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Casi todas las mañanas, Anthony Holdsworth sale a trotar en Bernal Heights, a su regreso, lee el San Francisco Chronicle con su esposa, y atiende su pequeño huerto. Después, alrededor de las 11 de la mañana, reúne su equipo, lo mete en su tráiler y, en bicicleta por las calles de la Misión, se dirige a pintar el pulso latino de la comunidad.

Holdsworth, nacido en el Reino Unido, se ha sentido fascinado por la cultura latina —por su arte vibrante y colorida comunidad— desde que visitó Florencia, Italia en 1966, cuando viajó ‘de mochilazo’ en Europa. “Lo que más me impresionó (en Florencia) fue la estrecha conexión entre el arte y la comunidad”, dijo Holdsworth. “Y en la forma en que trabajaban juntos y se influenciaban el uno al otro”.

En Italia, pintaba campiñas —los agricultores arando la tierra y alimentando al ganado. Pero no fue hasta que se vino a vivir a una colectiva al oeste de Oakland, donde vivió por casi 12 años, que comenzó a pintar las calles.

Las calles, según Holdsworth, contenían mucha más información sobre la gente, la sociedad, los estilos de vida y la cultura. Y fue en el llamado ‘ghetto’ donde aprendió, personalmente, lo que es el racismo en los EEUU.

“Eso [vivir en el oeste de Oakland] fue la educación sobre lo que realmente son EEUU. Lo comprendía intelectualmente pero no me daba cuenta de lo que era el racismo y del hecho que el ghetto es una forma de prisión”.

El vivir y pintar en el ghetto, y más tarde en Nicaragua en 1974, después a los indígenas de Pátzcuaro en México, todos tenían algo en común: personas acercándose a compartir historias con Holdsworth.

Al principio no sabía cómo reaccionar. Pero con el tiempo, aprendió a conversar, en su mal italiano y español, con los que se le acercaban. Casi siempre, estas personas se convertían en parte de sus pinturas; a veces posaban para él, otras, sus experiencias se podían ver en sus pinturas.

“Se relacionan como si alguien me está contando sobre el lugar, en cierto modo entran en mi pintura”, explicó.

Con su paleta colorida, Holdsworth ha usado sus pinceles para representar las culturales locales en Nicaragua, México, Oakland y ahora, está pintando el Distrito de la Misión para ilustrar el toque latino del barrio.

A través de sus pinturas de las calles del Distrito de la Misión, Holdsworth se ha convertido en una cara conocida en el barrio.  No solamente se le conoce como uno más de la comunidad, sino que los miembros de la comunidad lo reconocen.

“He visto a Anthony pintar por muchos años en la calle”, dijo Roberto Hernández, un activista de la vivienda quien encabeza el Concilio de Lowriders en San Francisco. “Me encanta cómo se para en una esquina a pintar nuestro barrio”.

Holdsworth, que lleva cerca de cuatro años pintando en la Misión, ha visto la vibrante cultura de la comunidad —música, arte y grafica— desaparecer lentamente. Él usa su arte para crear conciencia de estos cambios.

En el pasado, ha pintado edificios de los cuales la gente ha sido desalojada, representado la reciente ola de gentrificación. Él también ha tenido que ver con la concientización de la cultura lowrider.

“Cuando pinta sobre la cultura lowrider, el documenta nuestras historias”, dice Hernández.

Holdsworth está exponiendo su experiencia de México, las calles del Distrito de la Misión y el visible eslabón entre los dos lugares en su próxima exhibición llamada “De las calles de México a las calles de la Misión”, cuya inauguración será en la Galería Juan R. Fuentes en Acción Latina. La recepción de apertura tendrá lugar el 22 de octubre de 6 a 8 de la tarde y el arte se exhibirá hasta el 26 de noviembre.

“La exhibición crea una conexión entre la cultura materna de México y su manifestación aquí en las calles de la Misión, lo que para mí es uno de los grandes tesoros de la Misión”, dijo Holdsworth. “Se pueden ver signos no solo de México, sino de todas estas otras culturas de América Latina.”