Gael García Bernal en un fotograma de la película No, dirigida por Pablo Larraín. Foto Courtesy Sony Pictures Classics

El cineasta Pablo Larraín cierra una serie de tres producciones cinematográficas ambientadas durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973–1990) con su película No, el primer filme chileno en recibir una nominación al Óscar a la Mejor Película Extranjera.
Esta fascinante producción sucede durante el plebiscito que tuvo lugar en 1988, que permitió a los chilenos a votar ‘Sí’ o ‘No’ a la continuación del mandato militar, como resultado de la presión internacional sobre el régimen.

La campaña consistió en segmentos televisivos de 15 minutos que se otorgó a cada una de las campañas durante casi un mes.

Característico de la obra de Larraín, el protagonista es un personaje ambiguo y lacónico viviendo un período histórico político polarizado.

Este carácter ambiguo del personaje principal junto al hecho de que Larraín escogió a la estrella mexicana Gael García Bernal en el papel protagónico, contribuye a privar a la audiencia de un contexto político global.

Larraín desciende de una familia de políticos y prefiere mantener su vida personal fuera de la prensa. Es cuestionable si Larraín, al igual que René Saavedra (García Bernal), se esconde detrás de su medio para cubrir su procedencia.

René se exilió con su familia en México, pero regresó a Chile para emprender una carrera en el mundo de la publicidad. Se arrima a ambos lados, cuando se compromete a dirigir la campaña del No, mientras que recibe sueldo y la protección de empresarios de la extrema derecha que se benefician de la dictadura.

La película no está hecha para expertos en política chilena, ya que cautiva a todos, sin embargo los neófitos no deben esperar que la película resulte una lección de historia. “No pretende ser una película que sirva para dar clase en un colegio. Tampoco es un tratado historiográfico. No hay una verdad histórica en esta película”, dijo Larraín.

Al igual que los protagonistas de las películas anteriores de Larraín, René redime el hecho de que vendió su alma al diablo a través de sus obsesiones, su ex-esposa Verónica Carvajal (Antonia Zegers) y su hijo Simón (Pascal Montero). Su ética poco a poco se hace más ambigua a medida que evoluciona la lucha contra la dictadura.

La primera película de la trilogía, Tony Manero (2008), llevó a Larraín a la vanguardia del circuito de festivales. Se trata de un inquietante retrato de un asesino en serie obsesionado con ser el personaje de John Travolta en la película Fiebre del sábado por la noche —un trasfondo irónico en tiempos de dictadura.

La segunda película, Post-Mortem (2010), se centra en la figura de un estoico funcionario de pompas fúnebres, que sin lugar a dudas y con calma es testigo de los primeros sangrientos días del golpe de Estado que derrocó el presidente Salvador Allende en 1973.

No se destaca en la trilogía por su rodaje con una cámara ‘U-matic 3:4’. La estética de baja definición del VHS ubica acertadamente al público en la década de los ochenta. A medida que la cámara pasa de escenas de los anuncios televisivos de campaña al personaje de René tratando de rescatar a su ex-esposa izquierdista de la cárcel, las imágenes estimulan un recuerdo turbio de la época.

No sólo seduce por su cinematografía, el retrato de Larraín del plebiscito en No, cada campaña mano a mano retando a la otra, es tan interesante como poética. Como Larraín explicó: “La película resultó de la curiosidad de cómo se hizo la campaña del ‘No’. A mí me parece extraordinaria y mucha gente en Chile piensa lo mismo.”

No se estrenará el 1 de marzo en los Cines Landmark en San Francisco, y el 8 de marzo en Shattuck Cinemas en Berkeley.

—Traducción Alfonso Agirre

Para leer la entrevista con cineasta Pablo Larraín, haz click aqui: https://eltecolote.org/content/2013/01/entrevista-con-cineasta-pablo-larrain/