Vincenzo Boyd, técnico en emergencias médicas y Evan Giacomino, del área de la bahía, se ofrecieron como voluntarios para apoyar en un refugio en Houston, en el centro de convenciones Lone Star, organizado por la Cruz Roja y los Servicios de Salud del Condado de Montgomery. Cortesía: Vincenzo Boyd

Vincenzo Boyd llevaba apenas dos meses trabajando como técnico de emergencias médicas (EMT, por sus siglas en inglés) cuando decidió ir a Texas para trabajar de voluntario tras el paso del huracán Harvey, el cual arruinó la costa del Golfo el 17 de agosto.

“Estaba en la iglesia con mi hija un domingo, cuando el pastor dijo, ‘Que Dios bendiga a todos aquellos que vayan a ayudar en Texas durante el huracán Harvey’, recuerda Boyd, de 21 años de edad. “Qué lindo sería poder ayudar”, pensó.

Boyd recibió un correo electrónico de la Cruz Roja Americana pidiendo voluntarios, pero sin haber recibido respuesta para el 3 de septiembre, decidió acudir por sí mismo.

Boyd y su amigo Evan Giacomino aterrizaron en Dallas la mañana de un domingo y comenzaron una búsqueda que duró una semana. Se fueron al Centro de Convenciones Lone Star donde se había instalado un refugio de la Cruz Roja y los Servicios de Salud del Condado de Montgomery. Después que el director verificó sus licencias de EMT, se les aprobó ayudar. Esa misma noche pudieron ofrecerle descanso a dos enfermeras, las únicas brindando atención a los 370 daminficados viviendo en el refugio.

Un refugio para las víctimas del Huracán Harvey ubicado en el centro de convenciones Lone Star que albergó a 370 personas. Cortesía: Vincenzo Boyd

“La primera noche no fue muy agitada. Nos subimos a un bote y rescatamos a un gato, y eso fue todo”, dijo Boyd. “Pero de vuelta en el refugio se nos hizo difícil ver a niños de la misma edad que mi hija, preguntando a sus padres cuándo se irían a casa. Además, tenían que levantarse a las cuatro de la mañana para tomar el bus a la escuela”.

Boyd y Giacomino trabajaron toda la semana de 10 de la noche a 6 de la mañana atendiendo una cabina que proveía servicios médicos. Recuerda ver las casas abandonadas y calles destrozadas, y pensar en su vida y en la comodidad en que vive su familia.

Durante su voluntariado en Houston, Vicenzo Boyd (a la derecha), conoció a un hombre que perdió todo tras el paso del huracán. El hombre deseaba casarse con su novia en el albergue, por lo que Boyd y otros lo animaron para conseguir el anillo y sombrero de vaquero en Walmart. Cortesía: Vincenzo Boyd

El trabajo en el refugio fue una experiencia en sí misma. Boyd conoció a un hombre en el refugio quien le contó de su amor por una mujer con quien había vivido muchas experiencias. El huracán había destrozado su remolque por lo que no tenía nada consigo, pero se quería casar con ella, así que Boyd y el personal del refugio reunieron fondos para ayudarle con la boda, la cual se llevó a cabo inmediatamente.

“Compró anillo y sombrero de vaqueros en Walmart y le propuso matrimonio”, dijo Boyd. Los del refugio entonces le ayudaron a organizar y a celebrar la boda. Fue muy lindo ya que fue una de las pocas veces que vi a los refugiados pasarlo bien.

Hubo varios eventos que le cambiaron la vida e hicieron que Boyd se diera cuenta que ayudar a la gente era lo que quería hacer por el resto de su vida: a la edad de 10 años, su abuelo, quien lo cuidaba mientras su mamá trabajaba de operadora en la estación de policía, tuvo un ataque al corazón. A los 19 años, cuando vivía en Sacramento, fue testigo de la muerte de un amigo en la sala de su casa. Fue entonces que decidió seguir una carrera como EMT.

“Le hice RCP (reanimación cardiopulmonar) tratando de revivirlo, pero sin resultados”, dijo Boyd. “Me sentí culpable por mucho tiempo porque pensé que, si hubiera sabido hacerlo, talvez le habría salvado la vida”.

Después de volver a San Mateo, recibió su licencia de EMT, completó sus clases de entrenamiento como bombero en el City College de San Francisco, y está en lista de espera para un trabajo en el departamento de bomberos.

“El viaje entero estuvo lleno de bendiciones”, dijo y mencionó que, durante todo su viaje, se le otorgó el transporte, las comidas, y un cuarto para dormir.

Durante su estadía asistió a un partido de fútbol (que son grandes eventos culturales en Texas), también se le invitó a una estación de bomberos donde le ofrecieron trabajo.

“Este viaje realmente me formó”, declaró Boyd y agregó: “Estoy agradecido por lo que tengo y orgulloso de lo que hago”.