Luego de ganar la medalla de oro para el equipo de los EEUU en los Juegos Olímpicos de Barcelona, España, en 1992, Oscar De La Hoya ondea ambas banderas, la estadounidense y la mexicana, rindiendo homenaje a sus dos raíces. AP Foto/Mark Duncan

El orgullo es uno de los sentimientos más gratificantes, como cuando levantas la mano al aire mientras eres coronado campeón frente a millones de personas.

Oscar De la Hoya —el renombrado boxeador mexicoamericano ahora convertido en hombre de negocios del Este de Los Ángeles— ha tenido varios de esos momentos a lo largo de su carrera.  Desde sus inicios como boxeador amateur, donde obtuvo la medalla de oro representando al equipo de los EEUU en las Olimpiadas 1992 de Verano en Barcelona, España, a su carrera profesional como miembro del Salón de la Fama, la cual se expandió por 16 años, el llamado ‘Niño de Oro’ lo ha ganado todo.

Sin embargo, para De La Hoya, el orgullo por su herencia latina empaña el orgullo que siente por sus cintos y sus medallas de oro.

“Siempre me he apegado a mis raíces”, dijo De La Hoya, mientras visitaba en Hayward el lugar donde entrena el boxeador Amir Khan el pasado 18 de abril.  “Estoy orgulloso de ser estadounidense y de haber tenido la oportunidad de crecer en los EEUU, vivir aquí, representar a mi país y ganar la medalla de oro.  Pero al mismo tiempo, estaba orgulloso de mi herencia. Estaba orgulloso de mis raíces y para mí era importante demostrarlo”.

De La Hoya solo tenía 19 años cuando obtuvo la medalla de oro, su imagen se inmortalizó cuando el fotógrafo Mark Duncan le tomó una foto al chico que levantó ambas banderas, la estadounidense y mexicana por su victoria.

Pero el gesto de orgullo cultural de De La Hoya no satisfizo a los seguidores mexicanos, quienes se negaron a aceptarlo como uno de los suyos cuando empezaba su carrera profesional.

“Estaba en una situación única”, dijo De La Hoya.  “Nací aquí en los EEUU de padres mexicanos, y era raro porque no eres de allá, y no eres de aquí.  Estás en medio.  Te preguntas, ‘¿de dónde soy?’ Así que tuve que luchar con esa identidad todos los días por muchos años”.

El boxeador mexicoamericano, Oscar De La Hoya (derecha) vence al ícono mexicano, Julio César Chávez, el 7 de junio de 1996. La victoria catapultó su carrera, pero se ganó el rencor de los seguidores del box en México. AFP FOTO/John Gurzinksi

Mientras que la imagen de De La Hoya se elevaba en los medios de comunicación, él optó por hacer lo inimaginable y enfrentarse al icono veterano del box mexicano, Julio César Chávez.

“Julio César Chávez era el rey del box”, dijo De La Hoya.  “Era el héroe mexicano”.

El 7 de junio de 1996, De La Hoya entró al cuadrilátero del Cesar’s Palace en Las Vegas, portando una bata y un par de pantaloncillos con los colores de ambas banderas.  El joven de 23 años sólo necesitó un round para cortar severamente la ceja de Chávez con un rápido y poderoso izquierdazo, derrotando al campeón luego de que el doctor del cuadrilátero detuviera la pelea en el cuarto round.

Pero la contundente victoria de De La Hoya sobre el hijo favorito de México tuvo su precio: su victoria fue considerada como un acto de traición por muchos de sus seguidores mexicanos.

Aun así, después de muchas batallas sangrientas en el cuadrilátero que resultaron en 10 títulos mundiales en seis divisiones de peso, De La Hoya se ha convertido en uno de los mejores y más populares peleadores mexicoamericanos en la historia del boxeo.

“Es una responsabilidad tremenda que acepto”, dijo De La Hoya. “Amo cargarla en mis hombros y tener la responsabilidad de ser una figura que la gente puede admirar.  Ser una inspiración para muchos me ha dado la fuerza y la energía para hacer cosas buenas en la vida, y esperas que la gente vea eso y que sigan tus pasos o que traten de imitar lo que has hecho”.

De La Hoya continuó siendo una fuerza en el boxeo hasta su última pelea en 2008, cuando fue brutalmente aporreado por Manny ‘Pacman’ Pacquiao; la derrota finalizó la lustrosa carrera que incluía 39 victorias (30 por knockout) y solo seis derrotas.

Desde que se retiró, De La Hoya ha enfocado su energía en su compañía, Golden Boy Promotions, Inc. Y en un giro irónico, el hombre que alguna vez fuera criticado por los mexicanos por haber derrotado a Chávez, ahora promueve a la gran superestrella de boxeo, Saúl ‘Canelo’ Álvarez.

“Creo que Canelo es el mejor”, dijo De La Hoya.  “Sólo tiene 25 años, lo cual es sorprendente.  No hemos visto lo mejor porque aún está creciendo.  Canelo tiene la misma actitud, quiere convertirse en un modelo a seguir y en una figura representativa”.

Actualmente, De La Hoya está viajando a lo largo del país, promoviendo la próxima pelea entre Álvarez y Khan, la cual se llevará a cabo en Las Vegas el 7 de mayo.

—Traducción

Carmen Ruiz-Hernández