*Nota del Editor: Catherine Stites es estudiante de periodismo, de la clase Medios de Comunicación Comunitarios. Impartida por el profesor Jon Funabiki, la clase es una colaboración con El Tecolote.
Con o sin pandemia, ha llegado la graduación para la generación 2020.
Lo que suele ser una ocasión trascendental a celebrarse a bombo y platillo, ahora los estudiantes de último año de preparatoria se han visto obligados a celebrar siguiendo las actuales restricciones que limitan las grandes reuniones y requieren el distanciamiento social. Esta primavera, las graduaciones han sustituido el subir a un escenario por la modalidad virtual.
Para tres estudiantes de primera generación de San Francisco, esta temporada de graduación es agridulce. Se han perdido ciertas tradiciones, pero todavía están entusiasmados con el futuro que les espera con la universidad a la vuelta de la esquina.
Larissa Chacón Hernández tenía planeado subir al escenario en la Mission High School para obtener su diploma. La COVID-19 cambió todo eso. Aún así, dijo que eso no hace que el momento sea menos poderoso. La pandemia sirvió como ejemplo de lo que es la perseverancia y cómo, independientemente de una ceremonia, ella y el resto de la clase 2020 todavía tiene el poder de ser un ejemplo para las generaciones futuras.
Con las clases del Distrito Escolar de San Francisco (SFUSD, por sus siglas en inglés) canceladas desde el 13 de abril, más la orden de confinamiento en el Área de la Bahía a partir del 17 de marzo, esas amistades cercanas de la escuela también se sienten diferentes. Maria Rodríguez, estudiante de último año de la Ida B Wells High School, dijo estar en comunicación a través de mensajes de texto con sus amigos todos los días, pero no es lo mismo que estar juntos en la escuela: “Siento que tenemos mucho más que decir cuando estamos cara a cara que frente a una pantalla”.
El último año es la oportunidad del estudiante para participar en eventos escolares, pero con la pandemia, no hubo ocasión de participar. Chacón Hernández quería esperar a su baile de graduación para vestirse elegante, y se decepcionó cuando se canceló: “Al final, es por una muy buena razón, que está salvando vidas”, dijo.
Además de cancelarse el baile de graduación al igual que las reuniones divertidas de fin de año, el cambio al aprendizaje en línea ha sido una dificultad adicional para muchos estudiantes. “Los maestros están dejando mucha tarea”, dijo Daniel E. Castañeda García, estudiante de último año en la Balboa Park High School. Maria Rodríguez sintió lo mismo: “Todos tienen un ritmo y un aprendizaje diferente. Algunos van más rápido que otros”. En su caso, los maestros han estado publicando todas las tareas a la vez, dejando a los estudiantes completar el trabajo cuando lo deseen.
Estar en casa con mayor frecuencia obliga a los estudiantes a equilibrar su trabajo familiar y escolar en el mismo entorno. Los estudiantes también tenían que estar en sus computadoras mucho más de lo acostumbrado.
Chacón Hernández habló sobre equilibrar todas sus responsabilidades mientras trabajaba desde casa: “A veces es difícil en un hogar latino, porque tienes muchas responsabilidades, muchas cosas. Entonces, para mí ha sido difícil manejar entre el trabajo escolar, el de mi casa y las responsabilidades, además de hacer de forma independiente mis propios asuntos de la universidad, como completar el papeleo y elegir clases”, dijo.
Rodríguez dijo que su escuela proveyó computadoras portátiles y que podía hacer el trabajo pero “la maestra realmente no puede ayudar a todos a la vez” en una situación de aprendizaje en línea. En cambio, ha estado recibiendo ayuda de su hermana que está en la universidad.
Los tres graduados recibieron becas de la Asociación Latinoamericana de Maestros, ayudándoles a pagar la universidad.
Rodríguez planea ir al City College de San Francisco y especializarse en justicia social y luego transferirse después de dos años: “Siento que me gustaría ser una mejor versión de mí misma si persigo la carrera que me gustaría, y no una carrera que solo me diera buen dinero”, dijo. Rodríguez será estudiante universitaria de primera generación: “Me siento bien porque también hay muchas oportunidades para la primera generación,” dijo ella, cuyo padre no pudo tener la misma oportunidad de ir a la escuela.
Chacón Hernández emigró de El Salvador, su madre llegó a los EEUU antes que ella. Uno de los desafíos que enfrentó fue su desconocimiento del idioma que se enseñaba en la escuela: el inglés. Le preocupaba cómo la gente iba a poder comunicarse con ella y, como resultado, se aisló cuando comenzó a estudiar en Concord.
Estaba motivada para ir a la universidad y ser la primera en su familia en hacerlo. Ella no solo quería demostrar que otros estaban equivocados acerca de lo que pensaban de ella, sino que también quería probar a sí misma que podía alcanzar sus objetivos e ir más allá de ellos. “Realmente necesito tener este lenguaje en mi cerebro”, se decía.
Su familia se mudó de Concord a San Francisco, y comenzó a asistir a la Mission High School. “Siento que Mission ha sido mi hogar cuando entré,” dijo Chacón Hernández, quien planea asistir a la Universidad Estatal de San Diego, especializándose en sociología. Su objetivo es convertirse en abogada. “Realmente me siento orgullosa de mí misma porque rompí muchos estereotipos, incluso en mi propia familia”, dijo.
Chacón Hernández da crédito a los maestros en su escuela y a su madre por llevarla a donde está hoy. Ella habla sobre querer cerrar un ciclo para que ella comience uno nuevo: “Siento que ir a San Diego es como explorar un nuevo horizonte e ir más allá de ser independiente”, dijo.
Castañeda García también es un estudiante universitario de primera generación que se graduó de la preparatoria este junio: “Me siento agradecido porque tuve la oportunidad (de ir a la universidad), pero también me siento nervioso, porque tengo muchas preguntas en mi cerebro y nadie en mi familia puede ayudar”.
Planea asistir a la Universidad Estatal de San Francisco y especializarse en ingeniería civil. Menciona su interés en la construcción y el diseño: “Sé que mi cerebro va a explotar por toda la matemática, pero voy a hacer mi mejor esfuerzo”.
En estos tiempos inciertos, estos graduados son una luz en la oscuridad. “La gente de color siempre es subestimada cuando se trata de ciertas cosas”, dijo Chacón Hernández. “Y este es un ejemplo bastante claro de que podemos lograrlo”.