[su_heading size=»30″ align=»left»]Testigo refuta versión del SFPD sobre tiroteo contra Amilcar Pérez-López [/su_heading]

Nota del Editor: Este reportaje fue elaborado en colaboración con KQED.

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En los 14 meses desde que dos policías encubiertos acribillaron a muerte a un carpintero inmigrante guatemalteco de 20 años en el distrito de la Misión en San Francisco, el uso de la fuerza policial local ha comenzado a cambiar.

La decisión del fiscal de distrito, en cuanto a si presentará cargos criminales en contra de los dos oficiales de policía, quienes acribillaron a Amilcar Pérez-López seis veces por la espalda, se espera cualquier día de estos. Esa decisión aterrizará en una ciudad que se ha convertido en la escena de una serie de controversiales incidentes en los que la policía ha baleado a hombres negros y latinos, y lanzará o bien, un enjuiciamiento criminal, o permitirá se proceda con una demanda civil federal.

El nombre de Pérez-López raramente fue mencionado en las protestas, conferencias de prensa y reuniones durante un año de controversias para el Departamento de Policía, por la obstaculización de reformas y creciente ira pública. La ciudad se encontraba más enfocada en otros dos tiroteos con resultados fatales en los que se vieron involucrados elementos de la policía —los de Alejandro Nieto en Bernal Heights en 2014, y el asesinato de Mario Woods en Bayview, en 2015.

“Muchos meses después de que [Pérez-López] murió, esto realmente no se abordó”, dijo el Reverendo Richard Smith, un sacerdote y vicario de la Iglesia Episcopal de San Juan Evangelista. “El es inmigrante. El no creció aquí. No tiene un historial de ser conocido de otras personas en el barrio. De cierta forma, puede ser difícil estar conectado con su historia, porque era alguien externo”.

Fue el tiroteo en contra de Mario Woods, captado en video con teléfonos celulares desde múltiples ángulos lo que condujo a una revisión federal del departamento de policía, y la reescritura de los reglamentos que gobiernan el uso de fuerza, en cuanto al procedimiento para la detención física y el uso de armas de fuego se refiere.

Un jurado absolvió a los oficiales involucrados en el tiroteo de Nieto tras un altamente publicitado juicio federal de derechos civiles. Con algunas notables excepciones, la investigación en la muerte de Pérez-López fue apenas un suspiro entre los rugidos de aquéllos exigiendo una reforma policial.

Pero durante el año pasado, una pequeña red de defensores, abogados, investigadores y vecinos, han trabajado tras bambalinas para facilitar una compleja investigación involucrando a un testigo temeroso de represalias policiales y autoridades de inmigración.

Historias alternas

“Los vecinos empezamos a reunir nuestra propia evidencia y comenzamos a hacer nuestra propia investigación”, dijo Florencia Rojo, vecina de Pérez-López, quien descubrió la escena del homicidio cuando regresaba a su casa el 26 de febrero de 2015, la noche en que éste falleció.

Su casa, tan sólo a una puerta al sur de la de Pérez-López, fue bloqueada por la policía, así que Rojo viró en la esquina e intentó trepar por el patio trasero de su vecino.

Es ahí donde conoció a los compañeros de casa del fallecido, cuyo relato del tiroteo difiere significativamente de las múltiples versiones ofrecidas por el jefe de policía, Greg Suhr.

Durante una reunión comunitaria cuatro días después del tiroteo, Suhr dijo que dos oficiales, respondiendo a una llamada de emergencia al 911 que alertaba sobre un hombre portando un cuchillo, se encontraron con Pérez-López y otro hombre a quien presuntamente perseguía por la calle Folsom, entre las calles 24 y 25. Pérez-López se lanzó sobre los oficiales a cinco pies de distancia con el cuchillo “elevado por encima de su cabeza”, según Suhr. También durante la reunión, Daniel Perea, capitán de la estación de policía de la Misión, dijo que el segundo hombre, después identificado como Abraham Pérez, le dijo que los oficiales le salvaron la vida.

Después de que una autopsia independiente demostrara que Pérez-López recibió seis disparos por la espalda, Suhr cambió sus declaraciones previas. Durante una aparición en el programa Forum de la estación KQED en julio pasado, el jefe de policía dijo que Pérez-López “se aproximó a los oficiales con un cuchillo y después los oficiales le dispararon y él se dió la vuelta, lo cual explicaría porqué no todos los disparos entraron por el frente”.

“En la escena del crimen esa noche, la discusión fue sobre Amilcar López avanzando”, Suhr clarificó en febrero. “Más adelante, en conversaciones con los oficiales, hubo discusión de que se dió la vuelta para ir detrás del hombre a quien originalmente perseguía con un cuchillo”.

Los oficiales Craig Tiffe y Eric Reboli, autores de los disparos esa noche, hace mucho que regresaron a servicio. Perea dijo en una entrevista reciente que ambos oficiales aún están asignados a la estación de policía de la Misión. Se negó a decir si Tiffe y Reboli han regresado a la unidad de oficiales encubiertos, alegando preocupación por la seguridad de sus oficiales.

Dijo que durante el pasado año, la unidad de oficiales encubiertos de la estación de policía de la Misión integró a un supervisor, y ahora cuenta con dos sargentos supervisores y diez oficiales.

Intentos de entrevistas del SFPD

Mientras tanto, los investigadores del fiscal de distrito condujeron su propia investigación; siguiendo una pista buscaron contactar a los dos compañeros de casa, de quienes se rumoraba que habían presenciado los disparos.

“Sí yo sé lo que pasó”, dijo uno de los compañeros de casa en una entrevista reciente, conducida en español y bajo condición de anonimato debido a su temor de ser objeto de represalias por la policía. “Yo miré bien las cosas cómo sucedieron”.

Dijo, por la misma razón, que él y el otro compañero temían hablar con los investigadores del Departamento de Policía, e hicieron un pacto de no hacerlo sin la presencia de un abogado.

Esto frustró la investigación de homicidio conducida por el Departamento de Policía, según declaraciones presentadas por tres oficiales del SFPD en el caso civil federal por muerte injusta presentado por la familia de Pérez-López en Guatemala. Los oficiales escribieron que los compañeros de casa cambiaron sus historias y evadieron preguntas.

El sargento Anthony Ravano declaró que habló con los dos compañeros de casa durante la noche del tiroteo y que ellos habían declarado no haberlo presenciado, que solamente escucharon los disparos.

Cuando Ravano y el teniente Daniel Dedet trataron de dar seguimiento, uno de los hombres declaró que un abogado les dijo que no hablaran, y el otro hombre  contactado vía telefónica evadió preguntas, colgó y no regresó un mensaje telefónico.

“En resumen, ambos compañeros de casa se han negado a cooperar con la investigación del SFPD después de hablar con abogados civiles de la familia del señor Pérez-López”, escribió Ravano.

Fueron vanos los intentos por contactar al hombre en la bicicleta, Abraham Pérez. Los abogados civiles de la familia de Pérez-López declararon que éste les dijo en una entrevista que Pérez-López simplemente huía de los dos oficiales encubiertos cuando ellos comenzaron a disparar, y que probablemente no sabía que fueran policías.

El fiscal de distrito busca testimonios

A finales del año pasado, el fiscal de distrito George Gascón comenzó a presionar para obtener entrevistas con los compañeros de casa, según Florencia Rojo y el Reverendo Richard Smith. La oficina del fiscal de distrito declinó dar comentarios para este reporte, dada la investigación en curso.

Smith dijo que Gascón lo llamó en el otoño pasado.

“El dijo ‘Esto tiene señas de un mal tiroteo y definitivamente necesito a los testigos oculares aquí y obtener su testimonio’”, dijo Smith, agregando que Gascón refirió poder arrestar a los testigos, pero que prefiere que hablen voluntariamente. “El dijo ‘necesito tener a estos testigos oculares para construir el caso’”.

Rojo dijo que recibió una llamada telefónica similar por parte de Gascón. Ella, Smith y otros han trabajado para ayudar a los hombres a superar su temor a las autoridades de inmigración y el trauma de ver a su amigo ser acribillado por policías.

“Hubo mucho temor e indecisión”, dijo Rojo. “Cuando se rompe tu confianza en la policía y en el cumplimiento de la ley y en las personas que se supone están ahí para protegerte, hablar abiertamente da mucho temor”.

Los defensores improvisan

Una red, la cual incluye a Smith y a Rojo, ha trabajado para conseguir una abogada de inmigración para los hombres, quienes son indocumentados. La abogada, Laura Sánchez, dijo que estar en las etapas iniciales de la solicitud de una visa especial para testigos o víctimas de crimen violento. Su petición de visa, sin embargo, incluye un crimen no relacionado con el tiroteo de Pérez-López, declaró.

“Creo que encontrar representación los hizo sentir más cómodos y seguros para hablar abiertamente sobre lo que han presenciado”, dijo Sánchez. Agregó que, generalmente, aquellos que se encuentran en los EEUU ilegalmente “temen proceder porque temen que alguna autoridad informe a inmigración sobre su paradero”.

El estrés es una carga pesada para el compañero de casa que habló recientemente para este reportaje. Dijo que frecuentemente tiene problemas al dormir.

“Yo sentía que tenía esa necesidad de hablar porque me estaba muriendo por dentro”, declaró. “Me siento mal por que no se hizo bien la justicia. No estoy bien psicológicamente. Es duro ver cuando matan una persona que quieres”.

El 7 de diciembre, Rojo acompañó al hombre a una cena con Elvira y Refugio Nieto, los padres de Alejandro Nieto, quien fue baleado a muerte por oficiales de la policía de San Francisco en 2014.

Los Nietos explicaron el proceso que ha seguido en el caso de su hijo, y animaron al compañero a que declare, dijeron en una entrevista el 25 de abril.

“Fue cuando yo le dije que no se preocupara y que no tuviera miedo”, dijo Elvira Nieto. “Y en su forma de pláticar, él se veía que estaba muy nervioso. Pero allí habló de cómo le habían tirado los balazos por la espalda”.

Los Nieto declararon que le dijeron al compañero de Pérez-López que si más testigos se hubieran presentado en el caso de su hijo, y más pronto, quizá hubieran visto un resultado distinto. A principios de 2015 Gascón absolvió a los oficiales que le dispararon y dieron muerte a Alejandro Nieto.

El fiscal de distrito concluyó que los cuatro oficiales, quienes dispararon un total de 59 tiros en contra de Nieto, tenían razón de creer que el objeto que éste llevaba y que presuntamente apuntó hacia ellos era un arma de fuego. Los oficiales descubrieron, después de acribillar fatalmente a Nieto, que él portaba un taser, o arma de aturdimiento.

“Si el caso lo llevan igual que el de Alejando, va pasar lo mismo”, dijo Refugio Nieto. Declaró que el caso de su hijo muestra un prejuicio injusto en favor de los oficiales dentro de los sistemas criminales y civiles. “Alejandro ya no [está]. Nosotros andamos como símbolo de aquí, de la comunidad, para ayudarlos y a ver de qué manera se va hacer todo el proceso del que viene. Amilcar es ahorita el que viene”.

Declaraciones en la Iglesia

Aproximadamente una semana después, los defensores organizaron una reunión con los antiguos compañeros de casa de Pérez-López e investigadores de la oficina del fiscal de distrito en la iglesia de Richard Smith. Florencia Rojo estuvo presente en la entrevista de cuatro horas de duración con los hombres a los que ha dado apoyo desde la noche del tiroteo.

Uno de ellos dio un recuento de la noche en que Pérez-López murió durante una entrevista el 28 de abril.

Dijo que corrió afuera después de que otro compañero de casa le dijo que Pérez-López había entrado al apartamento y tomado un cuchillo.

“Lo que yo quería era evitar algún problema que tuviera Amilcar”, dijo. “Ya lo vimos que venía caminando tranquilo”.

El antiguo compañero de casa estaba a unas dos casas al norte de Pérez-López, parado al borde de la entrada y la acera, cuando vio a dos figuras más grandes que surgieron de la oscuridad detrás de su amigo.

“Uno de ellos lo quiso agarrar por detrás, pero sin hablarle”, dijo. “No le habló, ni nada”.

Pero Pérez-López se retorció para liberarse y corrió hacia la calle, entre dos autos estacionados.

“Le dijeron, ‘suelta el arma’”, después ambos oficiales dispararon casi instantáneamente, dijo el hombre. “No alcanzó a soltarlo, o en el primer balazo es cuando cayó, pero él soltó el arma al instante. Yo oí que dispararon. Cuando miré eso, sentí que mis pies se me doblaban”.

Pérez-López corría hacia una calle vacía, dijo el compañero de casa, no presentaba amenaza a los oficiales ni a nadie más.

“Ellos no le avisaron de nada”, dijo. “Ellos nomás dispararon”.

Las declaraciones de los compañeros de casa motivaron a los investigadores del fiscal de distrito a descender nuevamente a la calle Folsom a finales de diciembre, según Smith y otros en la vecindad, entrevistando a docenas de personas. Desde entonces, la pequeña comunidad de amigos, familia y sus defensores, esperan la decisión de Gascón.

Suhr se ha comprometido a terminar efectivamente el uso de fuerza letal en contra de individuos portando armas blancas y el departamento continúa con la expansión del entrenamiento de de-escalación y antiprejuicio.

Pese a que el departamento realiza estos cambios, continúa confrontado por recientes controversias. El 7 de abril, dos oficiales mataron a tiros a Luis Góngora, otro hombre hispanohablante que presuntamente blandía un cuchillo en el distrito de la Misión. Como en el caso de Amilcar Pérez-López, algunos testigos contradicen el reporte policiaco del incidente, el cual según dice el departamento ocurrió después de que Góngora se lanzara contra los oficiales.

—Traducción Mabel Jiménez

Alexis Terrazas es el editor en jefe de El Tecolote, un periódico comunitario del Distrito de la Misión. Alex Emslie y Nicole Reinert son reporteros para KQED News.