La COVID-19 ha impactado a California de muchas maneras, desde provocando la pérdida masiva de empleos, muertes por desesperación, el cierre de innumerables negocios, y un aumento en el abuso de sustancias entre varios grupos demográficos. 

Por ejemplo, los miembros de la comunidad LGBTQ se enfrentan a retos adicionales, como el aumento del estrés por los prejuicios sociales, las leyes discriminatorias y el rechazo familiar. Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, dicha comunidad se enfrenta a un mayor riesgo de acoso y violencia. Si a ello se suman las consecuencias derivadas de la pandemia, aumenta el riesgo de sufrir diversos problemas de salud mental, como la adicción a las drogas o al alcohol. 

En general, el aburrimiento, el aislamiento y la soledad han sido experimentados por muchos estadounidenses en medio de la pandemia, no sólo por la comunidad LGBTQ, lo que ha provocado que numerosos californianos eleven el consumo de alcohol y drogas para sobreponerse. Según las investigaciones, el coronavirus causó un impacto psicosocial insuperable en toda la humanidad. Las comunidades marginadas, como las que padecen trastornos por consumo de sustancias, son especialmente vulnerables a contraer la infección y también es muy probable que sufran una mayor carga psicosocial. 

Entre la comunidad LGBTQ, un estudio descubrió que un tercio de los hombres que mantienen relaciones sexuales informaron que su consumo de sustancias o de alcohol había aumentado tras la pandemia. En otro estudio publicado por la Universidad de Maryland, el 32% de los estudiantes LGBTQ bebieron más desde el brote, y el 22% informó de un mayor consumo de cannabis recreativo. Además, el 65% cumplía los criterios clínicos de malestar psicológico moderado o grave, el 40% se sentía a menudo muy aislado de los demás, mientras que el 26% no recibía ningún apoyo social o emocional. 

En California se han producido más de 55 mil muertes relacionadas con el virus y más de 3.5 millones de casos.

El consumo de alcohol y drogas aumentó entre la población general durante la pandemia. La epidemia de opioides, por ejemplo, chocó con la COVID-19, lo que provocó más sobredosis y muertes relacionadas con su uso. Según las investigaciones, la epidemia de opioides se ha complicado por el creciente uso metanfetaminas en combinación con los opioides. Con la pandemia, la interrupción de los servicios de salud y de las redes de seguridad social, combinadas con los factores de estrés social y económico, añadieron combustible a dicha epidemia. En 2018, por ejemplo, se estima que el 45% de las muertes por sobredosis en California involucraron opioides. De esas muertes relacionadas con este consumo, el mayor aumento involucró los sintéticos como el fentanilo. Desde ese año, el número de muertes por sobredosis de opioides, ha ido en aumento. 

La pandemia y la excesiva intervención del gobierno en la vida de los californianos añadieron más problemas a los ya existentes con la adicción a las drogas y al alcohol. En el estado, el trastorno por consumo de alcohol era más frecuente que otros tipos de adicción a las drogas. Aproximadamente el seis por ciento de los residentes declararon cumplir los criterios de dependencia del alcohol, en comparación con el 3% de las drogas ilícitas. La adicción a las drogas era más frecuente entre los adultos jóvenes de 18 a 25 años, con una tasa que casi duplicaba la media estatal. Según los Centros para el Control de Enfermedades, una cuarta parte de los adultos jóvenes, de entre 18 y 24 años, dijo haber considerado el suicidio en los últimos 30 días. 

En California se han producido más de 55 mil muertes relacionadas con el virus y más de 3.5 millones de casos. La pandemia y las normas de cierre han cambiado drásticamente la vida de los californianos. A finales de 2020, destruyó aproximadamente 1.6 millones de fuentes de trabajo en el estado y redujo el valor de las propiedades de las empresas en más de un 30 por ciento. El estrés añadido, la pérdida de empleo y las continuas restricciones han afectado a todos los grupos demográficos de California, y el abuso de drogas y alcohol se ha convertido en una forma poco saludable de hacer frente a estos problemas. Existe la preocupación de que las adicciones a las drogas se incrementen y será difícil predecir las consecuencias cuando las cosas vuelvan a la normalidad. 

M. K Leach

Michael Leach ha pasado la mayor parte de su carrera como profesional de la salud especializado en trastornos por consumo de sustancias y rehabilitación de adicciones. Es colaborador habitual del sitio web Addicted.org y asistente médico clínico certificado.