[su_carousel source=»media: 38976,38977,38978,38979,38980″ limit=»65″ link=»lightbox» width=»800″ height=»540″ responsive=»no» items=»1″]

Insatisfecho con su trabajo de nueve a cinco en la industria de la tecnología, Mike Chen necesitaba algo más allá de la vida en su ciudad.

Por lo tanto, en 2016, este habitante de San José decidió dejar su trabajo en Apple e irse a viajar. Fue en la carretera donde descubrió una pasión latente por la fotografía, lo que finalmente lo llevó a documentar la crisis de refugiados de Rohingya en Myanmar.

Comúnmente referida como ‘limpieza étnica’, la crisis comenzó en 2012 en el estado de Rakhine con enfrentamientos mortales entre la mayoría budista de Myanmar y la minoría musulmana Rohingya. Casi 140 mil musulmanes Rohingya fueron desplazados, huyendo del genocidio a manos de los extremistas budistas y militares de Myanmar. En 2017, la crisis se intensificó.

“La respuesta exagerada de las fuerzas de seguridad de Myanmar tras los ataques a los cuarteles policiales y militares por parte del Ejército de Salvación Arakan Rohingya (ARSA) el 25 de agosto de 2017, dio lugar a graves violaciones de los derechos humanos, tales como asesinatos generalizados, arrestos arbitrarios, incendios intencionales y violencia sexual. Todo lo cual ha sido ampliamente documentado por las organizaciones internacionales pro derechos humanos”, dice un informe de enero de 2018 de Parlamentarios de los Derechos Humanos de la ASEAN (APHR, por sus siglas en inglés).

Según un informe del Consejo de Relaciones Exteriores, un estimado de 706 mil Rohingya han huido de Myanmar a Bangladesh desde 2017.

Chen se dio cuenta por primera vez de la difícil situación de los Rohingya mientras viajaba en motocicleta por Nepal y la India. Inmediatamente vendió su moto, viajó a Bangladesh y comenzó a documentar la crisis, ofreciendo su ayuda voluntaria a organizaciones no gubernamentales. La experiencia y las conexiones que hizo con los refugiados cambiaron su perspectiva sobre la vida de Chen cuando vivía en la ciudad.

“De este viaje me di cuenta que no se trata de uno mismo, sino de ayudar a las otras personas, lo que te hace sentir satisfecho y feliz de ti mismo”, dijo Chen y agregó: “Comencé a viajar por los otros y no por mí”.

Un nuevo enfoque de vida

Chen se ofreció como profesor de inglés en un orfanato en Beijing, China. Fue allí donde comenzó a explorar su pasión por la fotografía. Con conocimientos básicos sobre la configuración de la cámara, Chen llamó a sus padres y les preguntó si le podrían enviar la cámara que dejó en su casa para poder retratar a los huérfanos. Nunca había tomado cursos de fotografía, pero en el camino se cruzó con otros fotógrafos quienes le compartieron sus conocimientos.

La cámara de Chen no tenía una lente de zoom, lo que lo obligó a acercarse a sus sujetos.

“Realmente quería algo donde poder hacer zoom, y así sacar fotos de personas desde lejos”, dijo Chen. “Pero luego me di cuenta de que sin el zoom era mejor ya que me obligaba a acercarme a los desconocidos… No hablaba el idioma lo que me hizo salir de mi zona de confort”.

Después de pasar un tiempo en el orfanato, Chen decidió hacer un viaje en autobús que duró 40 horas desde Pekín hasta Beijing, la capital de Mongolia.

Durante su estadía en el oeste de Mongolia, estuvo con nómadas quienes cazaban con las águilas y quedó fascinado con este estilo de vida. Dijo que el vivir con los nómadas, quienes solo viajaban con sus familias, sus rebaños de ovejas y muy pocas posesiones, le hicieron darse cuenta de que la vida puede ser mucho más simple.

“Quería experimentar otras formas de ser feliz… aquí en nuestra sociedad, nos definimos por las cosas y cuánto dinero tenemos… No quería creer que esta era la única manera de vivir y ser feliz”, dijo Chen. Pero al enterarse de que los Rohingya escaparon y huyeron de Myanmar en bote, Chen decidió usar su cámara para ayudar.

Inmediatamente se ofreció al llegar a los campamentos porque no solo quería documentar lo que veía. Una ONG le pidió fotografiar la clínica médica del campamento. Dijo que sus días consistían en hacer visitas de campamento y tomar fotografías: “Quería sacar fotografías para mostrárselas a la gente en Silicón Valley… para que vieran lo que está pasando fuera de nuestra burbuja”, comentó.

Durante el tiempo que pasó en los campos de refugiados, conoció a dos niños pequeños, cuyos padres fueron asesinados. Según cifras del gobierno de Bangladesh, de los recién llegados desde agosto de 2017, más de 36 mil niños perdieron al menos un padre y más de 7,700 perdieron a ambos.

Chen describe a los niños como felices y con ganas de practicar su inglés con él. Se dio cuenta de que estas personas eran más que simples refugiados, eran amigos que estaban atrapados en situaciones desafortunadas: “Ahora me pregunto, ¿cómo me voy a llevar con la vida? ¿Consigo otro trabajo técnico y compro cosas para hacerme feliz, o trato de hacer algo, y tomar estas historias para crear conciencia”, dijo Chen.

Durante su tiempo en Bangladesh, también colaboró con un par de periodistas e hizo historias sobre las caminatas a lo largo de la selva para investigar lo que hacen cientos de niños solo para obtener leña. Recuerda haber tomado su foto más memorable en ese momento. Capturó a dos hermanos, uno de ellos tenía una pierna lesionada y el otro lo llevaba a través de un arroyo. Lo que más le gusta es la autenticidad del momento y la reacción de los hermanos cuando él tomó la foto.

Chen describe su fotografía como un instrumento para resaltar sus temas con una perspectiva más alta, no quiere que su público se sienta culpable cuando mira las fotografías, sino que quiere demostrar que sus sujetos son fuertes y que aquellos que vean sus fotografías se puedan ver reflejados en ellas.

“Quiero compartir mi trabajo y compartir un poco de perspectiva a las personas aquí y al mismo tiempo devolverles a quienes que tanto me dieron mientras estaba en la carretera”, dijo Chen. “Creo que la conexión y la empatía son la solución al problema, deseo mostrar a las personas en una luz mas positiva y no solo como víctimas”.

Chen recientemente realizó una exposición donde vendió más de 50 copias, y todas las ganancias se destinaron al orfanato de Beijing y los campos de refugiados que visitó. Ha recaudado alrededor de $5 mil a través de Gofundme, entre venta de sus fotos y donaciones. Él distribuirá el dinero de manera equitativa entre los campos de refugiados y el orfanato.

De regreso en San Francisco, su objetivo es crear conciencia sobre la crisis de refugiados de Rohingya pero le resulta difícil volver a su profesión anterior. Actualmente está debatiendo si volver para continuar como ingeniero o dedicarse al fotoperiodismo. Dijo que mientras trata de descubrir qué camino quiere seguir, sigue trabajando en proyectos tales como la falta de vivienda en San Francisco.

“Ojalá pueda crear una conexión similar entre nosotros y los miles de ‘refugiados’ que vemos todos los días al salir de casa”, dijo Chen.

Las fotos de Mike Chen están en exhibición ahora en Last Minute Gear en el 3156 de la calle 24, cerca de la calle Shotwell. Last Minute Gear presentará la fotografía de Chen como parte del próximo Paseo Artístico del 13 de octubre.