A Alexandre Barros, Claudia Tirado y a su hijo Valentino los están sacando de su casa en la Calle Guerrero mediante Ley Ellis. Foto Sara Bloomberg

Tomó el megáfono y arremetió contra la avaricia que alimenta los desalojos ‘no-fault’ en San Francisco. Su voz se quebraba y comenzaron a brotar lágrimas mientras gritaba, denunciando el tiempo y la energía que se necesita para defenderse.

“Ni siquiera puedo estar en mi aula en la escuela hoy, porque tengo que estar aquí para luchar por mi derecho a vivir aquí”, dijo Claudia Tirado frente a cerca de dos docenas de personas mientras cortaban el paso a un bus de Google en la Misión el pasado 11 de abril.

Tirado es profesora de tercer grado en la Escuela Primaria Fairmount. Su casero, Jack Halprin, es un abogado que trabaja para Google. Ella, junto con los otros inquilinos en el edificio, están siendo desalojados de siete unidades en una casa victoriana en la calle Guerrero. Halprin ya vive en una de las unidades.

San Francisco es actualmente uno de los lugares más caros para vivir en los EEUU, razón por la que los apartamentos sujetos al control de alquiler es una de las pocas maneras de que muchas personas, entre ellas profesoras como Tirado, pueden permitirse vivir en San Francisco.

Se supone que los gastos de pago de vivienda debieran suponer no más de un tercio de los ingresos mensuales de una persona. Sin embargo, para las personas con bajos ingresos este porcentaje es mayor.

Los profesores de escuelas públicas de San Francisco pueden ganar hasta $82.000 al año como mucho, conforme al desglose de sueldos que el Distrito Escolar Unificado de San Francisco ha publicado más recientemente.

A Tirado le encanta su trabajo pero sólo gana unos $52.000 al año. Y eso después de trabajar para el distrito durante 14 años, dijo, y paga casi $1.700 al mes por un departamento de dos recámaras, donde vive con su compañero Alexandre Barros, quien maneja un taxi en la ciudad, y su hijo Valentino, de dos años de edad.

Sus otros gastos mensuales comprenden $900 para la cuidadora de su hijo, y $400 para los teléfonos celulares para ella y otros cinco miembros de su familia, por no hablar de una gran deuda de tarjetas de crédito, dijo.

Ella quiere seguir criando a su hijo aquí en San Francisco. También le encanta estar vinculada con sus estudiantes de una manera que no sería posible si viviera fuera de la ciudad.

Se encuentran por casualidad en la Misión cuando van paseando por la calle o pasan un rato en el parque, dijo.

“Yo iba a ver a la persona que me hace los impuestos y me encontré con la madre de uno de mis alumnos vendiendo tamales en la calle”, dijo Tirado. “Le compré ocho”.

Mientras están luchando para retrasar lo más que puedan, Tirado ha presentado una solicitud para asistencia de vivienda asequible.

Ayuda a profesores
La Oficina de Vivienda de la Alcaldía ofrece un programa a profesores para comprar casa por primera vez llamado ‘Teachers Next Door Program’.

“La mayoría de los que solicitan (acogerse al programa) han acabado comprando casa”, dijo un representante de la Oficina de la Vivienda por correo electrónico.

Desde su comienzo en 2007, la alcaldía ha ayudado a 45 docentes a comprar viviendas mediante el programa, conforme a datos proporcionados por la Oficina de Vivienda. Cuatro de esos hogares están en la Misión y Bernal Heights, y sólo dos de los maestros identificaron como latinos.

Además, dos personas estaban enseñando en escuelas la Misión en el momento en que compraron su casa, pero los datos no indican en qué vecindario.

La mayoría de las ventas mediante este programa se llevaron a cabo en el Distrito 10, que incluye Bayview Hunters Point, Potrero Hill, Dogpatch y Visitacion Valley.

Los residentes desplazados por los desalojos de la Ley Ellis desde el 1 de enero de 2012 también pueden solicitar su inclusión en el programa ‘Ellis Act Housing Preference Program’ (EAHP), siempre y cuando hayan residido en la unidad por lo menos 10 años, o 5 años si la persona está discapacitada o que sufre de una enfermedad potencialmente mortal.

Es muy difícil ser aprobado para los programas de viviendas asequibles en San Francisco. Incluso si usted reúne los requisitos, todavía tiene que tener la suerte de conseguir una vivienda conforme a un sistema de lotería.

Lucha contra las adquisiciones
Benito Santiago es también docente del distrito escolar. Está luchando contra un desalojo Ley Ellis de su casa de 37 años en el barrio Duboce Triangle.

Trataron de comprarlos a él y a los otros tres inquilinos al ofrecerles $20.000 a cada uno, dijo. Después de que rechazaran la oferta, los propietarios del edificio les entregaron una nota de desalojo Ley Ellis en diciembre pasado.

Como persona de edad avanzada, a Santiago le dieron más tiempo para salirse, pero todos tienen la esperanza de detener el desalojo, dijo.

Santiago es un ‘para-profesional’ que trabaja con estudiantes con necesidades especiales. Tiene una maestría en Educación Artística y vive y respira música y danza en su día a día. Un narrador nato, al que se le ilumina el rostro cuando habla de su arte.

Su departamento de una recámara en la Avenida Duboce está llena de libros, discos, CDs y tambores. Ahora gran parte está metido en cajas, mientras se prepara para el peor de los casos —que se vea obligado a mudarse.

“He estado regalando un montón de cosas ya”, dijo, y le preocupa que al desalojarlo se vea forzado a jubilarse pronto. “Si no tengo (una dirección), básicamente no existo”.

Como Tirado, él también ya ha empezado a buscar en sus opciones para solicitar vivienda asequible mediante los programas de la alcaldía.

Santiago acude a todas la manifestaciones contra los desalojos que puede, siempre con un tambor.

Cuando Tirado gritó por el megáfono frente al bus de Google, Santiago también estaba allí.

Son parte de un movimiento a favor de los derechos de los inquilinos aquí en San Francisco que cada vez tiene más seguidores.

—Traducción Alfonso Agirre