En un día abrasador, los bailarines y los vendedores salieron a participar. Las filas para obtener alimentos gratuitos en el Centro de Alimentos de la Misión son largas, pero las pruebas de COVID-19 siguen disponibles, así como los puestos para ofrecer bolsa de trabajo, educación, acceso gratuito a Internet, ropa y apoyo para el llenado del censo. Sin embargo, la asistencia al Carnaval 2020 de San Francisco el 5 y 6 de septiembre fue inesperadamente baja. Sólo 394 personas asistieron.  

“Sabía en diciembre de 2019 que el virus iba a atacar este año y recomendé a nuestra organización que pospusiera el Carnaval hasta el fin de semana del Día del Trabajo”, dijo Roberto Hernández, organizador principal del Carnaval de San Francisco, cuyo lema este año fue ‘Salud es Poder’. “Nunca imaginé que el virus se dispersaría como lo hizo”, reconoció.

Cuando la pandemia golpeó a San Francisco y las órdenes de confinamiento entraron en vigor, Hernández preguntó a una mujer que había llamado pidiendo ayuda, cuáles eran sus necesidades: “Somos siete y sólo tenemos comida para un día”, respondió la mujer. “Ese fue el comienzo”, dijo Hernández, al narrar cómo abrió inicialmente su cochera y la llenó con bolsas con 50 libras de arroz, frijoles y avena. La operación era “estrictamente insostenible”.  

Los patrocinadores del carnaval entraron rápidamente en acción, proporcionando más de 40 tarimas con alimento, pero la cochera de Hernández ya no bastaba para albergar la comida. Entonces, el dueño de la Mission Language and Vocational School, ubicada en el 701 de la calle Alabama, ofreció utilizar sus instalaciones para continuar con la distribución de alimentos. “El Cinco de Mayo, proporcionamos comida a más de quinientas familias”, dijo Hernández. 

Ahora, el centro de distribución opera tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes) y brinda atención a más de siete mil familias con alimentos culturalmente apropiados, por ejemplo,  el fin de semana del evento regalaron sandías e ingredientes para preparar menudo. 

“Nuestro gobierno estatal y local no ha satisfecho nuestras necesidades”, dijo Hernández. “El núcleo está escuchando. Creamos el Carnaval… para curar y hacer que la comunidad se recupere de este virus. El Carnaval le está dando esperanza a la gente”. 

Después de la toma de la temperatura y de asegurarse de portar correctamente cubrebocas, los asistentes al Carnaval fueron dirigidos al área de pruebas de COVID-19. Sin embargo, la mayoría se dirigió directamente hacia la fila de la tienda de comestibles con sus carritos, cuya longitud dio la vuelta a la manzana.

Hernández compartió la historia de un hombre que había estado recogiendo comestibles del centro que lloró cuando lo contrataron en la feria de trabajo de Carnaval. “Le pregunté por qué estaba llorando”, dijo Hernández. “Me dijo que tenía cinco hijos y desde el 1 de mayo no tenía recursos, y cada día se sentía peor al no poder pagar el alquiler ni mantener a su familia y que los comestibles que le proporcionaban eran su único salvavidas”.

Hernández añadió que “varias personas” se inscribieron en la cobertura de salud que ofrece la Ciudad.

Entre los participantes en la feria estuvo la Escuela Secundaria de Artes y Tecnología de la Ciudad, atendida por su director, Phillip Chardon y tres estudiantes, quienes eligen un lugar para realizar sus prácticas y aprender habilidades no sólo para graduarse de la escuela secundaria, sino para contribuir a su comunidad.

El Dispensario y Entrega de Cannabis de la Costa Barbary, ubicado en la calle 5 y Misión, buscaba a personas interesadas en trabajar: “El negocio va bien”, dijo Bianca Starr Gutiérrez y agregó: “Las ventas han subido”.

Por su parte, Jan Evans, de la empresa de seguridad Allied Universal, dijo: “Siempre estamos contratando. No discriminamos. Tenemos todo tipo de trabajos listos y para apoyar a la comunidad de San Francisco”.

Otra mesa la ocupó el Code Enforcement Outreach Program, que defiende los derechos de los inquilinos y reparte folletos informativos.

“Estoy agradecido con todos los miembros de la comunidad, patrocinadores, con la Ciudad de San Francisco y los voluntarios que creyeron en nuestra visión de estar presentes en este tiempo, en las calles para servir y amar a nuestra comunidad”, dijo Hernández. “Aprendimos mucho de la gente que vive esta crisis y definitivamente existe la necesidad de llevar los servicios directamente a nuestra comunidad”.