[su_note note_color=»#f7f7f7″]Durante la primavera de 2015, alumnos de la materia Periodismo 575 Medios Comunitarios de la Universidad Estatal de San Francisco, trabajaron a lo largo del semestre en un proyecto conjunto con El Tecolote llamado “Crecer en la Misión”. La clase fue impartida por el profesor Jon Funabiki, director ejecutivo de Renaissance Journalism de dicha universidad. Sus estudiantes realizaron entrevistas y reportajes en el barrio, para averiguar el significado de crecer en la Misión.[/su_note]

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Desde el punto de vista de Mayela Carrasco, la expresión artística debe ser libre, o por lo menos asequible. La joven de 19 años ha bailado desde los 2 años, pero comenzó a practicar el arte y la danza marcial capoeira brasileña hace unos años en Abadá-Capoeira San Francisco (ACSF).

Desde entonces, ha pasado innumerables días de entrenamiento en el estudio ubicado en el 3221 de la calle 22 (entre las calles Misión y Bartlett), donde ha aprendido el arte de forma gratuita.

“Eso es en parte la razón por la cual dejé el baile”, dijo. “Porque no podía permitirme el lujo de pagar $50 por clase. Eso es ridículo”.

Abadá-Capoeira ha estado en su domicilio de la calle 22 desde 2002, cuando se trasladó a sólo dos cuadras de su ubicación original.

Marcia ‘Cigarra’ Treidler fundó el centro de capoeira en 1997, llego a San Francisco en 1991 y es originaria de Río de Janeiro, Brasil. La instructora principal de clases para adultos y adolescentes de capoeira, Treidler comenzó a practicar la capoeira a los 17 años y un poco después empezó a enseñar a los niños de Rio como hacer la capoeira. Ella eventualmente continuó su enseñanza en San Francisco, en donde su enseñanza tiene como objetivo proporcionar a todos los estudiantes las herramientas para convertirse en profesionales de la capoeira, independientemente de la situación socioeconómica, identidad o capacidad.

“Yo no crecí aquí, pero he estado en la Misión por mucho tiempo, y he visto muchas transformaciones”, dijo Treidler. “Las personas van y vienen. Ellos toman un descanso o van a la escuela, especialmente los más jóvenes. Pero ellos saben que este es un lugar seguro en donde pueden venir y sentirse respetado. Siempre están bienvenidos si están en el camino correcto. Siempre nos inspiramos a ser mejores personas”.

Las tarifas en el estudio son de un promedio de $73 mensuales. Pero los jóvenes que califiquen por sus bajos ingresos pueden entrenar sin ningún costo por medio del programa Reach all Youth (RAY). Cigarra comenzó el programa en 1998 en respuesta a la excesiva violencia juvenil en la zona.

El concepto de RAY es que todos los jóvenes tengan el mismo acceso a programas que permitan su sano desarrollo, cualesquiera que sean sus orígenes físicos, étnicos o económicos. Este es un aspecto importante en el centro de la capoeira, dijo Carrasco.

Muchos latinos asisten a clases en la Misión, pero la población estudiantil del estudio permanece mixta. Tener clases disponibles a precios asequibles o gratuitas, permite la diversidad en el centro, declara Carrasco.

El concepto de RAY es que todos tengan acceso a programas que apoyen el sano desarrollo. Si las clases no fueran accesibles para las familias de escasos recursos, la atmosfera sería distinta.

“Sé que algunos sin duda pueden pagar, pero aun así no lo toman porque eso cambiaria las cosas”, dijo Carrasco. “Cuando las cosas son gratuitas, vas a estar allí todo el tiempo. Te comprometes”.

La cultura de la capoeira incluye el empoderamiento y un espacio para el intercambio social y cultural. Esto es algo Keira K., cuyo hijo está en el programa, valora.

“Uno de los beneficios de estar en San Francisco es su diversidad y exposición a diferentes culturas”, dijo Keira.
Su hijo Duncan, de 9 años, ha crecido mucho desde que comenzó a tomar las clases.

El sentido de comunidad y desarrollo en la fortaleza corporal, ha sido una experiencia fantástica, comentó Keira.
Duncan está de acuerdo con ella: “Te vuelve más fuerte. Es muy activo y aprendes muchas cosas”.

Aprender el arte también ha puesto a Carrasco en forma. Pero más que eso, le ha añadido significado a su vida. Este verano se fue a Brasil para entrenar con otros estudiantes de forma gratuita como resultado del arduo trabajo que ha puesto en ello.

“Realmente cambió mi vida”, dijo Carrasco. “Me dio todas estas oportunidades que no había recibido en ningún otro lugar. Me dio una familia capoeira, me siento muy cercana a toda la gente aquí”.