[su_label type=»info»]Columna: Centrospectiva[/su_label]

Fotograma de la peícula ¡Las Sandinistas!, dirigida por Jenny Murray. Cortesyía: Jenny Murray
Nestor Castillo

Aquellos lectores habituales de mi columna saben que he enseñado en SF State durante algunos años. Desde que comencé a enseñar en el Colegio de Estudios Étnicos en la primavera de 2015, mi oficina es contigua a la de Daisy Zamora, una colega del Departamento de Estudios Latinos. Me apena decir que solo conocía a Daisy vagamente, a través de los comentarios que de ella había escuchado, tales como: “Ella estuvo involucrada en la Revolución”, o “¿Sabías que era una sandinista?, o mi favorito, “Era una de las meras meras”.

No tenía idea del alcance de su participación en la revolución nicaragüense —que marcará su 40 aniversario en julio. No debería sorprender que supiera todo acerca de ciertos hombres de la revolución: Comandante 0, una de las figuras más carismáticas y llamativas de la revolución; Daniel Ortega, que es un recurso que aún no entiendo; y Tomás Borge, que tenía tanta personalidad como una tortilla rancia. Como suele suceder en períodos de lucha transformadora, ciertas figuras y grupos (en particular las mujeres) son pasados por alto, olvidados o borrados por completo de la historia. ¡Las sandinistas!, un documental de Jenny Murray, intenta recuperar el papel de las mujeres en este movimiento revolucionario. Su título original, Memoria del Fuego, es homónimo de la obra en tres partes sobre la historia de América Latina de Eduardo Galeano.

Cortesía: Orlando Valenzuela

¡Las sandinistas! se centra en la vida revolucionaria de la Comandante Dora María Téllez y sus compañeras: Daisy, Sofía, Gioconda, Claudia y Olga, todas militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Mientras que la película hace una recapitulación directa de algunos de los principales eventos que marcaron la revolución, como la toma del Palacio Nacional y la captura de León (la primera ciudad importante en caer bajo el liderazgo de Dora María), su verdadera fuerza está en la forma en que la historia es contada desde la perspectiva de estas mujeres. “Tuvimos que hacer la revolución dentro de la revolución”, dice Daisy Zamora en la película mientras reflexiona sobre su tiempo no solo como combatiente sino como viceministra de cultura del gobierno sandinista que asumió el poder en 1979. Escuchando a estas mujeres narrar sus experiencias en combate y sus intentos por encontrar su lugar dentro de la revolución es donde ¡Las sandinistas! trasciende la mera documentación para captar la emoción cruda de la historia.

La película no escapa a las críticas al presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, quien resulta ser la vicepresidente. Sin duda, la segunda mitad de la película está influenciada por las manifestaciones que tuvieron lugar a principios de 2018, después de que el gobierno anunciara “reformas” de seguridad social que aumentarían los costos pero reducirían los beneficios para los nicaragüenses. También retoma las acusaciones de violación de 1998 contra Ortega hechas por su hijastra, quizás haciendo un paralelismo con el movimiento actual #Metoo. La última parte de la película puede despertar sospechas en algunos de nosotros que hemos apoyado a la izquierda latinoamericana en contra de las repetidas intervenciones de los EEUU (Marco Rubio tuiteó que se había reunido con líderes de la coalición universitaria nicaragüense en junio del año pasado), pero cuando las críticas a Ortega provienen de antiguos sandinistas se vuelve más difícil negarlas.

¡Las Sandinistas! ya ha recibido varios premios, entre los que destaca el Reconocimiento Especial del Jurado de SXSW en 2018, y un breve estreno fue recientemente transmitido por la PBS DocWorld el pasado 10 de marzo. Es ideal el momento de promoverla pues coincide con el reconocimiento del Día Internacional de la Mujer. ¡Las sandinistas! luchan para recuperar la memoria del olvido, y hacerlo permite que la historia hable en lugar de permanecer en silencio.