Por Andrew Brobst

Presentado por el Centro Cultural Chino de San Francisco, How I Keep Looking Up/Cómo Sigo Mirando Hacia Arriba/仰望 es un proyecto de arte público trilingüe y multiétnico, basado en la acción comunitaria que involucra a 16 inmigrantes chinas y latinas de clase trabajadora para la creación de banderas que cuentan sus historias de poder y resiliencia.

La artista Christine Wong Yap, artista visual contemporánea y practicante social cuyo trabajo «explora la pertenencia, la resiliencia y otras dimensiones del bienestar psicológico», guió a las participantes a través de una serie de talleres donde pudieron intercambiar experiencias de vida y desarrollaron habilidades de diseño y fabricación. 

Cómo sigo mirando hacia arriba consistió en seis talleres durante tres meses: tres llevados a cabo en el 41 Ross Alley, en Chinatown y tres en el Centro Cultural de la Misión para las Artes Latinas. El Centro de Cultura China eligió intencionalmente Chinatown y el Distrito Misión para que las participantes pudieran aprender sobre la cultura de las demás y pasar tiempo en sus respectivos vecindarios.

Las tres primeras series se impartieron a manera de salón de clases con presentaciones sobre banderas nacionales, ciudades y movimientos sociales, explicando su importancia cultural e histórica. En estas presentaciones se incluyó una conferencia sobre simbolismo y cómo componer visualmente una narración con líneas, patrones y símbolos. En esas primeras tres sesiones, las participantes comenzaron el proceso de representar sus propias experiencias como mujeres inmigrantes. Entre las experiencias contaron historias de sus familias, viajes de migración, trabajo como trabajadoras domésticas y trauma de supervivencia. 

Para ello, se proporcionaron diccionarios de español, inglés y chino, con la finalidad de facilitar la comunicación entre las participantes. Yap inició talleres repasando expresiones comunes en inglés, chino y español, que todos los participantes recitaron al unísono. 

Después de las primeras tres sesiones, que consistieron en enseñar el significado de las banderas y la narración, los últimos tres talleres involucraron técnicas de diseño, costura y planchado. 

Durante la última sesión que tuvo lugar el 15 de octubre, la pasión y el enfoque de cada participante llenaron la sala, conforme cada una fue trabajando diligentemente cortando telas, dibujando y planchando. En medio del taller, Yap colgó la primera bandera terminada, dos pares de manos sosteniendo un corazón con una curita colocada en diagonal. Todas dejaron lo que estaban haciendo, contemplaron y aplaudieron, en un momento de comprensión que inundó de emoción a las artistas y espectadores: su proyecto finalmente estaba llegando a buen término.

Elsa Hernández Flores cortando tela para su bandera. Foto: Andrew Brobst

Para Elsa Hernández, una de las participantes latinas, formar parte de este proyecto fue muy enriquecedor, porque pudo aprender de otra cultura e idioma: “fue muy interesante, aprendí a decir buenos días en cantonés y ellas en español. Lo veo como un intercambio cultural. Y contar mi historia a través de una bandera me gustó porque no se necesitan palabras para poder expresarse”.

Tras asistir a estos talleres e involucrarse desde el principio en el proceso de plasmar su historia de migración mediante una bandera, Elsa Hernández, una empleada doméstica en San Francisco, originaria de México, llegó a la conclusión de que no importa de donde vengamos “de alguna manera todos enfrentamos los mismos retos y dificultades. No importa nuestro color ni nuestro idioma, creo que a veces, solo con una sonrisa puedes demostrar empatía hacia otros seres humanos”. 

Este programa colaborativo arroja luz sobre cómo las comunidades de inmigrantes, aunque culturalmente diferentes, comparten experiencias de vida similares a las de las minorías en San Francisco que navegan por la inequidad sistémica. Especialmente para las mujeres inmigrantes cuyas historias a menudo son marginadas. Este proyecto fue creado para beneficiarlas, brindándoles materiales, recursos y un espacio para expresarse artísticamente en un medio que muchas veces les es inaccesible. 

Christine Wong Yap mide y corta un trozo de tela grande. Foto: Andrew Brobst

Mientras San Francisco se enfrenta a la gentrificación y la inestabilidad económica que afectan a las poblaciones más vulnerables, estos intercambios interculturales son una poderosa demostración de solidaridad en tiempos difíciles. 

El resultado de este proyecto colaborativo centrado en la comunidad son 16 banderas coloridas, cada una desarrollada por una artista que cuenta su propia historia. Las banderas serán presentadas por sus creadoras y sus familias quienes las portarán en el próximo Desfile del Año Nuevo Chino, el 4 de febrero de 2023, que se celebra según el calendario lunisolar chino y se celebra en dicho mes, marcando el final del invierno y el comienzo de la primavera, y corresponde celebrar al conejo, según el zodiaco chino.
Posteriormente, habrá una exposición de las banderas en el Centro Cultural Chino del 7 de febrero al 1 de abril de 2023. Este centro cultural se ubica en el 750 Kearny St, tercer piso, en San Francisco. Para mayores informes, visite https://www.cccsf.us.