Bomberos de San Francisco combaten el incendio en las calles 22 y Misión el 28 de enero. El incendio desplazó a 67 residentes y 32 negocios, y cobró la vida de un hombre. Photo Bridgid Skiba

Por Alexis Terrazas y Joel Angel Juárez

Milagro Rodríguez celebró su cumpleaños el 5 de febrero lo mejor que pudo desde el albergue previsto por el Centro Comunitario Mission Corps del Salvation Army —localizado a dos calles del edificio que, ocho días antes, había sido su hogar.

“Estaba dormida cuando sucedió el incendio”, dijo Rodríguez, recordando el incendio de cuatro alarmas que consumió el que fuera su hogar durante 14 años, en las calles 22 y Misión, que dejó a 67 residentes del Distrito de la Misión sin hogar y a un hombre muerto. “Me siento mal, muchos recuerdos se quedaron aquí. Todo se quemó”.

Aunque fue hospitalizada por hipertensión e inhalación de humo, Rodríguez corrió con suerte. Un llamado a su puerta por parte del esposo de una vecina le salvó la vida.

“Mi esposo salvó la vida de dos personas durante el incendio”, dijo Yanira Hernández, vecina de Rodríguez, quien vivió en el tercer piso por 20 años. “Fue llevado al hospital por el humo que inhaló, pero ya está bien. Perdimos todo… en el incendio”.

Yanira Hernández se lamenta por la pérdida de su casa el 29 de enero. Photo Bridgid Skiba

Negocios perdidos
Además de los residentes desalojados, el edificio del 2590 de la calle Misión, albergaba al Mercado de la Misión, centro de actividad de pequeños negocios y restaurantes, muchos de los cuales eran latinos. En total más de 30 negocios fueron forzados a cerrar o a reubicarse.

Alicia Hasper y Valeria Lannes compartían una oficina en el segundo piso para su negocio de acupuntura y masaje. El 5 de febrero, equipadas con máscaras, lámparas y guantes, se les permitió entrar a su espacio de trabajo y recuperar pertenencias las cuales incluían una mesa de masaje, agujas, estimuladores eléctricos, archivos, un nuevo calentador y docenas de botellas de suplementos y pastillas.

“Traté de poner las cosas en perspectiva. Que mi pérdida, comparada con la de otras personas, no es tanta, pero aún es muy dolorosa”, dijo Hasper, nativa argentina. “Otras áreas están completamente destruidas. Mi cuarto está dañado, pero no completamente arruinado. Esto realmente ayudó a mi dolor”.

La reconstrucción
Aunque el Departamento de Bomberos de San Francisco (SFFD, por sus siglas en inglés) estimó un monto de $4 millones en daños a la estructura del edificio, y otros $4.5 millones por el contenido y los daños por agua, el edificio no está del todo destruido.

Hawk Lou, dueño del inmueble, contrató a KCE Matrix, Inc., un despacho de ingenieros del sur de California, para evaluar los daños estructurales al edificio. El 5 de febrero, KCE Matrix presentó sus hallazgos por medio de un reporte al Departamento de inspección de edificios de la Ciudad.

KCE Matrix declaró como insegura a la estructura construida en 1907, informando en su reporte que el “techo está virtualmente destruido y tendrá que ser eliminado” y que “las paredes del interior del tercer piso están dañadas más allá de cualquier reparación y tendrán que ser removidas”. El reporte también declaró que las paredes y los techos del primer y segundo pisos “con algunas excepciones, muestran menores daños estructurales. El resto de este edificio tiene daños no estructurales como resultado de la infiltración de agua utilizada para combatir el incendio”.

“Esencialmente, como lo entiendo, ya han entrado a obtener el permiso de puntales, para comenzar a hacer ese trabajo”, dijo William Strawn, portavoz del Departamento de inspección de edificios. Strawn también dijo que el contratista está estimando por lo menos de 12-18 meses antes de que los reparos y restauración sean completados, pero que esto pudiera cambiar dependiendo de los resultados del laboratorio con respecto a la contaminación de asbesto o plomo.

“Parece que el dueño y su ingeniero esencialmente estan tomando los pasos… para reparar el edificio”, dijo Strawn. “Varios de los inquilinos están muy preocupados, por supuesto, en tratar de recuperar sus pertenencias”.

El protocolo indica que estas pertenencias sean examinadas, según Strawn. Si son consideradas libres de materiales peligrosos, serán entregadas a los inquilinos. De lo contrario, se enviarán a un sitio de contención.

La Oficina de Desarrollo Laboral y Económico de la Ciudad está ofreciendo talleres para los dueños de negocios, brindando información sobre préstamos a bajo interés para desastres pequeños por medio de la Administración de Pequeños Negocios de los EEUU.

Restos quemados del edificio en las calles 22 y Misión el 29 de enero. Photo Bridgid Skiba

Supervisor entra en acción
En la reunión de la junta de supervisores posterior al incendio, el supervisor del Distrito 9, David Campos, prometió luchar por los residentes desalojados.

“Estas familias podían vivir en la Misión, una de las vecindades de mayor costo, en la ciudad más cara de los EEUU, por un solo motivo, control de alquiler”, dijo Campos durante la reunión del 3 de febrero.

Al cierre de prensa, la oficina de Campos aún estaba buscando viviendas para aquellos que permanecían albergados. Están buscando seis estudios o apartamentos; dos de una recámara; siete de 2 recámaras y cuatro unidades de 3 recámaras.

Campos también aprovechó para hablar con las docenas de personas cuyos testimonios arrojan información sobre las alarmas de incendio que no se accionaron, las escaleras de emergencia bloqueadas, los extintores que no funcionaron, pidiendo a los dueños del edificio “tomen responsabilidad por la seguridad de nuestros residentes”.

A pesar de que el sistema de alarmas estaba certificado cuando sucedió el incendio, varios residentes del piso superior del edificio de tres pisos, así como los dueños de negocios en el segundo piso, dicen nunca haber escuchado ninguna alarma.

“Yo estaba dentro del apartamento haciendo la cena, y ella escuchó a los bomberos en el edificio”, dijo Jorge Gómez, de 57 años de edad, mientras miraba a María Pino, con quien vivía en el segundo piso. “No hubo ninguna alarma en todo el edificio. Ni extintor de incendios, ni aspersores en el apartamento”.

Jaime Renderos, un recaudador de impuestos cuyo negocio de siete años estaba en el segundo piso, tampoco escuchó ninguna alarma. Eran aproximadamente las 6:40 de la tarde cuando vio el humo.

“No sentí pánico, pero sí me sorprendió, porque no había llamas”, dijo Renderos. “Solo vi humo”.

Renderos dijo que el incendio comenzó en la porción del edificio del lado de la calle 22. Pudo escapar de su oficina localizada al lado de la calle Misión, en lugar de utilizar los escapes de emergencia bloqueados, huyó por la entrada principal del edificio.

Mindy Talmadge, portavoz del SFFD, dijo que la certificación estuvo vigente durante la noche del 28 de enero, pero caducaba a la mañana siguiente.

“Eso significa que durante la fecha en que fue certificado, estaba funcionando correctamente”, dijo Talmadge. Y es algo que el dueño del edificio tiene responsabilidad de hacer anualmente”.

El Tecolote contactó al propietario del edificio, Hawk Lou, quien se abstuvo de emitir cualquier comentario por consejo de su abogado.

Una investigación sobre el no funcionamiento de las alarmas aún está en proceso, y no concluirá hasta que los peritos determinen la causa oficial de muerte de Mauricio Orellana, salvadoreño, y única víctima mortal del incendio.

“Esta es una investigación abierta”, dijo Christopher Wirowek, de la oficina del forense de la ciudad. “A la fecha, esa información aún no está disponible”.

Campos, junto con Jane Kim, supervisora del Distrito 6, está trabajando en opciones legislativas y convocando a una audiencia con respecto a la ejecución del código de incendios.

“Tenemos que asegurar que esta fatalidad no haya dejado una muerte en vano”, dijo Campos.

—Traducción Mabel Jiménez

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