino”.

A pesar que las muchas declaraciones de Hakas afirmando su herencia argentina pudieran resultar premeditadas, ello no excusa la bajeza de sus acciones.

Mucho puede desprenderse de este incidente, pero dos cosas surgen inmediatamente: en primer lugar, el acoso a los vendedores de la calle está lejos de ser poco común. Especialmente en la era de una administración que ha normalizado la retórica de odio y las acciones violentas, actitudes como la de Hakas no soprenden.

También es necesario referir la blancura latina y su conexión con la complicada historia de los Latinx ante la identidad europea, misma que ha sembrado un complejo de superioridad estructural dentro de la comunidad Latinx.

Hakas, afirmando su herencia argentina, es otro recordatorio de que muchos países de América han establecido un discurso histórico profundamente entrelazado con la homogeneidad racial. Muchos países en América llegaron a definir su identidad nacional a través de la superioridad étnica.

Esto no quiere decir que cada argentino o cada latino blanco tiene una identidad inherente, pero la eurocentrificación que aun se encuentra en América no se limita a los países al sur de la frontera de los EEUU, es “tan americano como el pastel de manzana”. La blancura cultural, el desprecio hacia los demás, incluso el desprecio hacia los que están dentro de nuestra propia comunidad es transnacional.

Aun cuando Hakas es un inmigrante, la comunidad de Latinx está obviamente molesta por su trato hacia Ramírez, también inmigrante. El padre de Ramírez dijo a la prensa que Hakas y su novia ya habían molestado a Ramírez por lo menos en tres ocasiones.

La complicada historia de nuestra comunidad con la identidad europea no es nada nuevo, y tampoco lo es el maltrato hacia los inmigrantes dentro y fuera de los EEUU, sean vendedores callejeros o Latinxs.

Es importante recordar que los inmigrantes forman el tejido social de este país y que, pese a las acciones de Hakas, debemos recordar que los vendedores callejeros no son solamente comerciantes, sino madres, padres e hijos de nuestra comunidad. Se han convertido en un medio de supervivencia de los productos básicos de un barrio y, a pesar de los Haka que existan en el mundo, siguen siendo valorados miembros de la comunidad.